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El día que Casado jugó a ser un líder de centroderecha: se cumple un año de la moción de censura de Vox

El 22 de octubre de 2020 se produjo el discurso más duro del líder del PP contra Santiago Abascal. La ultraderecha se quedó sola y el dirigente de los populares elevó el tono: "Hasta aquí hemos llegado", le dijo

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madrid,

"Hasta aquí hemos llegado". Estas cuatro palabras pronunciadas por el presidente del Partido Popular (PP), Pablo Casado, en el Congreso de los Diputados, cumplen un año. El destinatario era Santiago Abascal, líder de Vox. El partido ultraderechista presentó en octubre de 2020 una moción de censura contra Pedro Sánchez. Se quedaron solos, protagonizando la derrota más contundente de la historia en una iniciativa como esta. Aquel día, Casado escenificó una ruptura personal con Abascal y se convirtió por unos minutos en líder del espacio del centroderecha. Desde entonces, los desencuentros dialécticos se han sucedido pero la ruptura política está lejos de producirse entre ambas formaciones.

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El PP votó 'no' a la moción de censura. Lo hizo con una contundencia que no pasó desapercibida y que pareció descolocar al propio Abascal. "Decimos no a esa España a garrotazos, en blanco y negro, de trincheras, ira y miedo", señaló Casado en un momento de su intervención. "En estos dos años de presidente del PP no he contestado a sus provocaciones, sobre todo por respeto a sus votantes. Esta moción no la ha presentado contra el Gobierno, sino contra el partido para el que ha trabajado durante 15 años", añadió el líder popular, transmitiendo la idea de que la ultraderecha intentaba amenazar su espacio político con esa acción.

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El discurso de Abascal, realizado el día 21, fue pronto criticado en público y en privado por alejarse de las ideas populares, especialmente en materias como la Unión Europea o la inmigración. El líder ultraderechista dijo estar "sorprendido" ante la "equidistancia" y "ataques" de su excompañero de partido. Y le recordó que sostenían sus Gobiernos en varias Comunidades Autónomas, en un mensaje que sonó a advertencia. Desde las otras filas, las del PSOE, vieron un punto de inflexión en la actitud de Casado a la espera de que se concretara en hechos.

Desde entonces, la relación personal entre Casado y Abascal es de distanciamiento. El líder de Vox reconocía, oportunamente el mismo fin de semana de la Convención Nacional del PP, en una entrevista con Vozpopuli, que llevaba un año sin hablar con el dirigente popular. A la vez, le lanzaba un envenenado dardo diciendo que sí lo hacía con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, justo en un contexto de disputa entre ambos dirigentes populares. 

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Fuentes del PP confirman a este medio que las relaciones no son iguales desde entonces y que se traslada también a otros parlamentarios. De hecho, los principales dirigentes no han vuelto a coincidir en ninguna foto o acto público. El 13 de junio en Colón, en una manifestación convocada contra los indultos a los presos catalanes del Procés, incluso evitaron la imagen premeditadamente a pesar de compartir movilización en la calle. Una diferencia sustancial y comunicativa con lo ocurrido en la misma plaza dos años atrás, con una imagen de la derecha unida por el conflicto en Catalunya y la presencia de Abascal, Casado y Cs, con Albert Rivera a la cabeza.

Los desencuentros públicos han sido notorios. Vox no ha dejado de arremeter, de forma directa, contra Casado y los suyos. La ultraderecha llegó al punto decir que "rompía relaciones" con el PP a cuenta de la abstención de estos últimos en la votación sobre nombrar persona non grata a Abascal en Ceuta. "Nosotros no tenemos cordones sanitarios con ningún partido", se defendió entonces Casado, sin intención de entrar en el marco de los ultraderechistas. Las amenazas verbales de la ultraderecha no se han traducido en hechos concretos por el momento, más allá de la palabrería.

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Los principales dirigentes de PP y Vox no han coincidido en ninguna foto o acto público desde entonces

La estrategia de Vox de distanciarse del PP ha seguido hasta las más recientes fechas. Hace unas semanas, en un evento masivo celebrado en Madrid, Abascal tildó al PP de "burdo relevo de las mismas políticas con caras distintas" y advirtió a Casado de que "igual se encuentra obligado a votarnos a nosotros".
En el PP han intentado evitar en todo momento el enfrentamiento directo y es difícil encontrar una referencia, con nombres y apellidos, de los populares hacia Vox. Incluso en ocasiones se ha aparentado una actitud de salvarles de la quema. Un ejemplo claro ocurrió en una reciente entrevista concedida por Casado en TVE. En ella, pese a la insistencia del periodista, evitó calificar a Vox como "populistas" o "radicales", unos calificativos que no tuvo reparos en usar con Podemos.

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Pero la relación ha sobrevolado en muchas ocasiones el discurso político del partido. Especialmente se reflejó durante la Convención Nacional. Varios dirigentes populares, destacando especialmente Mariano Rajoy o Alberto Nuñez-Feijóo, e invitados internacionales, advirtieron, de forma velada, del peligro de la ultraderecha.

El PP, consciente de los números, pretende un abordaje de los votantes que se han pasado a la ultraderecha. Ese fue uno de los ejes relevantes en el discurso final de Casado en la Convención realizada en València. "Los que vinieron a sustituirnos se han ido quedando por el camino. El PP es mucho PP y hemos hecho lo correcto", dijo en la plaza de toros, lanzando un mensaje tanto para los de Abascal como para Cs. Pero a la vez, una batería de medidas y expresiones lanzadas en clave de promesa para escorarse a la derecha.

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Ninguna de las encuestas publicadas hasta el momento otorgan la más mínima posibilidad de gobernar a Casado sin el apoyo, de una u otra manera, de Vox. En el PP son conscientes de ello y el encaje de bolillos discursivo se va construyendo con ese probable horizonte. Diferenciación, intento aglutinador en la derecha, pero sin dar pasos que puedan enterrar definitivamente una posible alianza. Los mensajes que se han ido transmitiendo han ido en la línea de no estar dispuestos, en todo caso, a gobernar con ellos. Lo quiso resaltar, por ejemplo, el secretario general Teo García Egea en su principal discurso de la Convención. "Decidimos que los gobiernos de libertad serían con Ciudadanos y solo con Ciudadanos".

Diferencias en Madrid, Andalucía o Castilla y León

La situación de tensión que se vive en el Congreso y a nivel estatal es diferente a lo que ocurre en un territorio como Madrid. Tanto en la capital como en la Comunidad, los gobiernos de José Luis Martínez-Almeida y Ayuso están sostenidos desde fuera por Vox. Fuentes cercanas al alcalde madrileño destacan que la relación con Vox y Ciudadanos en el Ayuntamiento "es especial porque nunca se ve afectada por lo que pasa a nivel nacional en sus partidos". "Ni en la moción con Vox ni cuando desapareció Cs de la Comunidad de Madrid notamos nada", añaden.

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Almeida tiene que cumplir su doble papel de portavoz nacional del PP y alcalde, donde necesita los votos de la ultraderecha para legislar. Por ejemplo, los Presupuestos. Tanto él como su vicealcaldesa, Begoña Villacís (Cs) le han tendido la mano al partido de Abascal para negociar las cuentas, evitando así cualquier tipo de ruptura de relaciones.

Por su parte, Ayuso también necesita los votos de Vox al quedarse el pasado 4 de mayo cerca de la mayoría absoluta. La presidenta madrileña siempre se ha caracterizado por una menor confrontación con el partido ultraderechista y se ha erigido en su defensa en algunas ocasiones frente a las críticas de izquierda. Justo este jueves se apuntaba además a la cercanía entre ambos partidos para llegar a un acuerdo presupuestario. Fuentes del equipo de Ayuso consideran que el cambio de actitud con Vox se ha visto especialmente desde las elecciones del 4 de mayo, donde la subida fulgurante de Ayuso frenó el previsible ascenso de Vox. Su relevancia ahora es menor y buscan mantener un perfil propio con algunas de sus intervenciones en la Asamblea de Madrid.

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Diferentes situaciones se han dado en Andalucía o Castilla y León. En la región andaluza, Juanma Moreno está pendiente de aprobar los Presupuestos y deshoja la margarita entre hacerlo con Vox o el PSOE, que ha dado pasos en ese camino durante estas semanas. La tensión entre la ultraderecha y el PP ha sido constante en el último año y aquí parece que ha ido más en serio que en otras regiones. En el horizonte andaluz sobrevuela la posibilidad de un adelanto electoral. Algo que también sucede en Castilla y León, donde tampoco la relación está siendo fácil, y que sería el objetivo de Vox en ambas regiones.

"Usted juega al mismo juego que Sánchez. Son ustedes la derecha que más gusta a la izquierda, y eso es todo lo que ustedes ya son". Fue otro de los mensajes que lanzó Casado a Abascal el 22 de octubre de 2020. En esta competición con Vox por una parte del electorado, los giros del PP han sido habituales. El último, abriéndose a un acuerdo sobre la renovación de los órganos constitucionales. Casado se volvió a poner el traje de "hombre de Estado" tras unos días de máximo enfrentamiento con el Gobierno. "No es que seamos cobardes. Es que no somos como usted, porque no queremos ser como usted", le dijo también Casado a Abascal aquel recordado día. Si habrá reconciliación o no solo lo desvelará el tiempo.

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