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"El 7 a 4 para los progresistas no estaba ni en las peores pesadillas de algunos": así se gestó la renovación del Constitucional

El sector conservador del CGPJ contaba con la defensa a ultranza por parte de los progresistas de su candidato, José Manuel Bandrés, pero nunca imaginó que lo sacrificarían para permitir el desbloqueo del Constitucional y, con ello, la mayoría progresista.

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El presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Rafael Mozo (c), preside el pleno extraordinario que se celebró en el Consejo General del Poder Judicial el pasado 27 de diciembre — Consejo General del Poder Judicial (CGPJ / EFE

madrid, Actualizado:

Día 23 de diciembre. Media mañana. Los siete vocales del sector progresista del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) comienzan a cruzar llamadas entre sí. La iniciativa la toma Rafael Mozo, presidente suplente del órgano de gobierno de los jueces. Comentan la jugada del bloque conservador, que el día antes ha solicitado la convocatoria de un pleno para una segunda votación con una nueva candidata, además del magistrado César Tolosa: María Luisa Segoviano, expresidenta de la Sala Cuarta del Supremo, prestigiosa magistrada progresista.

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El presidente suplente ha accedido a la petición y convoca el pleno cuatro días después, el día 27. El sector conservador se jacta ante la prensa de que su oferta es irrechazable, pero en el fondo está convencido de que el bloque progresista seguirá defendiendo a capa y espada su autonomía para hacer valer a su propio candidato, el magistrado de la Sala Tercera José Manuel Bandrés

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Los vocales conservadores, mayoritarios en el CGPJ, con 10 votos a 8, rectifican cuando escuchan la palabra veto y explican que no es que veten a Bandrés, sino que "prefieren a otro candidato". Pero en el trasfondo de su rechazo por este juez, que lleva 19 años en el Supremo, se atisba la figura de Cándido Conde-Pumpido, magistrado del Constitucional que se postula como favorito para la presidencia del tribunal. 

El sector conservador se aferra a su rechazo a Bandrés por su relación cercana con Conde-Pumpido. De hecho, algunos vocales conservadores apuntan que Bandrés podría ser el candidato de Conde-Pumpido para garantizarse posteriormente su elección en la presidencia del tribunal de garantías. María Luisa Segoviano es, para los conservadores, "mucho mejor candidata" que Bandrés. Sobre todo porque confían en que respalde a María Luisa Balaguer para la presidencia del tribunal de garantías en vez de a Conde-Pumpido. 

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La inclusión de Segoviano en la oferta de los conservadores llega al seno del Tribunal Constitucional, en aquel momento sacudido por la decisión inédita de la mayoría conservadora de paralizar la tramitación legislativa de la reforma que iba a desbloquear la propia renovación del tribunal de garantías. 

Según ha podido saber este diario, también hubo cruce de llamadas el 23 de diciembre entre vocales del CGPJ y magistrados del TC, todos ellos del sector progresista. Algunos de estos magistrados vieron en la propuesta "una buena salida del conflicto". Al fin y al cabo, Segoviano es "una buena magistrada de izquierdas", por no hablar del interés a efectos de la paridad de género en la corte de garantías. 

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Un plan sencillo, audaz y discreto 

Así las cosas, aquel 23 de diciembre, vísperas de la Nochebuena, se gestó el plan de los progresistas para desbloquear la renovación del Tribunal Constitucional. Un plan "sencillo y—con todo—audaz y un punto arriesgado", dice a Público una vocal del Consejo, que aclara que "no hubo un pacto secreto ni nada por el estilo, pero sí mucha discreción". 

Bajo ningún concepto podía llegar a oídos de los conservadores que los progresistas iban a votar en bloque a favor de sus dos candidatos, renunciando a Bandrés, en aras de un bien superior: la renovación del TC y la mayoría progresista que iba a propiciar. Los vocales de este bloque temían que si los conservadores se enteraban con antelación podrían urdir una estrategia para seguir bloqueando la renovación del Constitucional.  

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El día de la votación, el martes 27 de septiembre, los progresistas se reunieron en la sede del Consejo una hora antes del comienzo del pleno para ultimar los detalles. Dejaron fuera de ese cónclave a Enrique Lucas, el vocal propuesto por el PNV que tradicionalmente vota con ellos pero que en esta ocasión estaba afectado por intereses personales, ya que su hermano, el juez Pablo Lucas, había sido propuesto en un primer momento por los conservadores junto a Tolosa.  

El voto de Enrique Lucas

El vocal Lucas estaba llamado a tener un papel crucial en aquella segunda votación para elegir a dos magistrados del TC, pero el plan de los progresistas desbarató los pronósticos de los conservadores. 

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La primera votación en el CGPJ para la elección de dos miembros del TC, en el pleno del 20 de diciembre, acabó en fracaso por un solo voto. Son once los votos necesarios para que salgan elegidos los magistrados. Los candidatos de los conservadores, Tolosa y Pablo Lucas, considerado más progresista que conservador, obtuvieron 10 votos cada uno, todos ellos de los conservadores; mientras que José Manuel Bandrés recabó siete de los progresistas. Enrique Lucas se abstuvo.  

Al renunciar los conservadores a Pablo Lucas en la siguiente votación, su hermano ya no tenía necesidad de abstenerse. Los vocales conservadores confiaban en que Enrique Lucas, que no había apoyado la candidatura de Bandrés, sumara su voto al tándem Tolosa-Segoviano. También pensaron, erróneamente, que los progresistas se mantendrían firmes en la candidatura de Bandrés. Pero se equivocaron.  

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Uno a uno los siete progresistas votaron a favor de las candidaturas de los conservadores. Lucas también votó lo mismo y lo hizo cuando cuatro de los progresistas ya habían pronunciado su voto. 

Rostros perplejos y una víctima colateral

María Luisa Segoviano y César Tolosa salieron elegidos por unanimidad. Fuentes presentes en la votación describen la "perplejidad plasmada en los rostros" de algunos de los vocales propuestos por el PP. "Valió la pena intentarlo: el 7 a 4 de hoy no estaba ni en las peores pesadillas de algunos", cuenta una vocal progresista. Otras fuentes del sector dicen a Público que "alguien tenía que ceder", porque la situación era "insostenible". 

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La víctima colateral es Bandrés, que fue informado en el último momento de los planes del bloque progresista. Fuentes relacionadas con él comentan a este diario que confía en que tras este proceso intenso el Tribunal Constitucional recupere la autoridad como garante del regular funcionamiento del sistema constitucional. 

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