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Controlar las palabras

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MADRID, Actualizado:

"La realidad está definida con palabras. Por lo tanto, el que controla las palabras controla la realidad". Esta idea obviamente no es mía. Es de Antonio Gramsci, pero un día me la voy a tatuar en la frente.

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Seguramente todo el mundo en la izquierda diría que está de acuerdo con esta idea pero lo cierto es que, muchas veces, en la izquierda soñamos con que los cambios en las condiciones materiales de la gente, tengan implicaciones evidentes en su pensamiento político y en su comportamiento electoral. Si la izquierda te sube el salario mínimo, si la izquierda crea un IMV al que puedes acceder, si la izquierda protege tu libertad sexual, si la izquierda amplia tus permisos de paternidad y maternidad, si la izquierda hace que tu contrato pase de temporal a indefinido, si la izquierda mantiene abierta tu empresa con un ERTE, si la izquierda consigue evitar con una ley que tu casero que suba el alquiler… Si la izquierda hace todo eso y más, la gente votará a la izquierda ¿Verdad? Pues no funciona así amigos.

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Hay quien cree que hacer política es controlar el BOE y que lo demás es solo relato. Controlar el BOE es necesario pero aunque tengas el BOE, si no controlas el relato tu olor a cadáver político será cada vez más insoportable. Esto es así en todas partes, precisamente por eso, en casi todas partes, los dueños de las grandes empresas, de los bancos y de los fondos buitre ponen mucho dinero en una industria en general no muy rentable: la de los medios de comunicación.

Hay quien dice que es por una vocación filantrópica que les hace amar la libertad de prensa y el trabajo de los periodistas como controladores de poder. Hay quien piensa, por el contrario, que la libertad de prensa es la libertad del dueño de la imprenta.

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Hoy en La Base tratamos de explicar por qué la izquierda, incluso cuando gobierna con éxito, puede perder el relato. Este es un programa patrocinado por el club de lectura Antonio Gramsci.

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