La contrarreforma del aborto de Gallardón no gusta ni al PP
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No gusta a las feministas, que ven cómo se lleva por delante sus años de lucha por el derecho a decidir de las mujeres. No gusta a los obispos, que piden más protección de la "vida". No gusta a la oposición. La contrarreforma del aborto, que pronto se convertirá en proyecto de ley para su aprobación en Cortes, no gusta ni siquiera al partido que sustenta el Gobierno.
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"La ley tiene que ser capaz de lograr al menos el consenso que había con la ley de 1985", ha sentenciado este martes el portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Alfonso Alonso. "Aún no está el proyecto de ley [en la Cámara baja] —precisó— pero la diferencia con el anteproyecto tiene que residir en que se tiene que haber escuchado lo que se nos ha dicho", zanjó, haciendo referencia a las numerosas voces que se han rebelado contra la eliminación del supuesto de malformación fetal que sí incluía la anterior ley del aborto de 1985.
El texto impulsado por el titular de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, y aprobado por el Consejo de Ministros el pasado diciembre, no ha dejado de levantar polémica desde que fue anunciado. Sustituir la actual ley de plazos vigente desde 2010 —con la que una mujer puede interrumpir libremente su embarazo en las primeras 14 semanas de gestación— por una de supuestos en la que sólo estará permitido en caso de violación o riesgo para la salud de la madre no ha logrado convencer ni a sus propios compañeros de equipo de Gobierno ni de partido, que pedían, como mínimo, volver a la normativa que durante 25 años sobrevivió a Ejecutivos de uno y otro color.
Ante tanta oposición, y tras haber recibido los informes del Consejo Fiscal y del Consejo General del Poder Judicial que le instan a incluir el supuesto de malformación fetal como permiso para abortar, así como la presión de Génova y Moncloa, Gallardón dejó la puerta abierta a modificar su anteproyecto de Ley Orgánica para la protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada. Pero ayer volvió a su discurso inicial y se cerró en banda a este respecto: "Una discapacidad no es motivo para restar derechos a una persona ni antes ni después de nacer; nunca se establecerán ciudadanos de primera y de segunda", repitió. Con ello avanzó que el supuesto de malformación no será motivo para interrumpir un embarazo salvo "que se dé una incapacidad absoluta en la madre para seguir adelante con el embarazo".
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Hoy las reacciones no se han hecho esperar. "Se tiene que haber escuchado lo que se nos ha dicho", replicó el conservador Alfonso Alonso, sabedor de que gran parte de los diputados del PP rechazan la normativa de Gallardón tal y como la conocen hasta el momento. "Este cambio es apresurado, innecesario; la ley actual es la correcta", opinó también el portavoz del PNV, Aitor Esteban.
Más críticos aun fueron la portavoz parlamentaria del PSOE, Soraya Rodríguez, y el diputado de la Izquierda Plural Joan Coscubiela (ICV), que reclamaron el derecho de las mujeres a decidir libremente sobre su embarazo. "Esta contrarreforma tiene la oposición mayoritaria de todos los españoles y de un parte importante del PP", confirmó la primera, que defendió la libertad de las mujeres: "O deciden ellas o el Gobierno decide por ellas". "Esta ley no ni enmendable; sólo se puede retirar", concluyó Rodríguez.
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"Gallardón avanza cada día más en su desfachatez de imponer su moral privada sobre el derecho de las mujeres", lamentó Coscubiela. "Dice que lo hace en nombre de la defensa de la vida, pero ello supone un desprecio a la vida. Porque la vida, o es de calidad, o no es vida", argumentó, denunciando que el ministro de Justicia actúa con la misma "actitud inquisitiva que siempre ha tenido la Iglesia con las mujeres". Por todo ello, el parlamentario de la Izquierda Plural hizo un llamamiento a la sociedad para que se levante contra la medida: "Estamos en condiciones de levantar el clamor de las mujeres y de toda la ciudadanía para para este ataque contra la dignidad de las mujeres", concluyó.
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, con el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, esta mañana, en el 775 aniversario de la Catedral de Córdoba. EFE/Juanjo Martín