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Ciudadanos se juega su propia supervivencia en Madrid el próximo 4 de mayo. La formación naranja lucha ahora por sobrepasar la barrera del 5%, esencial para conseguir representación en la Asamblea de Madrid, con la candidatura de Edmundo Bal, un abogado del Estado que llegó a la política hace dos años de la mano de Albert Rivera. El expresidente de Ciudadanos le fichó como número cuatro en las elecciones generales de abril de 2019, después de que Bal fuese cesado en la causa del procés tras chocar con la abogada general por el escrito de acusación. Tras la contundente derrota de Rivera unos meses más tarde, el jurista se convirtió en la mano derecha de Inés Arrimadas en el Congreso, donde la sustituyó tras su baja maternal.
La dirección de Ciudadanos, ahora comandada por Arrimadas, improvisó la candidatura de Bal tras el adelanto electoral impulsado por su entonces socia de Gobierno, Isabel Díaz Ayuso. La presidenta madrileña y candidata del PP a la reelección comunicó sus planes ante un Consejo de Gobierno atónito. Su decisión pilló completamente desprevenido a Ignacio Aguado, su vicepresidente. El portavoz de Ciudadanos calificó de "absoluta temeridad" el movimiento de Ayuso y aseguró que se trataba de un "capricho personal" de la dirigente popular aducido por su entorno.
En Ciudadanos todavía reina el shock tras lo ocurrido. En apenas unos días de diferencia perdieron dos gobiernos, el de Murcia y el de Madrid, dimitieron dos diputados en el Congreso y tres senadores. Uno de ellos, Fran Hervías, secretario de organización en la época de Rivera, fichó por el PP. El portavoz de los naranjas en Les Corts, Toni Cantó, también se integró en las lista de Díaz Ayuso, una candidatura que finalmente el Tribunal Constitucional terminó echando para atrás, debido a que el valenciano se empadronó fuera de tiempo. Tras estos movimientos, los naranjas denunciaron una "operación" por parte del PP con la intención de destruirles.
En este contexto de máxima debilidad para Ciudadanos, Aguado renunció a presentarse a las primarias en favor de Bal. En un principio, el exvicepresidente mostró su disposición de volver a concurrir a los comicios madrileños, pero varios dirigentes de Cs maniobraron para apartarlo del puesto, como ya contó Público. Bal aceptó el encargo, pero no ha dejado su escaño en el Congreso como sí ha hecho el candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias. "Los madrileños decidirán donde tengo que estar", se limita a repetir.
Un escenario que contrasta con el de los últimos comicios autonómicos, celebrados en el año 2019, cuando la candidatura de Aguado obtuvo 625.000 votos y 26 escaños, logrando atraer a casi el 20% del electorado madrileño, tras la promesa de un Albert Rivera que vetó cualquier pacto con el PSOE. Aguado llegó a calificar al candidato socialista, Ángel Gabilondo, de "independentista" y la formación colocó una lona gigante simulando una conversación de WhatsApp entre dirigentes de izquierdas en la que proponían cambiar la bandera de la Comunidad de Madrid, compuesta por siete estrellas sobre un fondo rojo, sustituyendo una de ellas por una hoz y un martillo, símbolo del comunismo.
Ciudadanos quiere repetir la alianza con Ayuso
La formación reniega ahora de ese mensaje y aboga por "huir de la polarización" que, a su juicio, incentiva Unidas Podemos, pero también el PP con su lema de campaña: comunismo o libertad. Fuentes de la cúpula de la formación naranja admiten que se equivocaron al apuntalar al PP en la Comunidad de Madrid y en el resto de las autonomías en las que gobiernan conjuntamente. Unos pactos que enmendaban al principio de "regeneración" del que tanto presumía Cs, por otorgar el Gobierno al PP en comunidades en las que llevan gobernando décadas, como por ejemplo Madrid.
Pese a todo, el actual equipo de Arrimadas quiere reeditar el Gobierno con la candidata del PP, a la que ninguna encuesta confiere mayoría absoluta. Como parte de su estrategia de campaña de cara al 4 de mayo, los naranjas se presentan con el objetivo de alejar a los "extremos", donde sitúan por igual a Unidas Podemos y a Vox, del Gobierno madrileño. Bal se ofrece como alternativa para evitar la presencia de la ultraderecha en el Ejecutivo de Ayuso.
Al igual que Bal, Arrimadas insiste en que Ayuso debe escoger entre su formación y Vox, porque ambos son "incompatibles", pese a que PP y Cs han gobernado conjuntamente en Madrid gracias al apoyo del partido ultra y todavía lo hacen en Andalucía. "Que lo diga claramente Ayuso: ¿Quiere sustituir a Ciudadanos por Vox? ¿Quiere meter a consejeros como los de Murcia, de Vox, como la que dice que no se vacuna porque le da mucho miedo?", lanzó recientemente en una entrevista con la Cadena Ser.
Los naranjas también son conscientes de la imagen que trasladan al plantear una nueva alianza con la misma persona que les echó del Gobierno hace poco más de un mes, pero descartan una alianza con el PSOE porque, dicen, "va en pack" con Unidas Podemos y Más Madrid. En la dirección del partido siguen pensando que su principal caladero de votos en Madrid está en el "centroderecha". Un "centroderecha", dicen, que rechaza a Vox.
Objetivo: potenciar a Bal en actos y debates
Según el reciente CIS preelectoral, el conocimiento de Bal entre los votantes es del 65,3%. En Ciudadanos aseguran que todavía no han realizado ninguna encuesta propia, pero señalan que "salimos a la calle y vemos que a Edmundo lo quieren cada día más. Estamos en que lo conozcan", explican. En Cs han escogido como eslogan —no oficial— de la campaña "Madrileños por Edmundo", en referencia al conocido programa. La intención de Cs es hacer varios actos al día junto a otros cargos reconocidos de la formación, como la vicealalcaldesa Begoña Villacís, que se ha volcado durante la precampaña.
En la dirección naranja también creen que los debates son el punto fuerte de Bal, "a diferencia de Ayuso", lo que, consideran, le "ayudará a ser más reconocido". El primer acto de campaña ha tenido lugar este sábado en la madrileña plaza de Ópera, un mitin al que también han acudido Arrimadas y Villacís. Cs estará el domingo en El Molar, una población al norte de Madrid en la que ganaron los comicios en 2019 y donde gobiernan junto al PSOE.
En la cúpula del partido creen que pueden subir ese medio punto decisivo para entrar en la Asamblea —la mayoría de sondeos los sitúa en torno al 4%, lo que les dejaría fuera de juego— con la campaña electoral y los debates. Si finalmente se quedan fuera de la Asamblea, su situación se volvería muy complicada respecto al futuro.
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