El Ejército obliga a soldados a ir a una charla religiosa del arzobispo castrense
Las quejas de los militares por esta imposición han llegado al Congreso de los Diputados. El religioso quería publicitar a Cáritas Castrense, la rama militar de la organización eclesiástica
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madrid, Actualizado:
Está todo preparado para el solemne acto. Más de tres mil personas, entre familiares y amigos, verán a los 611 soldados que se disponen a jurar bandera tras dos meses en el Centro de Formación de Tropa nº2 del Ejército de Tierra en San Fernando (Cádiz). Es todo un acontecimiento: acude la número dos de la subdelegación de Gobierno, Mireia Riveros; el Jefe del Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército, el teniente general José Carrasco; y el arzobispo castrense, el "Excelentísimo y Reverendísimo Señor" Juan del Río Martín, que además dio una charla a los soldados, explica el Ejército.
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Todos los militares del complejo acuden prestos a presenciar el acto, homilía del Excelentísimo y Reverendísimo Señor Del Río incluida. Absolutamente todos. Incluso los no creyentes, los que preferirían no mezclar la faceta profesional y la espiritual, o los que no creen que la Iglesia deba tener una posición tan relevante en los actos de las instituciones públicas del Estado: el Ejército obligó a todos los militares de la unidad a estar presentes y escuchar al arzobispo.
Los hechos ocurrieron el pasado 27 de octubre y provocaron que varios militares elevaran quejas ante sus mandos, según ha podido saber Público. Un día antes, ya avisados de que se les iba a forzar a escuchar las palabras del arzobispo, los soldados se desahogaron en Ciudadanos de Uniforme, una página de Facebook donde los militares denuncian las irregularidades que sufren en su día a día en las Fuerzas Armadas y que se ha convertido en una de las pocas vías de escape para ellos ante la pasividad de sus mandos y la prohibición de denunciar este tipo de hechos en los medios de comunicación.
La perorata del arzobispo castrense se centró en "vender el tema de Cáritas Castrense", la rama militar de la organización humanitaria religiosa, explica un administrador de la página. Este militar, que prefiere no dar su nombre por la potestad de sus mandos de sancionarle por "hacer declaraciones contrarias a la disciplina", asegura que es habitual que se fuerce a los soldados a escuchar este tipo de charlas. No obstante, normalmente se hace por vías más tácitas: "Las ponen en horario laboral, así que o vas a la charla religiosa o vas a limpiar o a hacer rancho, por eso todo el mundo acaba yendo".
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"Suelen ponerlas en horario laboral, así que o vas a la charla religiosa o vas a limpiar o a hacer rancho, por eso todo el mundo acaba yendo", revela un militar
Lo excepcional de este caso es que se forzó a todos los soldados a acudir, incluso a los que estaban fuera del horario laboral o acababan de salir en ese momento de una guardia (a los que se les concede permiso para abandonar las instalaciones salvo necesidades extraordinarias del servicio). "Al ser un ambiente académico, en el Cefot terminas estando para todo lo que te ordenen", revela este militar.
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Los hechos han llegado esta semana al Congreso de los Diputados a través de una solicitud oficial de información de José David Carracedo, del grupo parlamentario de Unidos Podemos. El diputado, tras tener constancia "por distintos medios" de las quejas de los militares por "ser obligados muchos de ellos a recibir una charla religiosa, contra su propia voluntad, algunos incluso fuera de su horario laboral", ha elevado varias preguntas al Gobierno.
"¿Qué medidas está tomando el Gobierno para garantizar el derecho a la libertad religiosa a tenor de las críticas recibidas?", inquiere Carracedo, haciendo referencia al artículo 16 de la Constitución, sobre libertad ideológica y religiosa.
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Imposible no significarse
En el texto que acompaña a las preguntas, el diputado recalca el punto dos de dicho artículo constitucional, que señala que nadie podrá ser obligado a declarar cuál es su ideología, religión o creencias. "Un aspecto que conviene tener en cuenta es el hecho de que la participación voluntaria en los actos religiosos desvela las creencias e ideología del interesado", remarca Carracedo: "El conocimiento de esta significación personal dentro de las unidades puede ser empleado fácilmente en su favor o en su contra".
Debido a ello, otra de las preguntas del diputado es precisamente cómo se garantiza que esta significación forzada no influya en el modo en que desarrollan su carrera los profesionales de las Fuerzas Armadas, un ambiente en el que la línea divisoria entre religión y tradición se difumina hasta desaparecer, muy a pesar de algunos de sus miembros.