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Casado y Rivera El PP quiere coaligarse con Ciudadanos en Galicia, Euskadi y Catalunya si hay elecciones para reeditar el éxito de Navarra Suma el 28M

Feijóo se muestra reacio a ceder terreno a un partido que considera marginal, aunque Pablo Casado lo compensaría con la lista conjunta en Catalunya, donde los naranjas fueron los más votados en las autonómicas. La suma de los apoyos podría conceder alguna oportunidad a los populares en la tierra yerma del País Vasco, donde Javier Maroto no logró ser elegido.

Pablo Casado (a la derecha de Feijóo) y el presidente de la Xunta Feijóo en Santiago de Compostela. EFE

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¿Galicia Suma? ¿Cataluña Suma? ¿País Vasco Suma? La experiencia del Partido Popular en Navarra, donde la candidatura electoral junto a Unión del Pueblo Navarro (UPN) y Ciudadanos (Cs) le permitió salvar los muebles en las pasadas generales del 28-M, podría reproducirse en otras regiones en el supuesto de un adelanto electoral en otoño.

Allí conservó los dos diputados logrados por UPN y PP en 2016, una experiencia que también se reprodujo en las pasadas autonómicas, donde Navarra Suma (NA+) obtuvo 19 parlamentarios, dos más que los logrados cuatro años antes por UPN (15) y PP (2).

Sin embargo, en el caso gallego, la reticencia del PPdeG es absoluta, pues Alberto Núñez Feijóo cuenta con mayoría absoluta, una situación opuesta a la que viven los populares en Catalunya y Euskadi, donde es una fuerza marginal. Así, el sucesor de Manuel Fraga no está dispuesto a ceder poder “a quien no tiene nada ni nada va a sacar”, según ha explicado un dirigente gallego a El Independiente.

La misma fuente del PPdeG insiste en que van “a por la cuarta mayoría absoluta” en las próximas autonómicas, que podrían ser adelantadas por su líder, mientras que han sacado pecho en las pasadas generales, donde conservaron, pese al tirón del PSOE o efecto Sánchez, 9 de los 12 diputados logrados en 2016.

Una clara ventaja respecto a Ciudadanos, que en Galicia sólo rascó dos actas. Los 86.126 votos de Vox, en cambio, cayeron en saco roto, de ahí que el líder nacional, Pablo Casado, busque alianzas en algunas regiones para sacar provecho del reparto de los restos. Sin embargo, Feijóo siempre ha ignorado a Ciudadanos y le ha dado la espalda al volantazo a la derecha de Génova, así como al posterior acercamiento a un partido ultra como Vox.

Su hipotética presencia chocaría con un folclorismo heredado de Fraga, aunque con menos calorías. Feijóo no es en absoluto galleguista y ha sido criticado por el nacionalismo por su política lingüística, entre otras cuestiones en clave identitaria, pero Santiago Abascal o Albert Rivera podrían considerar que el presidente está en las antípodas de sus tesis españolistas.

En cambio, la dirección nacional entiende que si Ciudadanos apenas tiene peso en Galicia (no cuentan con parlamentarios regionales ni con senadores), el PP también es marginal en Catalunya, por lo que podría producirse un pacto a dos bandas que beneficiase a ambas formaciones en los territorios donde tienen menos presencia. Lo importante, en definitiva, es que esos votos perdidos por uno u otro se traduzcan en escaños.

Quizás Cs podría ceder al pacto en Catalunya, pues según El Independiente no contempla revalidar el triunfo de las pasadas autonómicas, aunque no lograse gobernar. En cambio, la situación en Euskadi no es nada halagüeña para PP, Cs y Vox, como prueba que Javier Maroto, vicesecretario de Organización, no lograse salir elegido diputado por Vitoria (donde fue alcalde) en los pasados comicios.

El PP, sin embargo, no deja de hacer números y cree que podría sacar rédito de una coalición electoral con Cs en Euskadi, consciente de que Maroto no fue elegido por 380 votos, en beneficio de Bildu. Aunque Ciudadanos no se siente en el Parlamento vasco, sus adhesiones en unas hipotéticas elecciones generales podrían beneficiar al PP en el Congreso.

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