El capricho de Mañueco de adelantar las elecciones en Castilla y León cuesta 6,5 millones

Con la firma del decreto de disolución de las Cortes, tras remodelar el Gobierno, Alfonso Fernández Mañueco puso en marcha el pasado 20 de diciembre la maquinaria electoral de la Junta de Castilla y León para convocar de manera anticipada los comicios que se celebrarán en la comunidad este domingo 13 de febrero.

Esta es la primera vez que se adelantan las elecciones y, curiosamente, hasta 2019 siempre han coincidido con las elecciones municipales y las elecciones autonómicas de la mayoría de comunidades autónomas de España. Las nuevas Cortes no estarán limitadas por el término natural de la legislatura original, sino que disponen de una nueva legislatura completa de cuatro años.

La gestión de las elecciones obliga a la Junta de Castilla y León a tramitar hasta once contratos para cubrir las necesidades de un proceso como éste. En esta ocasión, el presupuesto total estimado para la celebración de estos comicios ascenderá a casi 6,5 millones de euros.

Normalmente, para cumplir con las previsiones de la normativa en materia de contratación en el sector público, se hace preciso iniciar los trabajos necesarios, para poder tramitar de forma ordinaria cualquier tipo de contrato, con la debida antelación. En este caso, en cambio, al disolverse las Cortes y convocarse elecciones, los contratos necesarios para que este proceso se lleve a cabo no se pueden prever anticipadamente, así que se llevan a cabo a través de la tramitación de emergencia, prevista en el artículo 120 de la Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Público, tal y como también se recoge en el informe 17/2019, de la Junta Consultiva de Contratación Pública del Estado, relativo a las contrataciones en caso de elecciones anticipadas.

Los contratos que unas elecciones ponen en marcha van desde el suministro de equipamiento técnico para conocer los resultados al suministro de papeletas y sobres, pasando por el contrato para el servicio de recuento electoral y difusión de los escrutinios. Éste último, de hecho, es el más cuantioso de todos, ya que asciende a casi 4,5 millones.