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Ana Pontón, candidata a la Xunta por el BNG:“La revolución en la política consiste en gobernar con humildad”

La candidata del Bloque Nacionalista Galego es la primera mujer portavoz nacional de una formación con más de 35 años de historia que vive horas muy bajas: perdió su representación parlamentaria en el Congreso el 15-D, y no la recuperó el 26-J.

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Ana Pontón, candidata del Bloque Nacionalista Galego (BNG), en un mitin. EFE/Archivo

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A CORUÑA.- Lleva semanas de un lado a otro, de un debate a un mitin y de un mitin a una entrevista. Normal, estamos en campaña. Pero Ana Pontón, politóloga de 39 años nacida en la localidad lucense de Sarria, reconoce que nunca había tenido “tantos focos encima”.

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Pídame el voto en una o dos frases.

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Déjeme pensarlo un minuto, no es fácil. A ver: le pido el voto para el BNG porque Galicia tiene la oportunidad de mejorar las vidas de su gente, de hacer una revolución política que deje atrás la dependencia, el paro, el malestar ciudadano y la desigualdad.

En los debates y en los mítines usted le mete más caña a Feijóo que al resto de candidatos. ¿Cree que él es su rival? ¿Puede el BNG crecer a costa de los votos tradicionales del PP?

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Nosotros pensamos que los votos son de las personas, no de las organizaciones políticas. Y ahora mismo no existe tanta fidelidad a los partidos. Y creemos que ahora es la oportunidad de decirle a un Feijóo que lleva casi ocho blindado lo que piensan de él la mayoría de las gallegas y gallegos.

Acabo de escuchar a Luis Villares, candidato de En Marea, decir que Galicia es una nación. ¿De verdad hay tantas diferencias entre su formación y la suya como para que no puedan ir unidos a las elecciones?

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A mí me sorprende que alguien que se define como nacionalista no quiera dar los pasos necesarios para que Galicia sea un país capaz de defender su propia singularidad. Defender que Galicia es una nación pero no querer cambiar nada el respecto no tiene sentido. Nosotros somos una alternativa nacionalista que tiene sus centros de decisión en Galicia, no fuera.

¿Cómo le explicaría a alguien que no es gallego la diferencia entre ser “galeguista” y ser “nacionalista galego”?

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El PPdeG y el PSdeG se definen como “galeguistas”. Y lo cierto es que la palabra “galeguista” ha perdido el significado político que tenía. El nacionalismo representa una opción libre y democrática, a pesar de que en el Estado español hay una visión centralista que no responde a la realidad de los pueblos que lo conforman. En países como Canadá o el Reino Unido ya se ha reconocido que los pueblos tienen derecho a decidir. Y el Estado español tiene que superar esa negación.

¿Usted es independentista?

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Yo soy nacionalista, y hay muchas formas de entender el nacionalismo, como también hay muchas formas de entender las estructuras institucionales. ¿Que la independencia puede ser un objetivo a largo plazo? ¿Por qué no, si así lo deciden las gallegas y los gallegos? Pero en este momento lo que está en discusión es si Galicia debe tener un mayor poder de decisión sobre los asuntos que afectan a la vida de sus habitantes. Y el marco estatal actual no nos lo garantiza. Necesitamos dar un paso adelante. Quienes tienen que decidirlo son los gallegos y las gallegas, no las instituciones ni los partidos políticos.

El BNG está en el peor nivel electoral en décadas. Le pido una autocrítica sobre el bipartito (el Gobierno de coalición entre el BNG y el PSdeG entre el 2005 y el 2009).

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Esa es una pregunta que sólo puedo responder desde un punto de vista personal, y no en nombre de mi formación, porque cada uno tenemos nuestra opinión particular. A mi modo de ver, el Bloque puso de manifiesto que tenía un proyecto alternativo para Galicia en las áreas en las que le tocó gobernar: crear un Banco de Tierras, recuperar la independencia energética a través de la explotación del sector eólico, hacer políticas activas en materia social, de vivienda, de cultura... Tal vez se cometieron errores por la competencia entre el PSdeG y el Bloque, en gestos que fueron alejando a las dos formaciones. Pero creo que hemos aprendido de esos errores. La revolución en la política consiste en gobernar desde la humildad. En escuchar. Y eso es algo que se practica muy poco ahora.

Se lo pregunto porque si Feijóo pierde la mayoría absoluta y Ciudadanos no obtiene escaños para permitir que siga gobernando, van a tener que ponerse de acuerdo para un tripartito. ¿O tal vez el BNG apoyaría un Gobierno de En Marea y PSdeG sin participar en él?

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Ahora no estamos en ese momento, sino en campaña. Y lo que nosotros ofrecemos es una alternativa verdadera de cambio social. Serán los ciudadanos los que decidan con sus votos si debe haber pactos, y en qué forma. Pero lo que tienen que tener muy claro es que los votos que reciba el BNG van a servir para que Feijóo no siga gobernando. Actuaremos en esa dirección. Pero sería irresponsable por mi parte decirle qué haremos entonces, porque esa es una decisión que debe tomar mi organización de manera democrática.

Una última cuestión, es personal y espero que no se la tome a mal.

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No se preocupe, tengo mandíbula.

Uno de los ejes de su programa es la defensa del gallego, pero usted misma, en los debates, en los mítines y en las entrevistas, usa un gallego con castrapos, españolismos y estructuras sintácticas fuera de la norma... También les sucede a otros candidatos que dicen defender el idioma. ¿No cree que eso da una pésima imagen a la ciudadanía?

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Es cierto que a veces se cuelan palabras, y yo hago un esfuerzo constante por evitarlo. Pero en Galicia hay una presencia tan avasallante del español sobre el gallego que al final todos caemos en lo mismo. Aunque le advierto que no todos los partidos están tan comprometidos con el idioma como nosotros. De hecho, Feijóo se despide con uno de los mayores ataques al gallego de los últimos años. Pero sobre lo que me pregunta, es verdad, así que hago autocrítica y propósito de enmienda.

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