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Enloquecida carrera en el PP para aspirar a la sucesión de Rajoy

Cifuentes estrecha su relación con Rajoy, la vicepresidenta mantiene reuniones con la prensa y Feijóo trata de recuperar protagonismo ante la incapacidad del líder conservador para garantizarse el Gobierno.

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, recibe a la jefa del Ejecutivo madrileño, Cristina Cifuentes, en La Moncloa en una imagen de archivo. EP

MADRID.- Conforme se alejan las posibilidades de Mariano Rajoy de lograr el apoyo del PSOE para ser investido e iniciar la formación de Gobierno, se va acentuando la visibilidad de los movimientos de otros dirigentes conservadores que, en el propio seno del Partido Popular, son interpretados como claros intentos por colocarse de la mejor manera posible.

Tres son los nombres que estos días han ocupado las informaciones sobre la inquietud soterrada del Partido Popular al ver que sin Rajoy, alcanzar pactos es complicado, pero con Rajoy, "es imposible": Soraya Sáenz de Santamaría, que pese a su lejanía del partido -buscada, sobre todo, cuando estallan casos de corrupción-, mantiene el estatus de favorita para suceder al líder del PP por su experiencia institucional, conocimiento del Ejecutivo y buena imagen entre los ciudadanos; Alberto Núñez Feijóo, que tras confirmar antes de las elecciones generales del 20-D que repetiría como candidato a la Presidencia de la Xunta de Galicia en las autonómicas previstas para este otoño, ha dado un paso atrás y ya no confirma nada, vista la "volatilidad" del panorama político, y Cristina Cifuentes, la favorita de Rajoy y Dolores de Cospedal para suceder a Esperanza Aguirre al frente del PP de Madrid, aunque con apoyos internos para responsabilidades mucho mayores.

En el entorno del presidente y en la propia dirección nacional de PP, el mensaje es de cierre de filas con el presidente en funciones y candidato a repetir otros cuatro años más. Es más, el propio Rajoy hizo el viernes en Valladolid una auténtica exhibición de malestar al contar al PP de Castilla y León cómo Ciudadanos le pedía un cambio de candidato tras estallar la operación de corrupción Imelsa en Valencia. "Lo que haga el PP lo decidirá el PP", zanjaba el presidente coreado por varias declaraciones de sus ministros y dirigentes de partido sobre la "innegociable" (José Manuel García-Margallo) candidatura de Rajoy.

La vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, durante la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros. EFE/J.J.Guillen

La vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, durante una rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros. EFE/J.J.Guillen

Sin embargo, los sutiles movimientos sucesorios de hace unos meses -interrumpidos durante la campaña de la generales- han comenzado a hacerse más evidentes. Este lunes, por ejemplo, el digital Esdiario publicaba una información sobre los contactos que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría está manteniendo con "influyentes periodistas del centro derecha" para garantizarse el apoyo de los "poderes fácticos" en una cada vez más posible sucesión de Rajoy, ya que la número dos del Ejecutivo en funciones carece del respaldo del "aparato" del partido, que permanece "custodiado" por Dolores de Cospedal, la secretaria general del PP, desde 2008.

El diario que dirige Antonio Martín Beaumont citaba también al diario El País como apoyo de Sáenz de Santamaría para situarla en cabeza de aspirantes a la presidencia del PP y -si el PSOE acepta el cambio- a la del Gobierno.

Cifuentes "ha sabido ganarse" a Rajoy sin renunciar a la autocrítica, sobre todo, con la corrupción

Por su parte, Cifuentes -única presunta aspirante al liderazgo del PP con mando en plaza, es decir, la Presidencia de la poderosa e influyente Comunidad de Madrid- se deja querer en cada vez más entrevistas que le preguntan sobre esta posibilidad y en las que la futura líder del partido en la región en sustitución de Aguirre, aprovecha para dar largas dejando la puerta abierta y, al mismo tiempo, elogiando a Rajoy como el mejor candidato porque fue quien ganó las elecciones del 20-D.

Núñez Feijóo.

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. EFE

La buena relación Cifuentes-Rajoy es confirmada por todos en el PP que, además, señalan que la presidenta madrileña "ha sabido ganarse al líder" sin renunciar a la autocrítica, sobre todo, con los temas de corrupción. Como prueba de esta química entre presidente y presidenta, figura el vídeo-selfie inédito que ambos grabaron por iniciativa de Cifuentes el jueves. Difícil ver a Rajoy en esta tesitura hace unos meses.

El presidente gallego, por su parte, es el delfín por excelencia de Rajoy, su amigo y "discípulo", subrayan en el partido; "su favorito", aunque precisamente por eso -y porque Feijóo renunció al ofrecimiento de Rajoy de traérselo a Madrid meses antes del 20-D-, el jefe del Ejecutivo de Galicia podría ver lastrado su ascendiente sobre los conservadores y su buena prensa en el partido. "Demasiado cercano, demasiado amigo... y también gallego", resumen un destacado miembro del PP.

"Aún no decidí mi futuro; nadie preveía esta enorme volatilidad política tras el 20-D", reflexionaba Feijóo en su primera entrevista en prensa tras el 20-D

Feijóo ha ido viendo cómo el poder del PP mermaba tras las elecciones municipales de mayo y las generales de diciembre en un feudo tan amarrado para los conservadores como ha sido siempre el gallego. De hecho, antes de las elecciones del 20-D, el líder del PP gallego y el propio Rajoy confirmaron que Feijóo repetiría como candidato a la Xunta en las autonómicas previstas para otoño.

Tras las elecciones, y con la posibilidad cada vez mayor de que Rajoy se vaya -con o sin Gobierno del PP-, el delfín parece haber cambiado de idea; y así lo admitía hace unos días en una entrevista concedida al Faro de Vigo, la primera que daba tras las generales y cuyo titular ya resultaba muy revelador sobre las posibles intenciones del presidente gallego: "Aún no decidí mi futuro; nadie preveía esta enorme volatilidad política tras el 20-D". Muy elocuente, interpretaban en el PP, que tampoco sabían si "alegrarse o no".

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