Madrid
Actualizado:Las próximas elecciones autonómicas en Castilla y León calientan motores. Como en cada convocatoria a las urnas, los partidos se han lanzado a distribuir sus anuncios de propaganda pagados en redes como Facebook, a la que sacan punta por la segmentación de sus usuarios. Sin embargo, algunas de estos anuncios previos podrían haber violado la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), que establece claramente los límites de las campañas electorales. ¿Tiene sentido una actualización normativa pensada para un modo analógico?
En esta ocasión, de cara a los comicios de Castilla y León contamos con algunas herramientas que nos indican quién realiza publicidad, a qué precio y si está dirigida o no. De esta forma, por ejemplo, Google tiene un apartado en el que informa de sus reglas para publicar propaganda. Y en Facebook se pueden consultar los anuncios políticos relacionados con los comicios autonómicos y sus datos: fecha de lanzamiento, coste, distribución, etc.
El profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y experto en comunicación política y desinformación Raúl Magallón estuvo hace días monitorizando por encima cómo algunas formaciones ya estaban lanzando mensajes claramente electorales antes del inicio de la campaña electoral, algo que la LOREG prohíbe explícitamente.
Comienzan los primeros anuncios políticos en Facebook antes de las elecciones de Castilla y León... pic.twitter.com/mPxrOXPYVN
— Raúl Magallón (@raulmagallon) January 17, 2022
"Los partidos saben lo que hacen en redes", sostiene Magallón en conversación telefónica con Público, y añade que hay que recordar que "estas herramientas de transparencia (la que indica qué anuncios son políticos, quien paga la campaña, etc) sólo las tienen Facebook y Google". "Creo que de alguna forma deberíamos tener una normativa sobre transparencia que afectase a todas las plataformas", afirma este experto.
Porque el foco de las últimas campañas electorales está puesto, sobre todo, en los servicios de mensajería, más difíciles de controlar y monitorizar dado que en ellas impera el principio de privacidad. "Además, por otro lado, estamos en una fase en la que constatamos que lo que funciona realmente son los canales de Telegram", añade Magallón.
Telegram y otros servicios de mensajería
Según este experto, estos canales de Telegram "permiten tener una masa crítica de miles de usuarios y lanzar mensajes que, muy a menudo, se sitúan fuera del radar de los medios de comunicación y de la comprobación o 'fact-checking', pero que son capaces de movilizar y forman parte de las campañas, sobre todo cuando se orientan a la gente que no tiene decidido su voto y que lo hacen en el mismo día de los comicios".
Hay una parte importante de la población que decide su voto en la última semana de la campaña, incluso en el último día, "cerca de un 7% y 8% por ciento", sostiene Magallón. Y por mucha transparencia que ofrezcan las plataformas, en anteriores convocatorias se ha visto cómo los servicios de mensajería han quedado al margen de cualquier control, simplemente porque los mensajes son privados y están protegidos no sólo por el cifrado sino también por ley.
"Lo cierto es que era más evidente antes, cuando desde los servicios de mensajería se lanzaban convocatorias que llegaban a las redes abiertas, como Twitter, y los medios de comunicación se hacían eco de los mismos, pero ahora hay 'agentes dobles' (un concepto acuñado por el especialista en semiótica Paolo Fabbri) en estos grupos de mensajería que vigilan lo que pasa ahí y pueden ver la estrategia que siguen". Y todo esto sucede mientras el resto de la sociedad, ajena a este tipo de plataformas, no se entera.
Para este experto, existen varias 'capas' o niveles dentro de los servicios de mensajería: uno de coordinación, el más visible, que corresponde normalmente a las cuentas oficiales de los partidos; luego a un segundo nivel, más amplio dentro de los miembros del partido, y luego un tercero en el que se pone en circulación hacia ciertos colectivos, personas que no son necesariamente de la base de la formación política pero que tienen una serie de intereses que encajan en el mensaje.
Según Magallón, los contenidos de estos grupos de Telegram atraen a personas afines a lo que allí se discute: no hay 'targeting' (grupo humano al que se le selecciona según una serie de parámetros) activo, sino una atracción más natural, desde abajo. "Existen grupos muy concretos sobre vacunas, el pasaporte covid, etc.; es decir, lugares en donde tu mensaje puede calar", sostiene este experto.
Uno de los elementos fundamentales es que quien participa en estos grupos de mensajería suele ser anónimo, por lo que los partidos se cuidan de que sus mensajes se distribuyan desde cuentas aparentemente individuales, sin vinculaciones... Es muy difícil saber si es un contenido es orgánico o está diseñado por un partido político o sigue una estrategia propagandística. "Por ejemplo, en México pagaban a influencers para publicar determinados contenidos políticos", afirma Magallón, quien es partidario de abrir el melón de la regulación.
La LOGEG data de 1985 y las cosas han cambiado sustancialmente a causa de internet. Y estos mensajes en plataformas de mensajería, claramente contrarios al espíritu de la norma, podrían estar perfectamente regulados como sucede, por ejemplo, en la Ley electoral canadiense, afirma el experto consultado.
Para Magallón, la idea de mejorar la normativa pasa por "obligar a más transparencia en la financiación de los anuncios de partidos políticos en todas las plataformas", y por otro lado, "que los actores comprendan que la realidad ha cambiado y las normas hay que renovarlas mediante consenso, es decir: que la Junta Electoral Central debería tener los recursos necesarios para actuar a partir de una denuncia, los conocimientos y la asesoría suficientes para saber qué está pasando".
Poco nuevo en esta campaña
Otros investigadores apoyan esta idea y ven la normativa desfasada. Eva Campos, investigadora en Mediaflows y profesora en la Universidad de Valladolid, cometa a Público por videoconferencia que, de momento, no parece que exista nada nuevo; "así como en las anteriores elecciones sí que vimos que Castilla y Leon estaba siendo un laboratorio para herramientas como el discurso automatizado, ahora no lo hemos visto", afirma la experta.
Su compañero de investigación, Mario Mangas, coincide con esta postura, aunque matiza que "la campaña electoral no ha hecho más que empezar". "Nos sorprende que, de momento, los mensajes de los partidos en Twiter son, en general, muy institucionales y asépticos posible", añade Mangas, que pone como excepción un polémico tuit de Alfonso Fernández Mañueco (candidato a presidente de la Junta por el PP) previo a la campaña sobre [Alberto] Garzón".
Después de atacar al sector cárnico, Garzón ataca ahora a los hosteleros. En los restaurantes de España y #CastillayLeón se come de primera categoría. Sánchez no puede sostener ni un minuto más en el gobierno a un ministro que daña sistemáticamente a nuestros sectores productivos pic.twitter.com/iqUT0hMUgz
— Alfonso F. Mañueco (@alferma1) January 20, 2022
Así que, de momento, parece que esta campaña está siendo bastante "tradicional", según estos investigadores, que destacan que así como en otras ocasiones los partidos se habían volcado en WhatsApp para mantener un contacto directo con sus posibles votantes, ahora eso no lo han detectado. "Tampoco en Twitch, por ejemplo", añade Campos, que destaca que "en las páginas web de los partidos sí parece que hay elementos de transparencia -no novedosos- como las agendas, quiénes son, programas, etc.".
Hablando del dinero que invierten los partidos en propaganda, Mangas apunta que "hay una parte que sí es publica, la que puede mostrar Facebook, pero el dinero que pagan a empresas para crear bots o información falsa no está fiscalizado, es decir, algunos que presumen que no gastan un euro en publicidad lo están haciendo a través de estas empresas de cuentas falsas, y creo que es otra manera de saltarse las normas".
Para estos investigadores, si hay que destacar algo en esta campaña de los comicios de Castilla y Leon es que los candaditos están manteniendo unas estrategias clásicas de comunicación, al menos de momento. "En Twitter vemos dos elementos clave: la polarización y las campañas de base con mucha automatización y muchos trolls, que no es algo nuevo pero se está viendo ahora, y además muy relacionado con Vox", asegura Eva Campos, en contraste con Podemos o Ciudadanos, por ejemplo.
"Vox está tratando de captar la atención que no tiene en otros espacios de difusión, lo está haciendo muy bien en cuanto a la desintermediación, y están logrando conectar con grupos asociados a diversos movimientos como los antivacunas", concluye.
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