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Una celda de cristal para Otegi

Dañar a la izquierda abertzale

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El exportavoz de la ilegalizada Batasuna Arnaldo Otegi, durante uno de sus juicios.- EFE/J.J. GUILLÉN

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MADRID.- En octubre 2009, Arnaldo Otegi fue detenido junto a Rafael Díez Usabiaga, exsecretario general del sindicato abertzale LAB. En 2011 se les impuso una condena de diez años de prisión al ser considerados dirigentes de ETA junto a otras tres personas, en el conocido como caso Bateragune. Se les declaró culpables de intentar reconstruir la dirección de la ilegalizada Batasuna. Un año más tarde, el Tribunal Supremo rebajó la pena a seis años y medio al entender que no quedaba acreditado que dirigieran la organización terrorista, pero sí su pertenencia a ella.

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No era la primera vez que iba a la cárcel, pero esta pena le acabó elevando, sobre todo a nivel internacional, a la categoría de preso político. Desde entonces, la vida, obra y pensamiento político del preso 8719600510 han sido detalles de sobra conocidos por toda la opinión pública, como si cumpliera condena en una celda de cristal. Sabemos que el líder abertzale cree que la CUP debe investir a Artur Mas para que no descarrile el proceso catalán, el cual le fascina; que su hija sufre secuelas psicológicas por su encarcelación, que no estaba de acuerdo con la postura del colectivo de presos hace años o que estaba decepcionado con la gestión de los gobiernos municipales de EH Bildu en Gipuzkoa. Las intenciones políticas de Otegi durante su estancia en prisión se han ido conociendo a través de estas filtraciones, sobre todo durante la última legislatura, cuando han ido en aumento, apunta su entorno.

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“El Estado ha de garantizar que se respetan los
derechos de los reclusos, como la privacidad
de sus conversaciones”

“Las comunicaciones de los presos condenados por terrorismo y por pertenencia a banda armada son grabadas por el Gobierno, pero van a un archivo que está en manos de un juez”, explica el diputado, que subraya que “es un grave delito que se hagan públicas” y que “el Estado tiene que garantizar que se respetan los derechos fundamentales de los reclusos, entre ellos, la privacidad de sus conversaciones”. Algo que, a todas luces, no está sucediendo con Otegi.

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Dañar a la izquierda abertzale

Para el entorno del exportavoz de Batasuna no cabe duda de que “se manipulan sus palabras para hacerle daño al él y a la izquierda abertzale”. Una de las publicaciones más dolorosas para ellos, aunque excluye al entramado de funcionarios de prisiones, la publicó La Razón en 2010. El diario de Marhuenda “tuvo acceso” a un escrito de la defensa de Otegi que incluía un informe psicológico de su hija. “Otegi pide salir de prisión porque su hija sufre secuelas psicológicas”, tituló. Al día siguiente, publicó que la psicóloga en cuestión “fue en las listas de ANV”.

Su entorno culpa de las filtraciones a Instituciones Penitenciarias y al director de la cárcel de Logroño

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Se apunta como responsables, al menos en última instancia, al director de la cárcel de Logroño, Vicente Pérez Pascual, y a Instituciones Penitenciarias, a los que acusan de tolerancia en el proceso. El diputado Iñarritu tuvo la oportunidad de preguntar al secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste Castillejo, sobre estos casos durante una comparecencia ante la comisión de Interior del Congreso. “Aunque lo hemos denunciado, ustedes no toman medidas para evitarlo, por lo que podemos pensar que, o bien es una política del Gobierno, o bien algún funcionario cobra por ello”, le dijo el diputado.

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