Un golpe de Estado internacional
Es investigador en el Instituto de Investigaciones Históricas y profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En septiembre se publica su libro 'Inseguridad colectiva: La Sociedad de Naciones, la Guerra de España y el fin de la paz mundial' (Valencia: Tirant lo Blanch, 2016).
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Es investigador en el Instituto de Investigaciones Históricas y profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En septiembre se publica su libro 'Inseguridad colectiva: La Sociedad de Naciones, la Guerra de España y el fin de la paz mundial' (Valencia: Tirant lo Blanch, 2016).
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“Los campos ensangrentados de España son ya, de hecho, los campos de batalla de la guerra mundial”
Para Benito Mussolini la guerra no era sino una de las más nobles tareas a las que podía dedicarse el ser humano, y el estado natural de una nación fuerte (como debía ser la Italia fascista) no debía ser otro que el bélico. Lo repitió una y otra vez. Desde 1931, la voluntad imperialista del Duce se proyectó -en una estrategia con vistas a medio plazo- hacia nuevas conquistas africanas (Etiopía) y una posición más favorable hacia la hegemonía en el Mare Nostrum (España).