El cara a cara se convierte en un enfrentamiento a 'navajazos'
Pedro Sánchez acusa a Mariano Rajoy de no ser un político decente por el 'caso Bárcenas' y éste le contesta llamándole “ruin y miserable”
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MADRID.- Quien hubiese pensado que el debate cara a cara entre los candidatos Mariano Rajoy y Pedro Sánchez iba a estar acartonado y dentro del marco de lo ya conocido en anteriores citas similares se ha equivocado completamente. Iniciada la segunda mitad del encuentro, el clima se ha calentado hasta extremos nunca vividos hasta el momento y menos en un acto de campaña electoral protagonizado por los candidatos de las dos principales formaciones políticas.
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Esa expresión ha soliviantado a Mariano Rajoy hasta el punto de lograr descomponer su hierático semblante: “Eso sí que no se lo tolero, eso es ser un ruin y un miserable”, ha acertado a contestar. Unas palabras desconcertantes en boca de un presidente del Gobierno que ha pronunciado en reiterados momentos ya que Sánchez ha insistido una y otra vez en su descalificación. “Eso le va a pesar toda su vida”, ha recalcado Rajoy en tono ciertamente amenazante.
La corrupción ha concentrado los momentos más tensos de un debate que ha ido in crescendo a medida que se consumían los minutos. El socialista, consciente de que ese era el punto más débil de su adversario, le ha presionado como nunca había hecho en los debates de las sesiones de control en el Congreso.”Yo soy un político honrado y no estoy en política por dinero”. Dicho en otro momento Rajoy. “Haber presentado una moción de censura si hubiera tenido cuajo”, ha rematado Rajoy.
El debate ha sido más beneficioso para Pedro Sánchez (corbata estrecha de color rojo vivo) que para Mariano Rajoy (corbata azul más clásica). En el vestuario ninguno de los dos ha ofrecido sorpresas; en otros aspectos ha habido diferencias. Bastantes. El aspirante Sánchez ha sido quien más riesgos corría y no le ha salido mal la apuesta. Pero nada mal. Ha abandonado la sede de la Academia de TV con la percepción de que ha logrado sumar activos; ahora solo falta comprobar en cuántos votos se van a transformar.
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Ha sido el momento, curiosamente, más aburrido del debate. Y el más cómodo para Rajoy, escudado en el rincón de la macroeconomía y sacando una vez sí y otra también la herencia recibida. Una letanía que hace ya mucho tiempo el inquilino de a Moncloa tiene memorizada como buen opositor que fue a registrador. Sánchez, pese a ser doctor en la materia, no anduvo muy fino en los primeros veinte minutos de la contienda. Se lió con cifras.