barcelona
"Hoy abriremos la asamblea con el mensaje de la ANC del barrio, que se quiere solidarizarse con los CDRs por la ola represiva que estamos viviendo". Habla la moderadora de un Comité de Defensa de la República (CDR) de un barrio de la zona alta de Barcelona. No caben en la sala de la casa, son más de 60 personas. La decisión de la Fiscalía de la Audiencia Nacional de iniciar "investigaciones penales de todo tipo" a estas asambleas, las declaraciones de Mariano Rajoy sobre la voluntad de su gobierno de combatir con "todos los medios judiciales y policiales a su alcance" la actividad "violenta e intimidatoria" de estos comités y las falsas informaciones difundidas por medios de prensa escrita, parecen haber generado un efecto llamada de solidaridad entre los vecinos.
Los CDR, en sus reuniones, reflexionan sobre la criminalización de su actividad, sobre la manera de combatir la desinformación y evitar al mismo tiempo los golpes anunciados de represión policial y judicial. Público ha asistido a algunas de sus asambleas, en las que ha cobrado especial relevancia el debate sobre los nuevos objetivos de la represión contra el soberanismo.
Esta semana toca encajar las amenazas y los miedos. Las vacaciones han sido intensas con manifestaciones en la Delegación del Gobierno, la estación de Sants y cortes en la Diagonal. Piensan cómo pueden hacer visible con más fuerza que los CDRs "practican el pacifismo". La frustración habla por una vecina: "Yo no sabía que había gente tan preparada en mi barrio! Ahora lo sé. Y aun así, ¿de verdad no somos capaces de construir un relato propio? Somos gente que trabajamos, que nos preocupamos por la familia. Somos vecinos y vecinas ".
En el distrito de Sant Martí de Barcelona hay cuatro CDRs activos de los casi cuatrocientos núcleos organizados que existen dentro y fuera de Cataluña. Constatamos que en la última reunión de uno de estos colectivos asisten cincuenta y cinco personas. Una decena lo hacen por primera vez, un poco más que de costumbre. Sus miembros se comunican entre sí a través de una red a la que están adheridas más de 1.700 personas del barrio. En Twitter, tienen más de 4.000 seguidores.
No parece que el anuncio de la Fiscalía haya conseguido amedrentar a estos activistas, pero el debate sobre la manera de combinar la precaución ante la ola represiva con la voluntad de mantener muy visibles sus actividades y de favorecer su propio crecimiento como organización autónoma está bien vivo. Los últimos movimientos han obligado a los CDRs a mantener una prudencia máxima con los medios de comunicación. "Hay que tener cuidado", explican. Por este motivo, este diario no identifica los nombres de ninguno de los testigos.
No tienen dirigentes ni representantes estables. Esto complica cualquier investigación policial. No pueden encontrar liderazgos donde no existen. Valoran esta capacidad de autoprotegerse. Entienden que el Estado intenta impedir su actividad, a la que no renuncian, pero al mismo tiempo afirman la necesidad de protegerse de la represión.
Discuten sobre las últimas acciones de protesta y movilizaciones y, en general, valoran positivamente, como una buena idea, el levantamiento de barreras de peaje en las autopistas, pero no falta quien señala que, como CDR, no les interesa el clima que se creó durante la concentración del pasado día 25 ante la delegación del gobierno en Barcelona. "Hay que dejar claro qué es lo que hacemos", dice una de las asistentes. "Hay que internacionalizar nuestra actividad", añade. Un asistente joven señala también la necesidad de denunciar la extrema violencia con la que se comportan las unidades antidisturbios de los Mossos.
"Hay CDRs que tienen muchos identificados. Esto hace coger miedo a la gente, que no vuelve a la asamblea", dicen en el comité de la otra parte de la ciudad. Quieren hacer acciones para denunciar la represión, como el hashtag que se ha hecho correr por las redes los últimos días: #JoSócCDR. Esta vez, sin embargo, sin autoinculparse para evitar cualquier imprudencia. La ola de agresividad contra los CDRs no sólo se ve en los titulares, también se siente en las calles del barrio: "Tenemos que tener cuidado. Hay policía secreta en todas partes ". Es por ello que han decidido asignar unos roles de "cuidador/a de grupo" que se encarguen de exponer al mínimo a la asamblea durante cualquier acción y evitar las confrontaciones.
Hay un calificativo que ha estado presente en todas las informaciones contra los CDRs: joven. Se ha dicho mucho que estos grupos independentistas están formados por personas jóvenes, utilizando la vertiente más estereotipada y despectiva del término, pero lo cierto es que en las asambleas a las que ha asistido Público, la mayoría de los asistentes eran de edad adulta y avanzada.
A uno de estos comités eso les supone incluso un problema: "¡Somos todos menopáusicos!", dice una vecina. Responde una de las pocas asistentes jóvenes: "Soy la única de mis amigos que vino el primer día y aún estoy. Quizás no nos estamos dirigiendo bien a este colectivo ... ". Algunos de los vecinos mayores critican que en las las nuevas generaciones "no les interesa la política", otros consideran estas afirmaciones ofensivas y alaban la organización juvenil existente fuera del CDR. Una activista universitaria opina que los jóvenes tienen otras luchas en marcha, como las huelgas estudiantiles convocadas para el próximo 25 de abril, y que no pueden estar en todas partes. Más de un lector de las grandes cabeceras del Estado se haría cruces.
En otro comité, aprueban la participación en la próxima manifestación convocada por ANC, Òmnium y sindicatos para el próximo 15 de abril y deciden enviar un mensaje de apoyo a movilizaciones en otros puntos del Estado, Madrid, Murcia ... .
También deciden participar y contribuir en actos previstos durante la que han bautizado como "semana republicana" y trasladan desde su barrio una propuesta de acción conjunta para todos los CDR. A pesar de los informes de la Guardia Civil y las cargas policiales, la actividad continúa. Los comités han llenado abril con actividades para reivindicar una República social: debates sobre las pensiones, la renta garantizada, la soberanía alimentaria, urbanismo ... . También se preparan para asistir a la Semana de la Libertad de Expresión en la prisión de la Modelo. "En estos momentos de represión, debemos unir fuerzas", dicen. "¿Se sabe algo de la actuación de Valtonyc?", Pregunta un vecino que supera los sesenta. Muchos de ellos no se conocían antes de entrar en el CDR. Ahora comparten debates, comisiones, miedos, noches de empapeladas y mucho orgullo de pertenecer a su barrio.
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