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La Ertzaintza utilizará armas eléctricas sin conocer sus daños sobre la salud

El Gobierno Vasco destina 50 mil euros a la compra de ese armamento, destinado a los nuevos “SWAT” de la Policía autonómica. La consejera de Seguridad admite que “no existen” certificaciones sobre su uso ante personas con problemas cardíacos o epilepsia.

Imagen de archivo de la Ertzaintza en una manifestación / EFE

Si usted lleva marcapasos y ve a un ertzaina con un arma reluciente en la mano, salga corriendo. La Policía Autonómica Vasca acaba de recibir una partida de pistolas paralizantes Taser, capaces de lanzar una fulminante descarga eléctrica sobre un potencial “agresor”. Tras destinar 50 mil euros a la compra de este armamento, la consejera de Seguridad del Gobierno Vasco, Estefanía Beltrán de Heredia, ha admitido que “no existen” homologaciones sobre el uso de este tipo de material represivo cuando el supuesto “agresor” es epiléptico o tiene problemas cardíacos.

“Esta no es una respuesta satisfactoria”, resumió a Público el parlamentario de Elkarrekin Podemos e integrante de Equo, José Ramón Becerra, quien ha llevado el asunto de las pistolas Taser al hemiciclo. Primero lo hizo mediante preguntas escritas, y a partir de la próxima semana lo hará por la vía de la interpelación directa, sin papeles de por medio, a Beltrán de Heredia. “Alguien me tendrá que explicar cuáles son los criterios para utilizar esas pistolas ante personas con determinados riesgos de salud”, adelantó. Precisamente, ahí está el quid de la cuestión.

En enero pasado, Becerra preguntó a la consejera sobre el importe de las armas Taser adquiridas por la Ertzaintza, así como cuáles serían las unidades policiales que las emplearían y si “existe un protocolo de utilización de las mismas”. Además, el parlamentario solicitó informes “acerca de la seguridad del uso de dichas armas contra personas con determinadas afecciones de salud susceptibles de reaccionar de forma negativa ante la descarga eléctrica”, entre los que situaba a epilépticos, asmáticos, afectados de cardiopatías graves o portadores de marcapasos, sin olvidar tampoco a quienes padecen el síndrome de sensibilidad electromagnética.

En su respuesta, Beltrán de Heredia indicó que el importe de las armas paralizantes era de 50.687,78 euros. Aclaró también que “estos recursos serán utilizados por Brigada Móvil (sic) dentro del Servicio de Patrullas de Respuesta Inmediata”, también conocidos como los “SWAT” de la Ertzaintza. Se trata de un cuerpo especial creado a finales del año pasado para intervenir ante “situaciones críticas”, un espectro algo difuso que abarca casos de “antiterrorismo”, tomas de rehenes, asaltos a bancos… y hasta desahucios “complicados”: entre las actuaciones desarrolladas hasta ahora figura la detención de una persona que amenazaba con provocar una explosión de gas cuando iba a ser expulsada de su casa en Errenteria (Gipuzkoa).

"No existen"

Ante la pregunta de Becerra sobre la homologación de esas armas en casos de personas con problemas de salud, la consejera se limitó a responder que “las Taser están homologadas por el fabricante para el uso que se va a realizar de las mismas, existiendo los certificados correspondientes”. El parlamentario de Elkarrekin Podemos registró entonces otra pregunta escrita, en la que le solicitaba una copia de esas acreditaciones. Sin embargo, Beltrán de Heredia acaba de responderle –con fecha del 11 de abril- que “no existen tales certificaciones”.

“Si el fabricante no tiene ningún tipo de homologación para darle una descarga eléctrica a una persona con marcapasos, ¿con qué criterios va a utilizar la Ertzaintza ese material?”, señaló Becerra a este periódico. La consejera de Seguridad deberá aclararlo próximamente en la sede del Parlamento Vasco. Mientras, los agentes de la Ertzaintza seguirán equipados con sus nuevas pistolas eléctricas.

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