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Exclusiva de Público

la corrupción del pp de madrid en el epicentro de la trama

Las cloacas de Interior De la 'peineta' de Bárcenas a los supuestos donantes del PP: las conexiones aún ocultas de la 'operación Kitchen' (II)

Desde el 'Tamayazo', donde aparecieron los hermanos Sánchez Lázaro para izar a la lideresa Esperanza Aguirre a la presidencia de la Comunidad de Madrid frente al socialista Rafael Simancas, hasta que los concejales de Majadahonda José Luis Peñas y Juanjo Moreno denunciaran en 2005 a Esperanza Aguirre, la corrupción de la trama Gürtel y la relación de las cloacas encabezadas por Villarejo parece que se había limitado a la amistad con Ignacio López del Hierro y los negocios. Pero a partir de Gürtel, las reuniones y trabajos para el PP se han sucedido o plasmado en Púnica y Lezo hasta Kitchen. 

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Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy, en una imagen de archivo. REUTERS.

madrid,

La operación Kitchen, que ha empezado este miércoles a investigarse en el Congreso de los Diputados, está amarrando ya en las pesquisas que se siguen en la Audiencia Nacional, cabos sueltos de otros grandes escándalos del Partido Popular íntimamente relacionados entre sí. Kitchen o el operativo ilegal para hacerse con las pruebas atesoradas por el extesorero Luis Bárcenas sobre la contabilidad irregular del PP, es el desenlace de una serie de escándalos de corrupción relacionados con el PP, a raíz de la publicación de los conocidos como ‘papeles de Bárcenas'. 

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Aunque la aparición de los hermanos Sánchez Lázaro se remonta al tamayazo y su reaparición a la operación Kitchen como confidentes del comisario Carlos Salamanca y de José Manuel Villarejo, la primera relación laboral constatada en el sumario entre la empresa Cenyt del comisario José Manuel Villarejo y el PP de Madrid que lideraba Esperanza Aguirre ocurrió en 2005, después de que los concejales populares de Majadahonda José Luis Peñas y Juanjo Moreno, junto con el alcalde Guillermo Ortega, acudieran a la presidenta de la Comunidad de Madrid y del PP para informarles de que las empresas de Francisco Correa y de David Marjaliza, entre otras, estaban intentando alterar una votación en su Ayuntamiento.  

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La protectora de Isabel Díaz Ayuso, Esperanza Aguirre, ha sido la única en reconocer que se reunió con el comisario José Manuel Villarejo sin que esto le pasara factura. Esperanza Aguirre estaba ya fuera del primer plano de la política cuando reconoció su encuentro con el comisario oscuro y la contratación por parte de Dico, empresa de la trama Púnica, a Cenyt tras poner los concejales en su conocimiento el caso de Majadahonda, que aún no se investiga en la Audiencia Nacional, que se sepa. 

Desde hace más de 30 años

Pero de su mano llegaron a la política todos los personajes que aparecen en esta historia de corrupción que envuelve la Operación Kitchen, gestada en el gobierno de Mariano Rajoy. Entre ellos, María Dolores de Cospedal, que sustituyó a Francisco Granados en la Consejería de Transportes madrileña en 2005, como le explicó el chófer de Luis Bárcenas, Sergio Ríos Esgueva, a Villarejo en octubre de 2013:

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Villarejo: ¿Y por qué ese enfrentamiento con la jefa del Andy [El ahora comisario Andrés Gómez Gordo, hombre de confianza de María Dolores de Cospedal], con la Cospe, por qué, joder?

Las preguntas de Villarejo sobre Ignacio López del Hierro no son casuales. Según le contó el empresario en una comida con Ana Rosa Quintana y Eduardo Inda, que se recoge en el sumario, el comisario es amigo desde hace más de treinta años de El Pollas o Polla de Hierro, como le llama familiarmente. Es decir, desde que todos revoloteaban alrededor del Ayuntamiento de la capital que presidía Juan Arespacochaga y en la formación de Alianza Popular. De hecho, uno de los notarios que Villarejo utilizó en sus negocios fue Félix Pastor Ridruejo, secretario general de Alianza Popular antes  que Jorge Vestringe. De hecho es a él a quien le decir la famosa frase de "mi corazón es del PP, pero a mi quien me ha dado dinero es el PSOE".  

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Extracto de una comida mantenido con Ana Rosa Quintana y Eduardo Inda con el comisario Villarejo. — Sumario Kitchen

A la futura esposa de López del Hierro, secretaria general del PP y ministra de Defensa, la conoció en 2006, según comentó el propio Villarejo a sus amigos, después de que en 2005 llegara de Albacete a la Consejería de Transportes del gobierno de Esperanza Aguirre. Enseguida había encajado bien dentro del Partido Popular de Madrid de la mano de Francisco Granados y también del círculo de empresarios afín a este, en el que se encontraba el yerno de Juan Miguel Villar Mir y consejero de OHL, Javier López Madrid, y el antiguo jefe de Granados, Donato González, presidente del banco francés Sociètè Generale

En la sede madrileña del banco, del que además era asesor Ignacio López del Hierro, se situaba el emporio del comisario Villarejo. En concreto, en la planta nueve de Torre Picasso estaban las oficinas de Cenyt (acrónimo de Club exclusivo de Negocios y Transacciones) y también las de Société. Por allí pasaba habitualmente el otro socio de Villarejo, Adrián de la Joya, quien se vio favorecido con un ingreso de 1,4 millones de euros por una mordida pagada por OHL después de que María Dolores de Cospedal convocase el concurso para la concesión del tren de Navalcarnero desde la consejería de Transportes. 

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Esa pago, que durante años se atribuyó a Ignacio González, provocó grandes disputas dentro del Partido Popular, que llegaron hasta el despacho de Mariano Rajoy, ya que Álvaro Lapuerta afirmaba que su amigo Juan Miguel Villar Mir aseguraba haber entregado ese dinero al partido pero que no había llegado a la caja central, porque alguien se lo había quedado por el camino. La desconfianza entre el PP nacional y el de Madrid acababa de empezar. 

Ignacio López del Hierro aparece en la agenda de 2007 de la mujer de Villarejo, Gema Alcalá, junto a personas muy familiares como el propio hermano del comisario, Pedro Villarejo. — SUMARIO TÁNDEM

Los vínculos entre el comisario y López del Hierro siguieron siendo estrechos durante esos años, como demuestran la multitud de anotaciones sobre él que figuran en las agendas del comisario como en las de su mujer Gema Alcalá. Incluso invitaciones a fiestas y a su enlace. Por eso no es de extrañar que, cuando ella se marchó a Castilla León y después ascendió a secretaria general del PP, Villarejo fuera el policía a quien recurrieran. 

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2008: del espionaje del PP a la trama Gürtel

El nombre de Luis Bárcenas iba a salir a la palestra en una de esas grabaciones que entregaría a la UDEF (Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal) años después el ex concejal del Partido Popular José Luis Peñas. Ocurrió en un momento de colapso en la Comunidad de Madrid, en medio del espionaje entre las facciones enfrentadas del PP de Nacional, la que estaba del lado de Esperanza Aguirre y la que estaba del lado de Mariano Rajoy, el líder reafirmado en el Congreso de Valencia celebrado por los populares en 2007. 

Esperanza Aguirre fue la gran derrotada de ese Congreso. El poder que había tenido siempre el lobby que había crecido desde los 70 en torno al Ayuntamiento de Madrid estaba dividido. Alfredo Prada, hasta ese momento vicepresidente y consejero de Justicia, embarcado en una gran obra como era la Ciudad de la Justicia, sufre un robo teniendo como director de Seguridad al inspector Andrés Gómez Gordo. Coincide en el tiempo con que Aguirre había perdido la confianza en él, puesto que en Valencia el presidente Rajoy le había seleccionado para la Ejecutiva Nacional del PP, al igual que a Alberto Ruiz -Gallardón, quedando fuera de juego los hombres de la lideresa, Ignacio González y Francisco Granados. 

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Es entonces cuando Andrés Gómez Gordo (alias Cospedín) es despedido como director de Seguridad de la Ciudad de la Justicia y es rescatado por la Consejería de Interior, con Francisco Granados como consejero. Y es trabajando para Francisco Granados cuando Cospedín conoce a Sergio Ríos Esgueva, el futuro chófer y espía de Luis Bárcenas, como le contó él mismo al fiscal Stampa:

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Fiscal Stampa: El inspector que estaba en Servicios Especiales, el cuarto, perdón, tiene razón. ¿Nos centramos? ¿Cómo le conocía, el nombre?

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Poco después de la destitución del consejero Alfredo Prada, salto el escándalo del espionaje en la Comunidad de Madrid, en el que se vieron implicados los policías y guardias civiles que estaban al servicio de Francisco Granados. Entre los investigados quedaba patente esa brecha que se había abierto tas la discusión de Lapuerta con la ejecutiva del PP nacida de las elecciones que habían perdido en 2008, momento en el que María Dolores de Cospedal ascendió a la Secretaría General. Los investigados eran: Prada, Alberto Ruíz Gallardón, Manuel Cobo (el teniente alcalde del Ayuntamiento), Carmen Flores (senadora del PP a la que se la vinculaba con una estrecha amistad con Lapuerta), Cristina Cifuentes... Es decir, a todos aquellos que se habían posicionado frente a Esperanza Aguirre, al lado de Mariano Rajoy, menos Cospedal. 

Los guardias civiles imputados por el caso del espionaje siempre han denunciado que escucharon como uno de los estrechos colaboradores de Francisco Granados decía que habían contratado a Castaño y Villarejo para el asunto del espionaje. Por eso, cuando hace poco el comisario ex jefe de la UCAO, Enrique García Castaño, alias Big o El Gordo, declaró ante el juez e intentó hacer creer que él no conocía de nada a Andrés Gómez Gordo, cometió un error que dejó entrever en la sala que algo se había fraguado antes entre ellos, como se reproduce a continuación: 

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Enrique García Castaño: Yo le entré por el tema patriótico, porque él había sido militar y todo eso [se refiere al año 2013, cuando va a hablar con el chófer Sergio Ríos por la operación Kitchen]. Él me dice que no, no le gusta eso. A los tres días recibo una llamada de Gómez Gordo que me llama a mi teléfono: "¿Quién eres? Tal". Entonces voy a ver al DAO y le digo "mira lo que me ha pasado y por la voz yo creo que es Gómez Gordo, que es este tío. ¿Este tío de qué va?" Y Pino, "pues no tengo ni idea". 
A los dos días me vuelve a llamar el DAO y me dice "vente por aquí".

En aquel momento, en la Comunidad de Madrid estaba de Director General de Seguridad Enrique Barón, que durante los años en los que se desarrolló la Operación Kitchen (2013-2015) ocupaba el puesto de Comisario General de Información. Recientemente, Barón ha ido a declarar como testigo en la pieza Kitchen. A pesar de que su subordinado Enrique García Castaño utilizó a los hombres del servicio de seguimientos de Información para tener controlados a Luis Bárcenas y su mujer, y a los ingenieros de la UCAO (Unidad Central de Apoyo Operativo) para hacer las descargas de lo presuntamente hurtado en un ordenador comprado para el secretario de Estado Interior, Francisco Martínez, no se contó con Barón para el dispositivo de Kitchen. Eugenio Pino no confiaba en él, como explicó el exDAO en una de sus comparecencias en la Audiencia Nacional:

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Fiscal: Si le estoy preguntando de 2013 a 2015, señor Pino, ¿me está diciendo que los hombres de la UCAO que dependen de la Comisaría General de Información los puso a disposición del comisario Villarejo sin decírselo? No, conteste porque no se ha oído. ¿Eso es así?

El motivo era que consideraban a Enrique Barón un hombre de Ignacio González, quien en 2015 denunció que Villarejo y García Castaño le habían chantajeado con el asunto del ático de Estepona. Aquella investigación no la emprendió la UDEF hasta que la asociación de Villarejo, Transparencia y Justicia, y el Sindicato Unificado de la Policia (SUP, dirigido por su amigo José Manuel Sánchez Fornet), pusieron una denuncia en Estepona.

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Camino de la Operación Kitchen

El inicio de la Operación Kitchen recae entonces en las manos de Enrique García Castaño, tal y como terminan reconociendo ambos en diferentes declaraciones al juez García Castellón, y no el comisario de Asuntos Internos Marcelino Martín Blas. Así lo explica el propio Big al fiscal Stampa:

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Fiscal: El objeto de dicho operativo era buscar el patrimonio del señor Bárcenas en el extranjero, si tenía cuentas fuera...  

En realidad, el PP sólo estaba haciendo lo que ya habría hecho presuntamente, y según las propias conversaciones de los comisarios, Esperanza Aguirre en 2005 cuando Dico contrató a Cenyt para que se callasen los concejales de Majadahonda. O lo que Francisco Granados habría conseguido en 2009 cuando la UDEF que dirigía José Luis Olivera, bajo el mandato en Policía Judicial de Juan Antonio González, no transcribió ni siquiera los audios de Peñas que le relacionaban con David Marjaliza y Dico. O cuando esa misma UDEF no ha sabido identificar a "López Hierro" y "M. Rajoy" en los papeles de Bárcenas.  

Por eso, Villarejo llegó al chófer Sergio Ríos, después de que lo intentara el DAO Eugenio Pino a través del comisario Enrique García Castaño (por orden del secretario de Estado de Interior y del ministro Jorge Fernández Díaz), pero gracias a la intermediación de su amigo el Pollas, marido de María Dolores de Cospedal. Así lo explica el propio comisario jubilado en esta conversación grabada por Villarejo durante una comida con su amigo Adrián de la Joya y con el comisario José Luis Olivera, en la que les cuenta la promesa que le hizo al chófer de convertirlo en policía.

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Villarejo: ¿Y quién capta a ese pavo? Pues lo capta un servidor, porque primero va el Gordo [García Castaño] y lo manda a cagar. Tú sabes, ¿no? Primero va el gordo: "Tú, que has sido 'miliko', esto es por la patria"; el otro se asusta y se acojona, le dice "No quiero saber nada de usted". El Gordo emplea la técnica esa de captación brusca que tienen. Yo lo que hago es, a ver, este tío ha sido el escolta de Granados, a quién conoce, a este y a este, y ahí está Cospedín. Voy a Cospedín, le digo "chiquitín", bueno, le digo a la Cospe, dile que va a ir a verlo un tío. Y me derrota, porque yo voy como un tío tal, pero el Polla [Ignacio López del Hierro] le dice: "Va a decirte que se llama tal pero en realidad es Villarejo". Y, claro cuando estoy con él hablando me dice: "Pero tú eres Villarejo", "No, no, yo soy Anselmo Cifuentes", le digo a Cospedín. "No me jodas, a mí me ha dicho López del Hierro que tú eres…" Será gilipollas López del Hierro. Le llamo delante de él: "Macho, muchas gracias por hacer mi trabajo, cabrón". "No, hombre, no, que este es un buen tipo, yo he hablado con él". “Te vas a encargar de buscarme una cita con este chico, y le vas a decir nada más que tome un café conmigo". Claro, no me aguantó ni un hora de seducción, humildemente.

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