El economista patriota y leal
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José María Crespo
Director general y de Relaciones Institucionales de Público
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Qué se puede decir cuando a uno le comunican la noticia del fallecimiento de un amigo. Qué expresar, sin recurrir a los habituales lugares comunes que afloran con una pérdida que nos afecta en lo personal. No sé. Conocí a David Taguas en la creación del Instituto de Economía y Finanzas, impulsado por él y por el entonces rector de la Universidad Camilo José Cela, Rafael Cortés Elvira. Los dos, y los tres, tuvimos grandes discusiones sobre nuestras distintas maneras de entender la materia que él dominaba. Sobre la manera de cuadrar la enormidad de la macroeconomía, que el bueno de David tan bien comprendía, con la necesidad de no dejar de lado nunca a las personas. Conversaba, discutía y aprendía con él, porque seguramente él tenía razón en la mayoría de ocasiones en las que este profano de los números le llevaba la contraria.
David Taguas es todavía, y lo seguirá siendo, uno de los economistas más importantes de este país, porque su pensamiento y sus teorías, muchas de ellas presentadas recientemente en su libro Cuatro bodas y un funeral —maldito título, David—, seguirán vigentes durante mucho tiempo. Deberán ser referencia obligada para los que tengan la responsabilidad de dirigir los destinos de España, como él hizo durante los años de gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, al frente de la Oficina Económica de Moncloa.
David Taguas dio el paso al frente cuando el servicio público reclamó su presencia y sus conocimientos para el bien común. Jamás renegó de lo que se hizo o se dejó de hacer durante su presencia al lado del presidente del Gobierno, al contrario de otros, que no dudaron en ponerse de perfil para tratar de salvar sus pellejos de la injusta crítica a toro pasado. Demostrar esa lealtad en los tiempos que corren dice casi todo de la persona que era David Taguas. Del amigo que hemos perdido. Del colaborador de este medio de comunicación que se enorgullece de contar en su hemeroteca con sus reflexiones.
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Este país deberá tomar buena nota del legado que nos deja, para enderezar un rumbo tan errático como injusto para los más débiles. Honrar y recordar al economista patriota y leal, como la gran persona que fue. Buen viaje David. Nos volveremos a ver, y a discutir.