Papandréu y Felipe González, Syriza y Podemos
Unas horas en Atenas bastan para percibir la importancia que tienen las elecciones generales del próximo domingo
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ATENAS.- El avión se acerca a la pista de aterrizaje y flanqueando los bordes del aeropuerto ateniense llaman la atención los grandes almacenes de muebles nórdicos o los de bricolaje con apellido de mago que son una demostración de fuerza, de una plaza tomada y sostenida por los procesos económicos que dirigen la globalización.
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El viaje hacia el centro de Atenas va dando muestras de los efectos devastadores que ha tenido la crisis y la propagación de la austeridad. Fábricas cerradas, puestos de trabajo evaporados, pulverizados, extendiendo el empobrecimiento a los hogares, a las calles, a proyectos de vida que chocan contra los inflexibles intereses de los bancos que como apisonadoras alisan cualquier obstáculo que dificulte la circulación de sus beneficios.
En el centro de la ciudad, en los alrededores de la plaza Omonia, donde Syriza ha celebrado su gran mitin de cierre de campaña, algunos yonkis sobreviven en el lado más salvaje de la vida europea. El empobrecimiento se ve en los parches del asfalto, en los rostros de hombres que se dejan crecer una descuidada barba, en la oscuridad de la ropa, mayoritariamente en tonos grises y negros, como si todo el país representara un luto colectivo por el fin de la opulencia.
Por allí está Tsipras, cercano, dejando que la gente se acerque a saludarlo, con la misma facilidad y cercanía con la que se puede entrar en la sede del primer partido en las encuestas sin que nadie pregunte, sin que un arco de seguridad detecte, sin que un muro de seguridad la separe del pueblo griego. Por allí anda Kostas Isijos, otro líder de la formación de origen argentino, goloso y alegre, ante la llegada de unos comicios que pueden suponer un giro del timón que aleja a Europa de sus políticas sociales.
En la terraza, Pablo Iglesias charla con Ada Colau. Ambos han acudido al país que puede anticipar el cambio. Ella, para visitar algunas experiencias de gestión municipal en los alrededores de Atenas. Él, porque se ha convertido en un referente para una sociedad que necesita soñar con otra gestión más humana de la crisis. Llama la atención cómo en las calles de Atenas los griegos identifican ser español con formar parte de Podemos.
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Sigue mirando por la ventana mientras conversamos sobre esta Europa en la encrucijada, que podría girar su timón hacia otra gestión donde lo económico ceda terreno a lo social. No sabe si votará el domingo, a pesar de que la ley electoral enuncia que el sufragio activo es obligatorio, pero él dice que "No pasa nada, no pasa nada". Si no acude a las urnas no tiene que pagar ninguna multa, por lo que la obligatoriedad es una declaración de intenciones.
*Emilio Silva es sociólogo y periodista
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