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emergencia por el coronavirus

48 horas conviviendo en casa con un fallecido por covid-19

El 091 de la Policía está recibiendo llamadas de ciudadanos a los que se les ha muerto un familiar en casa debido al coronavirus. Funerarias y tanatorios de Madrid no llegan a recoger a los fallecidos en viviendas hasta días después, en algunos casos. Los familiares pueden tardar días en saber a qué morgue han sido llevados y algunos se enteran cuando ya han sido incinerados. 

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Un coche fúnebre a las puertas del Palacio de Hielo, el centro comercial con pista de patinaje situado en Madrid, que ha sido habilitado como morgue para albergar los restos de personas fallecidas con coronavirus ante la saturación de las empresas funerarias, que impide enterrar a los difuntos en el plazo establecido. EFE/ Kiko Huesca

madrid,

"Se ha muerto mi abuelo por el coronavirus y mi abuela está en casa con él. Qué triste". Ese fue uno de los mensajes que el pasado sábado emitía una ciudadana madrileña que, confinada, veía la impotencia de pasar el trance del duelo sin abrazar a su abuela ni dar un último adiós a su abuelo. Pero el dolor no se iba a quedar ahí. 

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Dos días después, el mensaje que enviaba era mucho más desolador: "Han pasado 49 horas y acaban de ir a recoger el cadáver. Llamábamos a la funeraria y al tanatorio y, cuando lo cogían, decían que no tenían capacidad de ir a recogerlo. Que apagáramos la calefacción y abriéramos las ventanas. Hemos conseguido sacar a mi abuela de casa para que no vea a su marido muerto en el sillón. Esto es terrible". 

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Este caso no es el único que ha ocurrido en Madrid. Debido al colapso de tanatorios y funerarias en la capital están empezando a llegar llamadas de angustia a la sala del 091, donde familias desesperadas piden a la Policía que por favor vayan a recoger los cadáveres de sus familiares y les den información de qué hacer después. Pero no pueden hacerse cargo. 

"La Policía no tiene ningún protocolo ni autorización para ir a recoger cadáveres, a no ser que asista un médico forense y esté judicializado. Pero estos no son los casos", cuentan a Público fuentes de la sala del 091. 

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Certificados de defunción como posible covid pero sin pruebas

El trauma de las familias se está viendo agravado por tener que ser ellas mismas quienes amortajen a sus familiares y, en muchos casos, no hacen las pruebas del coronavirus a quienes han convivido con el finado. Sin embargo, según los expertos, al no ser el coronavirus un ente vivo sino una proteína, el virus sigue activo también en el cadáver. 

"El médico vino a certificar la muerte y le puso una sábana por encima, nada más. A los dos días el cuerpo se estaba descomponiendo y tuvo que ser una prima quien le amortajara, con unos conocimientos muy básicos, al haber trabajado en un geriátrico un tiempo", explica esta misma familia. 

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Pero lo que más les preocupa a estas familias es que en los certificados de defunción no se explica bien si son muertos por covid-19 y por lo tanto no se está haciendo la prueba a quienes han convivido con el cadáver. "El médico escribió que la muerte era por parada cardiorespiratoria y, por la edad y las afecciones pulmonares, en segundo lugar especificó que posiblemente era por coronavirus. Sin embargo, cuando llamamos a la Comunidad de Madrid para informarnos de si tenían que hacerse las pruebas mi abuela o el resto de familiares que pasaron por la casa esos dos días, la respuesta fue: '¿Ustedes no saben que no se puede velar un cadáver?'. Bueno, pero qué hacemos con la abuela y con nosotros, les replicamos, ¿nos van a hacer la prueba? 'No, si no tienen síntomas ni fiebre, quédense en casa'... No es muy tranquilizador, la verdad". 

Las familias denuncian abandono y falta de información

Esta familia tuvo una relativa suerte al final: saben dónde ha sido enviado el cuerpo y tienen cita para asistir al crematorio en un conocido cementerio de la capital. Sin embargo, otras no están teniendo el mismo recorrido. 

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"Mi hermano de 56 años falleció en casa. Su hijo, cuando vio que no respiraba, intentó hacerle los primeros auxilios, pero no consiguió mantenerlo con vida. Tardaron en llegar para llevarse el cadáver unas seis horas y les contamos lo que había ocurrido, pero no le hicieron la prueba ni siquiera a su hijo, que había tenido un contacto muy estrecho con su padre los últimos minutos", cuenta a Público otra mujer que también quiere permanecer en el anonimato.  

"Lo peor vino después. Habían pasado dos días y no sabíamos dónde habían llevado el cuerpo, si al tanatorio que le correspondía, al Palacio de Hielo, a la nueva morgue de la Ciudad de la Justicia... Al tercer día nos llamaron de un tanatorio de un pueblo de Madrid para informarnos de que mi hermano ya había sido incinerado sin que nadie de la familia estuviera presente", asegura.  

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Desinfección y falta de ayuda 

Los testimonios recabados por Público coinciden en que se sienten desatendidos y que sería necesario que la misma actividad que está haciendo el Ejército en las residencias de ancianos, donde se han hallado cadáveres, se establezca para las viviendas particulares. 

Un agente de patrulla confirma también esta situación: "Hay personas que nos han visto pasar con la patrulla y nos han avisado de que tenían un cadáver en casa, pero nosotros no estamos autorizados para recogerlos ni para hacer ninguna de esas tareas".

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Una vez el cadáver ha sido sacado de la vivienda, la casa debe ser desinfectada. "Vemos al Ejército con sus equipos de protección desinfectando las residencias, pero a nosotros nos dijeron que limpiáramos con lejía y nada más. ¿En qué cantidad? ¿Con qué medidas de protección? Por favor, no se olviden de las familias", solicitan al Gobierno, al Ayuntamiento de Madrid y a la Comunidad. 

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