Público
Público

Elecciones 10-N Cuatro apuntes en clave catalana de las elecciones del 10 de noviembre

ERC y PSC parten como favoritos en unos comicios con pronósticos relativamente volátiles a la espera de comprobar el impacto que tiene la sentencia del juicio al Procés y las protestas masivas que ha generado. Se da por hecho que el 'trifachito' perderá fuerza, sobre todo por el batacazo de Cs, mientras que la CUP es más que probable que se estrene en el Congreso.

La manifestación central de la huelga general del pasado día 18, el acto más multitudinario de las protestas por la sentencia del procés./ ALEJANDRO GARCÍA (EFE)

Como ya ocurrió en las elecciones del 28 de abril, Catalunya acaparará buena parte de los debates y las declaraciones de la campaña para los comicios estatales del 10 de noviembre. El escenario, sin embargo, es sensiblemente diferente al que había medio año atrás, ya que si entonces se estaba celebrando en el Tribunal Supremo el juicio del Procés, ahora ya tenemos la sentencia, con condenas muy duras -entre 9 y 13 años de prisión- a nueve dirigentes políticos y sociales independentistas. La respuesta a la sentencia, con movilizaciones masivas y continuadas durante más de dos semanas y disturbios importantes algunos días en Barcelona y otras ciudades catalanas, ha desbordado las previsiones y ha endurecido el discurso sobre todo del PSOE con relación a Catalunya.

El partido de Pedro Sánchez se ha sumado a la tesis que intenta vincular el independentismo a la violencia, ha evitado ninguna autocrítica sobre la actuación policial -a pesar de las imágenes de abusos evidentes tanto por parte de los Mossos como de la Policía Nacional- y ha reducido al máximo su propuesta de "diálogo" para Catalunya. Muy lejos queda el encuentro que Sánchez y el presidente catalán, Quim Torra, mantuvieron en diciembre del año pasado en Pedralbes (Barcelona), cuando ambos reconocían la existencia de un "conflicto político" en Catalunya y se comprometían a seguir dialogando para encontrar una "propuesta política" para resolverlo. Ahora el PSOE limita la cuestión de Catalunya a un "problema de convivencia" entre catalanes y ni siquiera contesta las llamadas de un Torra que, por otra parte, está cada vez más solo al frente de la Generalitat.

Con este contexto de fondo y un escenario volátil debido a las protestas en Catalunya y el uso electoralista que, unos y otros, han intentado hacer de la reciente exhumación del cadáver del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos, la validez de las encuestas puede cuestionarse, sobre todo si tenemos en cuenta las diferencias notables que existen entre la del CIS y las publicadas por la mayoría de medios de comunicación. Dicho esto, intentamos ofrecer algunas claves del 10-N desde una óptica catalana.

Una ERC más crítica con el PSOE

Del mismo modo que hace seis meses, ERC y el PSC se disputan en victoria en Catalunya. Según el CIS, los republicanos obtendrían entre 16 y 18 diputados, por encima de los 15 actuales, mientras que los socialistas sacarían 13 o 14 y también mejorarían resultados (tienen 12). Ahora bien, la encuesta del organismo estatal recogió los datos antes de que el Tribunal Supremo emitiera la sentencia del juicio al Procés y se desatara la actual ola de protestas. Una encuesta de El Periódico elaborada después de la primera semana de movilizaciones ya recortaba las perspectivas de ambos partidos, que aspirarían como mucho a repetir los resultados del 28 de abril.

Más allá de lo que digan los sondeos, ERC llega a las urnas con una condena de 13 años a su presidente y cabeza de lista hace seis meses, Oriol Junqueras, además de las penas impuestas a Raül Romeva (12 años), Dolors Bassa (12 años) y Carme Forcadell (11 años). Esto implica que el número uno en esta ocasión será Gabriel Rufián, número 2 en abril. El partido mantiene su apuesta por ensanchar la base del independentismo y se mantiene en la estrategia que la batalla para intentar alcanzar la independencia será larga y, por tanto, de lo que se trata es de ganar apoyo social y, como partido, consolidarse como la fuerza hegemónica de Catalunya.

Dicho esto, tras la negativa de Sánchez a mantener ningún diálogo sincero con las formaciones soberanistas, ERC en principio ve mucho más difícil dar ningún tipo de apoyo al líder del PSOE y reclama el voto para tener la fuerza suficiente para provocar algún tipo de negociación con el Gobierno español. "Necesitamos ser más fuertes, para obligarlos a sentarse y hablar", dice su dossier de campaña. La defensa de la amnistía y del derecho de autodeterminación serán los pilares de la propuesta de ERC, unos puntos que también comparten la CUP y JxCat, como se hizo visible en la Asamblea de Cargos Electos celebrada este miércoles en Barcelona.

El PSC aspira a captar básicamente a antiguos votantes de Cs, porque parece difícil que pueda llegar a votantes de izquierdas tras los vaivenes sobre el federalismo que ha hecho el PSOE y el acercamiento a las tesis de la derecha española sobre Catalunya. El programa electoral del partido estatal apuesta por "hacer frente al conflicto de convivencia en Catalunya desde la Constitución y el diálogo". El programa insiste en que es un "problema de convivencia" y no un problema político y que la abordará "impulsando el diálogo entre catalanes y, también, entre el Gobierno de España y la Generalitat de Catalunya, siempre dentro de la Constitución y el Estatuto de Autonomía".

Las últimas semanas, sin embargo, el diálogo se ha limitado a algunos mensajes entre el vicepresidente catalán, Pere Aragonès (ERC), y su homóloga española, Carmen Calvo, ya que Sánchez no considera Torra un interlocutor válido. El dilema es si esto cambiará si vuelve a ser presidente a partir del 10 de noviembre y, sobre todo, con qué apoyos lo hace.

En Comú Podem propone una “mesa de diálogo” 

En Comú Podem propone una “mesa de diálogo” para “desbloquear” el conflicto
La pugna por el tercer puesto en Catalunya será entre JxCat y En Comú Podem, sobre todo porque se da por seguro que Cs estrellará en las urnas, tras limitarse a ofrecer mayor represión para Catalunya pero no hacer ninguna propuesta política más allá de apelar a un 155 casi permanente. Según las últimas encuestas, JxCat perdería alguno de los 7 diputados actuales (el CIS le da entre 4 y 6, El Periódico, 6). El partido de Carles Puigdemont vive, desde hace tiempo, una fuerte tensión interna. La candidatura la encabeza Laura Borràs, una dirigente independiente y cercana al expresidente catalán. Esto hará que el tono pase por insistir en la negativa a cualquier hipotético apoyo a Pedro Sánchez, se denuncie la represión del Estado y se ponga el énfasis en cuestiones como la amnistía, la autodeterminación y se anime la movilización ciudadana.

Ahora bien, esto choca con la contradicción que el partido también controla los Mossos a través del Departamento de Interior, que encabeza Miquel Buch, y sus antidisturbios han sido protagonistas de numerosas imágenes de brutalidad policial las últimas semanas y están en el punto de mira de críticas policiales y ciudadanas. De hecho, el cabeza de lista de JxCat al Senado es Roger Español, que perdió la visión de un ojo por una bala de goma disparada por la Policía Nacional durante el 1 de octubre de 2017, y ha pedido la dimisión de Buch, lo que ha indignado a los sectores de orden del partido, provenientes de la antigua Convergencia.

En Comú Podem empieza la campaña con un perfil mediático bajo y con el reto de mantener los siete diputados que tiene -el CIS le da posibilidades de aumentarlos-. Sus aliados estatales de Unidas Podemos se mantienen como el único partido español que ofrece una salida política al conflicto catalán. La semana pasada, los Comuns, junto con Pablo Iglesias, presentaron su propuesta para desbloquear el conflicto: la apertura de una mesa de diálogo que permita alcanzar un nuevo acuerdo sobre la relación entre Catalunya y el Estado y que finalmente se votaría en referéndum. Con una fidelidad de voto bastante alta, la duda que tiene En Comú Podem es hasta qué punto la afectará la aparición de Más País, que presenta una lista de perfil muy bajo en Catalunya.

La caída de Cs lastra al ‘trifachito’

El trifachito sumó sólo el 20% de los votos emitidos en Catalunya el pasado 28 de abril, lo que representó un total de siete diputados -cinco para Cs, uno para el PP y otro para Vox-. Pero ahora todas las encuestas le pronostican un resultado aún peor el 10-N. El CIS sitúa al bloque de derechas en sólo tres diputados (2 de Cs y 1 del PP), mientras que la encuesta de El Periódico lo eleva a 6 (2 para cada partido). La razón de la caída es el batacazo que, según todas las previsiones, experimentará Ciudadanos, que mantiene un discurso cada vez más extremo en Catalunya. No parece, sin embargo, que ahora mismo le sirva para captar votantes. Más allá de la aplicación inmediata del 155, los de Rivera también quieren ahora que el Estado recupere las competencias en instituciones penitenciarias y plantearán que los Mossos pasen a depender del Ministerio del Interior.

El PP ha moderado su discurso en comparación con el 28 de abril, con un Pablo Casado que quiere aparecer como presidenciable. Ahora bien, en Catalunya su cabeza de lista, Cayetana Álvarez de Toledo, mantiene el discurso durísimo que tuvo en la anterior campaña y llega a plantear la ilegalización del ANC. Con todo, el partido asegura que no descarta un incremento del autogobierno catalán si la Generalitat es "leal" con el Estado. Vox, finalmente, no ha modificado en nada su discurso y simplemente confía en que los enfrentamientos en la calle de las últimas semanas le sirvan para llegar a votantes partidarios de la mano dura.

La irrupción de la CUP y la duda de Más País

La CUP y Más País son los otros partidos que podrían obtener representación en el Congreso en Catalunya. La formación de la Esquerra Independentista tiene todos los números de irrumpir en él. Con una lista encabezada por la exdiputada en el Parlament Mireia Vehí, plantea un plan de actuación política en Madrid, centrado en reivindicar la autodeterminación y la amnistía y ve el aterrizaje en el Congreso como una vía que le puede servir de altavoz para hacer llegar su discurso y lograr alianzas con otras organizaciones del Estado, sobre todo situadas fuera del Congreso.

Más País, por su parte, aspirar a sumar un diputado en Barcelona. Sería Juan Antonio Geraldes, su cabeza de lista, un antiguo militante de Comunistas que en las últimas municipales iba de número dos en Sant Boi de Llobregat de una candidatura que también incluía a la CUP. Geraldes, como Íñigo Errejón, el líder estatal de Más País, ha dejado de reivindicar el referéndum como vía para resolver el conflicto catalán y se limita a hablar de un "gran pacto entre catalanes".

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias