Agentes antiterroristas colombianos participaron en ejercicios prácticos contra ETA durante los años 80 en Euskadi
Los impulsores del Comando de Operaciones Especiales de la Policía Nacional de Colombia recibieron formación de la Guardia Civil entre 1982 y 1983, entre ellos el general y exvicepresidente de Colombia, Óscar Naranjo. La Benemérita les preparó en "subversión y terrorismo" para la lucha contra las guerrillas.
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BILBAO,
La unidad de la Policía Nacional de Colombia dedicada a tareas antiterroristas tiene una parte de su origen en España. El denominado Comando de Operaciones Especiales (COE) fue impulsado a principios de los años ochenta del siglo pasado por un grupo de agentes formados por la Guardia Civil, que les instruyó en técnicas de combate contra el terrorismo. La formación incluyó clases prácticas en Euskadi, en plena lucha contra ETA.
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Los orígenes del grupo están en las viejas instalaciones del Centro de Adiestramientos Especiales (CAE) de la Guardia Civil, en la localidad madrileña de San Lorenzo del Escorial.
A pocos días de asumir sus funciones en agosto de 1982, el Gobierno del conservador colombiano Belisario Betancur firmó un decreto que implicó el traslado a España de seis oficiales de la Policía Nacional de ese país latinoamericano para participar en el primer curso internacional de adiestramientos especiales que ofrecía la Benemérita. Los agentes llegaron a Madrid en septiembre de aquel año.
Según consta en un documento de la Academia Colombiana de Historia Policial, al que ha tenido acceso Público, esos agentes recibieron formación durante diez meses sobre "instrucción de combate, topografía, tiro y explosivos, subversión y terrorismo, legislación antiterrorista, tácticas policiales, transmisiones, vida y movimiento en montaña, defensa personal, socorrismo y fase de guerrillas".
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El teniente coronel José Alberto Peroza Arteaga, uno de los seis policías enviados a España, relata en ese documento que también hubo prácticas en Euskadi. "Como era de obligatorio cumplimiento, tuvimos que desarrollar sobre los terrenos de las provincias vascongadas, situadas al norte del país de Cervantes, un complemento eminentemente práctico y para lo cual tendríamos que pisar los dominios de la ETA", describió.
Euskadi estaba inmersa entonces en un clima de suma violencia, marcada por los atentados de ETA y las actuaciones de grupos ultraderechistas y bandas parapoliciales. Poco tiempo después, en octubre de 1983, se produciría el primer atentado terrorista del GAL: el secuestro y asesinato de Joxean Lasa y Joxi Zabala. Tres meses antes se había preparado el 'acta fundacional' de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) en el CESID (el antiguo servicio de inteligencia español), que plagiaba a su vez el contenido de un documento elaborado por esos mismos servicios secretos en 1979.
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En ese marco, los seis agentes colombianos combinaron el apartado "eminentemente práctico" del curso con "materias complementarias", entre las que se encontraban –según el relato de Peroza– "tiro y explosivos, táctica policial, transmisiones, exploración física del terreno, servicios de seguridad y vigilancia, defensa personal, movimiento en montaña, información e inteligencia, e instrucción de combate (operaciones helicoportadas)". Todo ello tenía lugar "en horarios extendidos" del curso.
"En una segunda fase los seleccionados adelantamos cursos especiales y
exclusivos de información e inteligencia antisubversiva, montañismo en
motos 'todo terreno' en Ventalarrubia, explosivos y antiexplosivos en Valdemoro, donde obtuvimos los respectivos títulos a través de los cuales
tendríamos acceso en organizaciones de esta naturaleza, por convenios
que sobre el particular existen internacionalmente", rememoró el agente.
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Tras recibir esta formación, los policías colombianos regresaron a Bogotá. Allí recibirían un encargo muy especial por parte de sus superiores: formar un centro de adiestramiento para policías antiterroristas similar al que habían conocido en España. De acuerdo a Peroza, los mandos consideraban necesario crear un centro de operaciones especiales "destinado a impartir instrucción especializada" para hacer frente a las organizaciones guerrilleras. Así nació el COPES, conocido hoy en Colombia como el cuerpo policial encargado de la lucha antiterrorista.
Toma del Palacio de Justicia
Entre los primeros instructores en materia de antiterrorismo se encontraba el capitán Héctor Aníbal Talero, uno de los seis agentes que había recibido formación en España. Dos años después, en noviembre de 1985, Talero murió durante uno de los operativos antiterroristas más dramáticos de la historia de Colombia, el que siguió a la toma del Palacio de Justicia de Bogotá por parte del grupo guerrillero M-19. La acción militar y policial, que incluyó bombardeos, causó 98 muertos y 11 desaparecidos.
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En un fallo emitido en 2014, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) consideró probado que "existió un modus operandi tendente a la desaparición forzada de personas consideradas sospechosas de participar en la toma del Palacio de Justicia o colaborar con el M19". "Los sospechosos eran separados de los demás rehenes, conducidos a instituciones militares, en algunos casos torturados y/o desaparecidos", destacó la sentencia, mediante la cual se condenó al Estado colombiano por su responsabilidad en aquellos hechos.
Naranjo, de policía a vicepresidente
Según consta en distintos artículos y documentos oficiales de la Policía colombiana, entre los agentes que recibieron formación estaba Óscar Naranjo Trujillo. Este policía, que llegó a ser calificado como 'el mejor policía del mundo' por su liderazgo en la lucha contra las guerrillas, trabajó para los Gobiernos de Alvaro Uribe y Juan Manuel Santos. Fue director general de la Policía Nacional de Colombia entre 2007 y 2012; posteriormente Santos le designó negociador plenipotenciario de su gobierno en las negociaciones de paz con las FARC y en 2017 le dio el cargo de vicepresidente del país. Su trayectoria profesional dio lugar a una serie de televisión.
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En septiembre de 1982, Naranjo, que terminó llegando a lo más alto de la institución policial, formó parte de ese grupo de seis agentes que se desplazó a España, y por ende a Euskadi, para recibir entrenamiento. Su trayectoria está muy vinculada a la lucha contra las guerrillas en Colombia y especialmente a la última etapa del conflicto colombiano, que se ha extendido durante más de 50 años.
Conjurar actividades terroristas
La relevancia que el Comando de Operaciones Especiales sigue teniendo en Colombia, marcado por la violencia y el conflicto armado, queda expuesta en la propaganda actual que realiza la Policía. "Somos los encargados de realizar operaciones de alto riesgo contra objetivos de alto valor, estructuras delincuenciales y organizaciones criminales, tanto de ámbito urbano como rural, con el fin de preservar la convivencia y la seguridad ciudadana en todo el territorio nacional", afirma en reciente un video institucional Wilson Osorio Montoya, uno de los actuales integrantes de ese comando.
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De hecho, entre sus funciones está "desarrollar operaciones en situaciones de crisis de nivel local o nacional", así como "adelantar operaciones para el restablecimiento y mantenimiento del orden público" o "realizar operaciones tendientes a conjurar actividades terroristas a nivel nacional", según la documentación oficial de este comando policial.