Pablo con corbata y faldas
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Sospecho que la gente de Podemos me lee más de lo que debería y eso no es necesariamente bueno, ni para mí ni para ellos. El otro día Errejón D2 soltó en un mitin en Cádiz que nos lleva gobernando cuatro años un atril vacío y la frase me sonó muy familiar, como la que acababa de publicar yo un día antes. Hace poco más de un mes escribía yo que Pablo Iglesias debería probarse una corbata (lo que me valió no pocos pescozones incondicionales) y así fue como apareció en el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes, con una corbata roja marxista anudada al cuello que descolocó al tendido y lo dejó rociado de murmullos. A la hora de salir a la palestra, Pablo explicó que no se la había puesto por la mañana, para celebrar el Día de la Constitución, pero sí por la tarde:
"Con vosotros sí, todo el respeto de la corbata, compañeros y compañeras".
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Pablo Iglesias, entre la coleta y la corbata, hace tiempo que ha transcendido los géneros
El adorno de la corbata no fue la única novedad en el arriesgado formato de mitin televisivo que copó el teatro hasta la bandera. La elegante maestra de ceremonias, Rosana Pastor, número cuatro de Compromís-Podemos por Valencia, anunció que esa noche hablarían "cuatro mujeres y un hombre" en un desliz aritmético que luego se corrigió por sí solo, puesto que ella también habló lo suyo (un breve y encendido discurso sobre la violencia de género) y puesto que Pablo Iglesias, entre la coleta y la corbata, hace tiempo que ha transcendido los géneros. Esa mayoría femenina en el uso de la palabra (Vicky Rossell desde las Palmas, Ada Colau desde Cataluña, Mónica Oltra desde Valencia y Rosana Pastor en Madrid) tal vez venía a intentar paliar el irrefrenable machismo que algunas, no sin razón, han achacado a la formación morada. Se ve que sí, que la gente de Podemos lee lo que dicen de ella y eso no es necesariamente malo.
Con sus círculos, sus asambleas y sus alianzas, Podemos es fundamentalmente un banco de peces, un reflejo de esa España invertebrada cuya representación, hirviente de jóvenes y viejos, de mujeres y hombres, abarrotaba las butacas. La diversidad fue también la tonalidad general de unos discursos que incidían en la naturaleza plural de este "país de países", sus lenguas, sus naciones, sus costumbres y sus gentes. Un país que un día, el 15-M, decidió que estaba harto y salió a la calle y tomó las plazas en una protesta pacífica de la que finalmente ha surgido un partido político. Puede que sean novatos pero lo que le falta de aparato, de jerarquía y de formación monolítica le sobra de espontaneidad, de entusiasmo y de ciudadanía.
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Puede que sean novatos pero lo que le falta de aparato, de jerarquía y formación monolítica le sobra de espontaneidad
Salvo Pastor, que iba dando paso a cada acto, ninguno de los oradores apareció solo sino rodeado, flanqueado y acompañado de sus colaboradores. Vicky Rossell desmenuzó el pantano de la justicia española, Ada Colau recordó que en la Constitución no hay derechos de primera y derechos de segunda y Mónica Oltra hizo una autopsia tan vívida de la corrupción valenciana que la putrefacción del Gürtel llegó a inundar por un momento el teatro. Los problemas que enumeraban, y sus posibles soluciones, son tan evidentes que da hasta vergüenza señalarlos. Por ejemplo, la sempiterna cantinela del cuñado que dice que no hay dinero para los dependientes o para financiar una renta básica, pero sí, por ejemplo, para hacer aeropuertos peatonales.