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Elecciones 2019 Expectación ante el impacto del elevado voto por correo

Distintos expertos señalan que el elevado número de personas que ha votado por correspondencia no incidirá necesariamente en una alta participación en las elecciones del domingo. No obstante, ese 1,3 millones de papeletas podría inclinar la balanza en algunos casos.

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Un funcionario de Correos trae esta mañana unos sobres con el voto por correo para la mesa instalada en el rectorado de la Universidad Compostelana, situada en la Plaza del Obradoiro. Foto: EFE/Xoán Rey

san sebastián,

Misión cumplida. Después de varios días de infarto, la plantilla de Correos puede proclamar a los cuatro vientos que el operativo en torno al voto por correo ha terminado. Dentro de unas semanas les tocará afrontar el proceso previo a las elecciones del 26 de mayo, pero de momento toca respirar. Ahora, quienes contienen el aire son los partidos. El domingo 28 de abril –léase este domingo- ya está a la vuelta de la esquina.

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Superada la campaña, en los cuarteles generales de las distintas formaciones siguen analizando cada dato y cada sensación que permita entrever que pasará cuando la ciudadanía se encuentre con las urnas. Entre esas cifras aparece, precisamente, la proveniente de las oficinas de Correos: este año han solicitado votar por correo 1.342.725 personas, la segunda cifra más alta desde que hay registro.

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La pregunta está sobre la mesa. ¿Las largas colas fuera de las oficinas postales tendrán su reflejo en las mesas electorales del domingo? Distintos politólogos y expertos en temática electoral consultados por Público se mueven entre la duda y la expectación: en unas elecciones cargadas de incertidumbres, el nivel de participación sigue siendo otra de las incógnitas.

“No veo una correlación entre el voto por correo y la participación”, señala a Público la socióloga y analista electoral Laura Bejarano. En tal sentido, subraya que las personas que han decidido votar por correo “ya estaban movilizadas” y, por tanto, decidieron participar -el plazo para solicitar el voto por correspondencia caducó el pasado jueves 18- antes de que se produjeran determinados hechos, como los debates electorales de esta semana.

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Decenas de personas hacen cola en una oficina de Correos de la capital, para poder votar por correo en las elecciones del próximo 28-A. EFE/Carlos Pérez

Por tanto, esos votantes “no pertenecen al sector de la indecisión que más afectaría al bloque de izquierda”, apunta Bejarano. No obstante, esta semana sí ha ocurrido un fenómeno que podría haber marcado el voto de esos 1,3 millones de personas: teniendo en cuenta las gigantescas colas formadas fuera de las oficinas de Correos el pasado miércoles, cabe pensar que muchas de ellas podrían haber decidido su voto tras ver los debates televisivos. Dicho de otra forma, habrían definido sus preferencias electorales aún más “en caliente” que aquellas y aquellos que acudirán el domingo a las urnas.

“Los debates podrían haber tenido implicación directa sobre esos votos”, afirma el politólogo Stephan Zhao. “A pesar de que existía la posibilidad de votar por correo antes de presenciar los debates –remarca-, seguramente muchos votos se hayan decidido en esos últimos momentos”. De hecho, Zhao observa que en España “existe una regularidad empírica en cuanto al comportamiento electoral que seguramente se está reproduciendo también en el voto por correo: el voto se está decidiendo cada vez más tarde”.

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Este año, la fase del voto anticipado ha estado indisolublemente ligada al calendario: la acumulación de festivos de Semana Santa, así como las jornadas no laborables de los pasados lunes y martes en algunas comunidades autónomas, fueron un factor esencial en las aglomeraciones vividas en las oficinas de Correos. La compañía –que a lo largo de la semana emitió varios comunicados sobre este tema- subrayó en reiteradas ocasiones que se había reforzado el servicio, lo que incluyó la contratación temporal de 4.500 empleados. No obstante, varios sindicatos han calificado estas medidas como “insuficientes”.

Los escaños que bailan

“Intuyo que la participación en las elecciones va a ser alta, pero no creo que el voto por correo sea un indicativo”, afirmó a Público el politólogo Javier Alberdi, quien apunta a las características festivas de estas semanas para explicar las escenas vividas en Correos. Ahora bien, Alberdi también cree que “al coincidir con los debates, puede ocurrir que una parte del electorado que está indecisa se vea afectada”.

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Por su parte, el también politólogo Guillermo Fernández apunta otro dato. “Al parecer, la izquierda se está movilizando bastante”, lo que podría incidir en las cifras que salgan del voto por correo. De todos modos, “puede que mucha gente que haya votado de esa forma lo haya hecho por PP, Vox o Ciudadanos”. No es un dato baladí: ese 1,3 millones de votos “puede inclinar la balanza hacia un lado u otro en los casos de esos escaños que están bailando”, apunta Zhao. La suerte está echada.

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