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BARCELONA.— Artur Mas busca entre los empresarios agrupados en torno a las Cámaras de Comercio catalanas la atención que le niega de manera cada vez más evidente la élite industrial y financiera del Estado español.
Mas ha pronosticado este lunes ante los empresarios catalanes que el año que viene se producirá un "conflicto no menor con el Estado" por el referéndum previsto para 2017 y ha emplazado tanto a las instituciones como a las organizaciones de la sociedad civil catalana a "acumular suficiente fuerza para llegar a constituir un Estado propio". Cuando se esté en condiciones de librar este pulso la negociación con el Estado "se volverá imperativa".
Consciente del temor de los empresarios a la inestabilidad social y política, Artur Mas ha asegurado que las "instituciones catalanas no forzarán situaciones de inseguridad jurídica, personal o empresarial". Más allá de lo que ocurra con cargos electos encausados por sus actividades favorables al independentismo, el resto de la población "puede estar tranquila", ha dicho, "porque en el caso de que alguien tuviera la tentación de jugar la carta de la inseguridad nosotros los impediríamos”.
Al preguntarle por la actitud que adoptarían los diputados de Junts pel Sí en el caso de que la Presidenta del Parlament, Carme Forcadell, fuera inhabilitada, Mas ha respondido con otra pregunta para demostrar que tal decisión u otras similares refuerzan el soberanismo: "¿Le interesa a un no independentista que se procese a personas por sus ideas?".
Cuando se cumplen seis años de las elecciones que le llevaron por segunda vez a la Presidencia de la Generalitat, el ahora expresident ha realizado un análisis de la actual situación económica y política en Catalunya, en España e incluso ha apuntado algunas características de los cambios que se producen en el escenario internacional.
En España ha empezado "una legislatura con pies de barro y plomo en las alas"
Ha cargado contra fenómenos de "avance del populismo" y ha expresado su preocupación por la falta de expectativas esperanzadoras en países en los que pueden llegar a gobernar. "Su auge es directamente proporcional al empobrecimiento de las clases medias", ha afirmado, al tiempo que señalaba los cambios que se pueden producir a corto plazo en política comercial, en políticas migratorias y en medidas contra el cambio climático como consecuencia de la victoria de Donald Trump en Estados Unidos.
En relación a España ha dicho que empieza una legislatura "con pies de barro y plomo en las alas". El hecho de que la fortaleza del partido que gobierna, el PP, se encuentre en el miedo que tiene el resto a nuevas elecciones dice bastante, según él, sobre la precariedad en la que se encuentra el ejecutivo.
Pero la mayor parte de su disertación la ha dedicado obviamente a la coyuntura catalana y a sus pronósticos económicos y políticos.
¿Qué pasará en 2017?
A finales de 2017, según él, la economía catalana habrá recuperado "la capacidad de creación de riqueza que tenía antes de la crisis". Las exportaciones, el "liderazgo en el sector turístico del sur de Europa", las cifras de inversión extranjera y la creación de empleo ofrecen una panorama esperanzador.
Es el mensaje que desean recibir los empresarios que le escuchaban, claro está, pero en el terreno político les ha advertido que en el 2017 ocurrirán tres cosas que "pueden crear inquietud".
"Se aprobará el marco legal para la constitución del futuro Estado catalán y se pretende ir de una ley a otra ley, un orden legal que dé seguridad jurídica", ha insistido. Es lo que se conoce como proceso de "desconexión" o como "legislación de transitoriedad jurídica", que según ha reconocido "el Estado no tardará ni veinticuatro horas en recurrir y suspender".
"Las instituciones y la sociedad catalana "civil soberanista organizada" utilizarán la carta de la movilización permanente"
"Se convocará un referéndum con una única pregunta", lo cual también "provocará un conflicto no menor" con la Administración española, ha admitido.
Y en tercer lugar ha anunciado que, frente a las cartas que jugará el Estado, las instituciones y la "sociedad civil soberanista organizada" utilizarán las de la movilización de la gente en la calle, que no será para jornadas concretas y aisladas sino que debe tener un carácter permanente, para que tenga una "repercusión internacional muy fuerte".
En ese punto ha coincidido con el exministro español de Exteriores José Manuel García Margallo: "La partida se juega en el escenario internacional".
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