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¿Es sostenible la inmortalidad?

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¿Es sostenible la inmortalidad?

Un anhelo del ser humano que se pierde en la noche de los tiempos es conseguir la inmortalidad. En efecto, ya en la antigua Grecia creían que la ambrosía y el néctar (el alimento de los dioses) era el secreto de la longevidad; los alquimistas medievales perseguían la piedra filosofal que podía convertir metales en oro por transmutación, devolver la juventud y otorgar la vida eterna; y, más recientemente, es célebre el caso de Watt Disney que permanece congelado a la espera de que la ciencia sea capaz de revivirlo.

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Resulta curioso que, al tiempo que ansía la inmortalidad, la compleja naturaleza humana no renuncia a la ancestral curiosidad que le produce la muerte, lo que explica que esté causando furor en Shangai el simulador de realidad virtual “Death Simulator”, donde, tras escribir sus últimas palabras antes de “morir”, el usuario se embute en un cajón forrado con tela negra que hace las veces de ataúd, que atraviesa una pantalla cilíndrica que simula el túnel descrito en las experiencias cercanas a la muerte y ve como es introducido en un horno crematorio para ser incinerado; tras lo que renace en el cielo, esto es, sale del simulador a una piscina de sofás y bolas blancas donde esperan sus familiares y amigos.

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Larry Ellison (Oracle), Serge Brin, (Google) o Peter Thiel (PayPal) han invertido en startups de biotecnología que investigan cómo alargar la vida

Y tras siglos de espera, el millonario ruso Dmitry Itskov, fundador de “Iniciativa 2045” asegura que seremos inmortales en treinta años. Y no es el único. Aunque tiene que ver más con la biotecnología que con una milagrosa y continua regeneración, es cierto que algunos científicos están convencidos de que podremos vivir eternamente en perfecto estado de salud y sin envejecer, conservando el cerebro en un envoltorio cibernético que le proporcione lo necesario para subsistir. Otra fórmula en la que se está investigando consiste en “descargar” la consciencia del individuo (inteligencia, personalidad, recuerdos, etc.) desde su cerebro a un ordenador para implantarla en un cuerpo nuevo, biológico o con elementos robóticos. Por el momento, Estados Unidos y La India han autorizado a la empresa biotécnica estadounidense Bioquark el proyecto “Reanima”, en el que se pretende regenerar los cerebros de personas clínicamente muertas.

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Tras siglos de espera, el millonario ruso Dmitry Itskov, fundador de “Iniciativa 2045” asegura que la inmortalidad será una realidad en treinta años

No obstante, dicha edad de jubilación es un derecho –y no una obligación– del trabajador, por lo que podría continuar trabajando indefinidamente si fuera su deseo, salvo que en el convenio colectivo que le fuera de aplicación se hubiera establecido una cláusula que posibilite la extinción del contrato de trabajo por el cumplimiento por parte del trabajador de la edad ordinaria de jubilación fijada en la normativa de Seguridad Social, según previene la Disposición Adicional 10ª de la Ley 14/2005 de 1 de julio, siempre que esta medida se vincule a objetivos como la mejora de la estabilidad en el empleo, la transformación de contratos temporales en indefinidos, el sostenimiento del empleo, la contratación de nuevos trabajadores, etc. y que el trabajador tenga cubierto el período mínimo de cotización o uno mayor si así se hubiera pactado en el convenio colectivo, y cumplir los demás requisitos exigidos por la legislación de Seguridad Social para tener derecho a la pensión de jubilación en su modalidad contributiva.

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*Javier López es socio del bufete Écija Abogados

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