COMERCIO DE ARMAS La banca española financia con 9.000 millones a 31 empresas armamentísticas de 11 países
Según datos del Centro Delàs, entre 2013 y 2018 varios bancos otorgaron importantes créditos a fabricantes de material bélico. Este viernes lo denunciarán en la Junta de Accionistas del BBVA. Desde esta entidad señalan que no se permiten determinados negocios que vulneran la legislación internacional, aunque reconocen "el derecho de los países a defenderse".
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bilbao, Actualizado:
Para que lluevan misiles antes llueven euros. Millones de euros. Tantos como los 8.622 millones que entre 2013 y 2018 ha destinado la banca española al negocio armamentístico. Según datos del Centro Delàs de Estudios por la Paz, es posible que los misiles regados con dinero de los bancos españoles hayan terminado cayendo en escenarios de guerra. De ahí que hablen de "banca armada" y de ahí, también, que tengan previsto hacer acto de presencia en la Junta de Accionistas del BBVA del próximo viernes.
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Tras pedir la delegación de voto a aquellos accionistas que no estén de acuerdo con la financiación de la industria militar, integrantes del Centre Delàs accederán a la reunión de ese banco en Bilbao para dar a conocer datos sobre el negocio armamentístico, explicar el papel del BBVA en el mismo y reclamar un cambio de política.
El año pasado quisieron hacer lo mismo, pero no pudieron. O mejor dicho, no les dejaron: la representante del Centre Delàs que tenía intención de entrar a la junta de accionistas fue sometida a largos controles de seguridad que demoraron su entrada. Cuando consiguió acceder al recinto ya había pasado el turno para pedir la palabra, así que tuvo que marcharse sin hablar.
Lo que los accionistas no pudieron escuchar entonces está en un informe de 69 páginas que elaboró el Centre Delàs. "La banca armada española y en consecuencia sus clientes, contribuyen de manera determinante al armamentismo y militarización mundiales, haciendo que la opción del uso de la fuerza de las armas y su más terrible expresión, la guerra, sean más probables", puede leerse en ese documento.
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"El total de la banca armada española para el periodo 2013-18 alcanza la cifra de 8.622 millones de euros"
Se trata de un pormenorizado estudio sobre el dinero que la banca española otorga a las grandes empresas dedicadas al negocio de las armas. Allí se indica que "el total de la banca armada española para el periodo 2013-18 alcanza la cifra de 8.622 millones de euros". La mitad de ese dinero ha estado destinado a "ayudas directas a través de créditos y préstamos", mientras que el resto ha llegado "a través de fondos, bonos acciones y a través de la emisión de bonos y acciones de empresas de armamento".
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"No existiría la industria armamentística si no fuese por el apoyo financiero", señala a Público Jordi Calvo, uno de los autores de ese informe y coordinador del Centre Delàs. Precisamente, el activista estará este martes en Vitoria junto a Raquel Celis, integrante de CEAR Euskadi, para dar una charla sobre el papel de los bancos en la financiación de la industria militar.
Después de mirar "una a una las empresas de armas y ver su ratio de endeudamiento", Calvo ha llegado a una conclusión clara: "en el caso español, tres de cada cuatro armas no existirían sin el apoyo que los bancos dan a las empresas armamentísticas". "Sin bancos, una gran parte de las empresas de armas no existirían", añade.
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La financiación de la banca española ha estado dirigida a 31 industrias militares de once países
Según datos del informe elaborado por el Centro Delàs, la financiación de la banca española ha estado dirigida a 31 industrias militares de once países que "fabrican directa o indirectamente todo tipo de armas", entre los que citan "aviones de combate, armas nucleares, buques de guerra, submarinos militares, vehículos de transporte militar y de combate, bombas, explosivos, municiones, misiles, sistemas de tiro, entre muchas otras armas que abarcan todo el espectro de productos bélicos".
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"El conjunto de estas empresas facturan 1.202.399 millones de dólares, de los que se estima que 123 mil millones son exclusivamente ventas de su sector militar con los últimos datos disponibles a los que se ha tenido acceso en el momento de elaboración de este informe, que corresponden a 2017 y 2018", apunta. Entre las compañías citadas figuran Boeing, General Dynamics, Airbus Group, Thales, Leonardo, United Technologies, Honeywell o Rolls Royce Holdings International.
El 92% de la financiación de la banca española "va dirigida a doce grandes industrias militares productoras de aviones de combate Airbus, Boeing, Embraer y Honeywell, seguidas de Maxam, cuya matriz de defensa desarrolla todo tipo de explosivos militares, Indra, Safran y Thales del sector de tecnología militar con aplicaciones en aeronáutica militar, tanto en lo que se refiere al vehículo de transporte como de su capacidad de disparo y bombardeo, de buques y submarinos de guerra como Aecom, Navantia, y las archiconocidas empresas de armas Leonardo y General Dynamics, cuya producción va desde los blindados, armamento de tiro y proyectiles militares".
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El resto de empresas "desarrollan productos similares a los anteriormente mencionados, abarcando en su conjunto prácticamente todo los productos y servicios militares que requieren los ejércitos hoy en día para poder desplegarse y realizar operaciones militares de todo tipo por todo el mundo".
"Grandes financiadores"
En ese contexto, se describe que BBVA y Banco Santander "copan el 60% del total de la financiación de la banca española del sector armamentista". En tal sentido, señala que ambas entidades financieras "muestran el comportamiento menos ético de toda la banca española, dedicando más de 5 mil millones en conjunto a financiar la industria militar en el periodo 2013-18". "BBVA y Santander destacan como los grandes financiadores de armas, tanto por volumen, como por variedad de equipamientos, tecnologías, productos y servicios militares", afirma.
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Los autores de este informe subrayan que no es posible "saber con exactitud la cantidad de armas que han sido fabricadas gracias a estos 5 mil millones de euros", aunque destacan que "teniendo en cuenta que la media de exportaciones de armamento español de 2013 a 2017 ha sido de 3.846 millones de euros, no es descabellado pensar y afirmar que BBVA y Santander han contribuido de manera significativa al armamentismo español y mundial en estos últimos años".
"Si a los dos gigantes de la banca española se les suman las inversiones de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) se alcanza el 85%", subraya. "Es decir, existe un elevado grado de concentración de la financiación de las empresas de armas en tres entidades financieras españolas. Aun así es destacable el volumen dedicado a la industria militar de Acciona, Bankia (que incluye el Banco Marenostrum, BMN), Banca March, Caixabank, Banco Sabadell y Bankinter", añade.
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Las normas del BBVA
Tras una consulta formulada por Público, fuentes del BBVA señalaron que el banco se rige por una norma "muy estricta" a la hora de conceder financiación a empresas de la industria militar. En tal sentido, aportaron el documento de siete páginas titulado "norma de actuación en materia de defensa", donde el BBVA señala que si bien "reconoce el derecho de los países a defenderse y en consecuencia a desarrollar, producir y poseer armas", al mismo tiempo considera que "determinadas y productos relacionados con la industria de defensa van en contra de sus principios y normas empresariales".
En esa línea, cataloga como "actividades prohibidas" aquellas "operaciones relacionadas con el comercio de armas en países sancionados con embargo de armas por las Naciones Unidas, la Unión Europea y los Estados Unidos". Tampoco se permiten transacciones relacionadas "con el comercio de armas en países con alto riesgo de violación de los derechos humanos" o con la producción de armas químicas, nucleares o munición de racimo, entre otras.
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La política del Santander
Por su parte, desde el Banco Santander facilitaron a Público el documento de política general sobre el sector de defensa, en el que se establece la prohibición de realizar operaciones relacionadas con "minas antipersonas, municiones en Racimo,
armas químicas o biológicas, armas nucleares y munición que contenga uranio empobrecido".
Asimismo, señala que se presta "especial atención a los riesgos planteados por los proyectos en los que bien la entidad financiada o la organización a la que vayan destinadas los bienes estén emplazadas" en países "no hayan ratificado los principales instrumentos jurídicos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Derechos Humanos o hayan sido incluidos en la lista de países o territorios no cooperantes en la prevención del blanqueo de capitales identificados por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI)".
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También figuran como "restringidas" las operaciones en materia militar con "países que hayan sido sancionados por la ONU o la UE por violaciones de los Derechos Humanos o represión interna, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en conflictos armados".
Del mismo modo, Banco Santander asegura que se tiene en cuenta "si los bienes son susceptibles de provocar o agravar conflictos armados o incrementen las tensiones existentes en el país de destino final".
Créditos para Navantia
En relación a los "tipos de financiación de la industria militar", el informe cita por ejemplo que la empresa española Maxam ha conseguido créditos de "Bankia, BBVA, Caixabank, Sabadell, Santander, Unicaja e incluso el ICO". Por su parte, Navantia, "la controvertida empresa pública que fabrica buques de guerra para países en conflicto armado y donde se vulneran los derechos humanos, como Arabia Saudí", ha recibido créditos de Bankia, BBVA, Santander y Bankinter.
Del mismo modo, el informe detectó "cientos de millones en préstamos para las grandes industrias militares de armamento nuclear". "Banco Sabadell, BBVA y Santander son de nuevo los bancos que han concedido créditos con cifras más elevadas para armas nucleares o de tecnologías asociadas", sostiene.