Crisis Ciudadanos Dirigentes de Cs culpan al núcleo de Arrimadas de la "desastrosa" campaña catalana: "Vamos a desaparecer"
Ciudadanos es un partido relativamente joven, pero lleva unas cuantas crisis a sus espaldas. Hay quien espera ceses o dimisiones ante un mal resultado y todas las miradas apuntan a uno de los hombres fuertes de Arrimadas, Carlos Cuadrado.
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Ciudadanos es un partido relativamente joven —la formación surgió en Catalunya en el año 2006— pero lleva unas cuantas crisis a sus espaldas. Las próximas elecciones del 14 de febrero podrían tensionar —todavía más— el partido a nivel interno, especialmente si el resultado final cae por debajo de los 10 escaños, teniendo en cuenta de que en los anteriores comicios Cs, con Inés Arrimadas a la cabeza, logró la primera plaza con 36 diputados. Hay quien da por sentado que, en ese supuesto, deberían depurarse responsabilidades —mediante ceses o dimisiones— o, en un caso más extremo, celebrar un nuevo Congreso Extraordinario. No ha pasado ni si quiera un año desde el anterior.
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Varias fuentes apuntan directamente a uno de los hombres 'fuertes' de Arrimadas, Carlos Cuadrado, director de campaña y vicesecretario general de Cs. Las fuentes consultadas por Público aseguran que es él quien realmente dirige el partido en la sombra. Y, según esta versión, lo hace de un modo "completamente vertical", sin dar espacio a la crítica y 'bunkerizandose' por completo. Desde el entorno de Cuadrado aseguran que esas críticas no le han llegado y advierten: "Cualquier compañero que piense que la solución es hacer daño al partido a lo mejor no es de Cs".
El director de campaña no parece dispuesto a dimitir si se certifica un mal resultado. "El día 15 saldrá el sol y los partidos políticos continuaremos trabajando. Cs llegó para quedarse", apuntan fuentes de la dirección. "Nosotros nos quedamos pese a caer a diez diputados", prosiguen, en referencia a la debacle de los 'naranjas' en noviembre del 2019 tras la repetición electoral que se saldó con la dimisión de su entonces presidente, Albert Rivera. "Estamos tranquilos", zanjan.
Sin embargo, hay quien apunta a una fuga masiva de cargos de segundo y tercer nivel —y, en algunos casos, incluso de rostros más conocidos— si la formación no cambia de rumbo. "Si seguimos así vamos a desaparecer", señalan desde las entrañas del partido. A no todos les convence el acercamiento de Arrimadas al Gobierno, escenificado en las prórrogas pactadas del estado de alarma y los Presupuestos Generales, que finalmente salieron adelante con el 'no' de Cs.
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La campaña más criticada desde dentro
Los cargos consultados aseguran que el malestar hacia la actual dirección es generalizado y crece por momentos, acentuado por la campaña que, aseguran, "ha sido desastrosa", tanto por el mensaje, como por la escenografía. Estas voces sostienen que Arrimadas no está dando la batalla al independentismo, como sí hizo en 2017, y critican que tanto su formación como el PP haya dejado 'vía libre' a Vox en esta materia. "Tampoco llega el mensaje", aseguran, porque "criticamos al PSC pero luego estamos deseando pactar con ellos".
La famosa cartelería de los abrazos auguró un "mal comienzo", señalan. Para escenificar un proyecto de convivencia futura y dejar atrás las fricciones del pasado, Ciudadanos utilizó el símbolo del abrazo en su cartelería electoral. Apenas un día después de que empezara la campaña, el partido se vio obligado a retirar los carteles que contenían el lema "vota abrazo" por utilizar fotografías de un banco de imágenes libres que, según la compañía que los administra, no podían emplearse con fines políticos.
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Desde el partido critican que, además de lo confuso del lema ("abrazos en medio de una pandemia"), los colores escogidos no servían para identificar al naranja corporativo, lo que —a su juicio— creaba confusión. Los ideólogos reconocieron que fue un gesto para atraer a votantes de otras formaciones. "Nadie entendía a que se referían", apunta sin ambages una fuente.
La localización de los actos de campaña tampoco convence, pese a que la pandemia ha impedido realizar eventos masivos. "En la foto de Girona —la que ilustra esta noticia— estaban en medio de una plaza, podrían haberlo evitado perfectamente". La mayoría de los actos se han realizado desde la misma ubicación, tratando siempre de que fueran completamente telemáticos.
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El incierto futuro de Cs
Estos comicios tendrán una lectura en clave nacional, ya que se comprobará el apoyo a la estrategia impulsada por Arrimadas, así como la implantación de Vox en un territorio en el que la formación ultraderechista no tiene ningún escaño. Asimismo, las catalanas serán la última prueba electoral que deberán pasar los partidos —salvo que haya imprevistos adelantos electorales— hasta finales de 2022, cuando será el turno de Andalucía.
Los naranjas defienden su papel de partido bisagra —apoyando, eventualmente, gobiernos tanto del PP como al PSOE— después de que Rivera impulsara un veto hacia los socialistas en el año 2019. El expresidente de Cs lo apostó todo a ser el primer partido del bloque de la derecha —en abril de 2019 se quedó a apenas 9 escaños de sorpassar a los populares de Pablo Casado—, una estrategia que algunas voces siguen reivindicando actualmente.