Cuba y el flotador chino
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El primer ministro chino Li Keqiang visita Cuba. Ambos países han exhibido en los últimos lustros una clara cercanía política pasando página de los diferendos ideológicos que les distanciaron durante la guerra fría.
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Li Keqiang llega a Cuba al frente de una numerosa delegación, más de cien personas. Es la primera vez que un primer ministro chino pisa Cuba, un país con un 1% de población con ascendencia en el gigante asiático, descendientes de los culíes llegados a la isla en el siglo XIX. China es el segundo socio comercial de Cuba pero el volumen de los intercambios no alcanza los 2 mil millones de dólares.
China ha apoyado el desahogo de la precaria economía cubana pero sin implicarse de lleno en la “actualización” del modelo de desarrollo cubano
En el plano bilateral, en lo que va de siglo, las visitas de presidentes chinos (Jiang Zemin en 2001, Hu Jintao en 2004 y 2008 o Xi Jinping en 2014) es fiel reflejo de esa querencia ya que pocos países pueden mostrar un palmarés similar pero, pese a la pompa que las ha rodeado, no se han traducido en un salto cualitativo en el plano económico y comercial.
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Con los cambios que se registran en Brasil, Argentina, etc., o la precaria estabilidad de Venezuela, la significación política de Cuba en la estrategia china de ganar presencia e influencia en el hemisferio gana enteros. La mejora del ambiente inversor en la isla puede introducir matices en la agenda de sus intereses, hasta ahora centrados prioritariamente en la energía, materias primas o I+D. Las infraestructuras pueden señalar un punto de encuentro.