La ruta mortal del fentanilo
La droga que mata a 100.000 personas al año en EE.UU no llega a España por la ausencia de demanda.
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PONTEVEDRA,
Los medicamentos contra el dolor son tan viejos como la humanidad misma. Las propiedades del opio eran bien conocidas ya en el antiguo Egipto, quizás antes. Las evidencias apuntan la que la actual cuenca mediterránea era un terreno propicio para el cultivo de adormidera, planta de la que se obtenía el opio.
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Para ello se empleaban procedimientos que no distan mucho de los que se siguen hoy en día en Afganistán (donde los talibanes, con su vuelta al poder, han iniciado una nueva guerra contra las drogas) y en el Triángulo Dorado Asiático, una franja de terreno de difícil gobierno al lado del río Mekong, en zonas fronterizas de Laos, Myanmar y Tailandia. Pequeñas incisiones para la extracción del principio activo. Esa es la clave.
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El opio fue germen de grandes conflictos en siglos pasados, pero nunca fue considerado un problema grave de salud pública en Occidente hasta que científicos europeos sintetizaron lo que se dio en llamar heroína, un nuevo medicamento bajo el paraguas del gigante farmacéutico alemán Bayer.
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Un remedio contra el dolor más potente que la morfina, pensaban ellos, que también se dispensaba como jarabe para la tos, llegando a estar presente en boticas españolas. Las enfermedades respiratorias y las duras guerras empujaban a los químicos del momento a investigar, y la heroína fue una de sus invenciones.
Adicción al opio
La adicción al opio existió desde el comienzo, pero en el primero tercio del siglo XX llegaron las primeras señales de alarman. Un consumo que se había iniciado como analgésico se convertiría rápidamente en una necesidad vital para muchos, con efectos devastadores. Las dos guerras mundiales contribuyeron a la expansión de un veneno capaz de matar muy rápido, por sobredosis, y también lentamente, desgastando el organismo hasta el límite humano.
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Las organizaciones criminales del siglo XX, con el ejército de Hitler en primer término, y después la mafia italiana, la marsellesa y una rama del ejército americano desplazado en el Vietnam, también aportaron sus granos de arena a la expansión de un monstruo que no dejó de crecer y que lo hizo más aún después de políticas erradas en las zonas de producción (Afganistán), donde los enfrentamientos entre los dos grandes bloques de la Guerra Fría beneficiaron, y mucho, a los señores de la droga.
Más de 100.000 personas murieron en los EUA porque la industria farmacéutica no explicó los efectos adictivos del fentanilo
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Lo que sucedió después en Galicia, en España, en Europa y en el resto del mundo es historia más que contada: generaciones enteras devastadas por una sustancia que ya se producía en masa y de forma clandestina, muchas décadas después de que el invento farmacéutico fuera prohibido, entre otras, por la convención de Naciones Unidas de 1961. La década de 1980, con la apertura de España después de la dictadura franquista, sirvió para tocar fondo y para que todos tomaran conciencia del enemigo que estaba enfrente.
La aparición del Plan Nacional Sobre Drogas y las campañas gubernamentales de información (que en 2024, por cierto, son inexistentes) fueron esenciales para comenzar a controlar el problema. En todo caso, adictos de aquel tiempo siguen sobreviviendo hoy en día en las en villas y ciudades de Galicia.
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En los años setenta, cuando la heroína estaba totalmente identificada en Estados Unidos (no en España, aún bajo el régimen militar), la industria farmacéutica insistía en su búsqueda de medicamentos contra el dolor. Así nació el fentanilo y todos sus derivados, un fármaco empleado desde entonces hasta hoy en día para enfermos crónicos o para después de las intervenciones quirúrgicas; también en cuidados paliativos.
Su poder analgésico, calculado en 50 veces el de la morfina, según la cantidad de principio activo, supuso un avance muy importante en ese campo. Mientras solo había sido empleado en usos puramente médicos no sería un riesgo para nadie. Eso fue lo que sucedió a lo largo de las siguientes décadas y hasta hoy en Europa, en España y en Galicia.
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La evidencia científica sobre la presencia de esta sustancia en los ingresos hospitalarios por sobredosis en este lado del Atlántico no muestra señal ninguno de alerta. Cierto es que en España fallecen más de mil personas al año por consumo abusivo de drogas y que una parte muy importante de esas muertes tienen a los opiáceos como elemento diferencial, pero sigue siendo la heroína la que se presenta y tiene presencia mayoritaria en los análisis. En todo caso, el más frecuente es la mezcla de distintas drogas lo que suele a provocar las peores consecuencias en 2024.
Cosa distinta sucedió en Estados Unidos, donde desde 2010 la mala praxis de la industria farmacéutica provocó el crecimiento del mayor problema de salud pública de la historia del país norteamericano. Más de 100.000 personas murieron en ese país en el último año, después de que la citada industria no explicara a los pacientes los efectos aditivos del fentanilo, que se distribuía de forma masiva.
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Cárteles mexicanos
De esa manera se conformó una enorme comunidad de personas dependientes de la droga, y en ese preciso plazo, el crimen organizado localizó una ventana de oportunidad que no pensaba dejar escapar. Y no lo hizo.
Los cárteles mexicanos, principalmente el de Sinaloa, entonces dirigido por Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, actualmente en una prisión norteamericana, y por Ismael Zambada García, alias El Mayo, el narco más buscado del mundo, tenían una red de transporte y distribución de droga perfectamente construida, que partía de su país y se extendía por todo Estados Unidos, alcanzando a todas las grandes ciudades, desde Los Ángeles hasta New York, pasando por Chicago, Philadelphia, Miami o San Francisco.
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Un segundo cártel, llamado Cártel Jalisco Nueva Generación, operaba en paralelo. Uno y otro enviaban toneladas de cocaína que recibían desde Sudamérica y de metanfetamina que producían en el propio país, así como heroína, esta última en menores cantidades. Esas mismas rutas por las distintas fronteras del Sur de Estados Unidos fueron las vías de transporte de una nueva sustancia que ya no era de uso médico y por circuitos legales, sino de abuso y por circuitos clandestinos. Así se comenzó a enviar el fentanilo en masa.
Estados Unidos, después de ver que el problema no dejaba de crecer, puso el foco sobre las grandes farmacéuticas que estaban detrás de la implantación del fármaco y que no habían avisado en sus prospectos de los riesgos de las mismas. Varios estados denunciaron a todas esas empresas, que fueron condenadas a pagos de multas multimillonarias por el daño causado a la salud pública.
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Eso fue un parche, pero el daño ya estaba hecho. Los narcos tenían delante de ellos una nueva gallina de huevos de oro, pues habían conseguido trazar un negocio que a día de hoy sigue siendo redondo: obtienen la materia prima, en forma de polvo, de laboratorios localizados en Asia, bien en la China, bien en la India. Desde allí reciben grandes cantidades que llegan la otros laboratorios, ya en los dominios de Sinaloa y CJNG. Allí componen un producto que se aleja del fentanilo puro, mezclando la droga con heroína, con morfina y con otros químicos, llamados precursores, hasta conformar unas pastillas muy fáciles de esconder en los transportes terrestres que cruzan las fronteras cara el Norte.
Millones de esas pastillas, normalmente de un color verde azulado, pero en ocasiones de distintos colores (el llamado fentanilo arcoiris) inundan los mercados ilícitos de todas las villas y ciudades de Norteamérica, causando una devastación nunca vista antes.
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El fentanilo en su versión más pura es absolutamente letal. Es suficiente con tocarlo para sufrir un colapso por sobredosis. La cantidad que ocuparía la punta de un lápiz resulta mortal de necesidad. Por eso, pocas veces se trafica con la sustancia sin adulterar.
CAmpaña contra el fentanilo
Los últimos años, en los que la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) inició una espectacular campaña de lucha contra la sustancia, también sirvieron para avances en la investigación de un antídoto. La naxolona, llamada popularmente Narcan, consigue frenar súbitamente el impacto de la sobredosis, y ya está presente en muchos lugares públicos de Estados Unidos. También en la dotación de agentes policiales y aduaneros, por el riesgo que tienen de entrar en contacto con la sustancia.
El fentanilo más puro es letal. Es suficiente con tocarlo para sufrir un colapso por sobredosis.
Las calles de varios lugares periféricos de grandes ciudades del país son hoy en día un triste espectáculo de personas adictas al fentanilo, muchas de ellas con dificultades para mantenerse en pie. La droga zombie, la llaman algunos, se instaló en un lugar en el que, además de la presencia de los cárteles para la distribución, existe un factor diferencial que crea una enorme bolsa de posibles dependientes: la brutal desigualdad entre la población, de un lado, y el inexistente sistema de sanidad pública. Por otro, el porcentaje de población que sobrevive en condiciones precarias supera en mucho la que se presenta en Europa, lo que lleva a muchos a abrazar a las drogas como vía de escape.
Y por si eso fuera poco, no existe un colchón social en forma de sistema público que permita salir adelante a los más desfavorecidos. Estos factores resultan esenciales para que ese país sufra esta epidemia, y el escudo social y sanitario europeo hace también de escudo contra la implantación de una droga de este tipo.
En Estados Unidos hace falta, para entender la situación, añadir varias cuestiones que añaden dificultad a la lucha policial contra la sustancia. La primera de ellas es que los traficantes avanzan para generar nuevos adictos entre la gente joven. En esa dirección crearon el llamado fentanilo arcoiris. "El fentanilo arcoiris es un peligro claro y presente y está aquí en la ciudad de Nueva York", dijo el agente Frank Tarentino, en nombre de la DEA, en declaraciones recogidas por Narcodiario. Aaproximadamente el 40% de las pastillas que analizamos en nuestro laboratorio contienen una dosis letal; y en una reciente operación policial de 15 semanas, la DEA Nueva York incautó medio millón de pastillas letales. Estas asombrosas estadísticas subrayan la importancia de recordarle al público que solo una pastilla puede matar", incidió.
"El fentanilo arcoiris (pastillas y polvo de fentanilo que vienen en una variedad de colores, formas y tamaños brillantes) es un esfuerzo deliberado de los narcotraficantes para crear adicción entre niños y adultos jóvenes", dijo la administradora de la DEA, Anne Milgram. "Los hombres y mujeres de la DEA trabajan incansablemente para detener el tráfico de fentanilo arcoiris y derrotar a los cárteles mexicanos de la droga que son responsables de la gran mayoría del fentanilo que se trafica en los Estados Unidos", remarcó.
En ese país, además de todos los problemas ya explicados aquí, existe otro añadido: la extensión de pequeños laboratorios de esta droga en el propio territorio. En ocasiones ya no es necesario ese paso por México, sino que la sustancia puede ser enviada por mensajería directamente desde China o India en pequeñas cantidades, muy difíciles de detectar, para ser transformada sobre el terreno en pastillas que contienen fentanilo.
Algunos expertos advierten de que para los mexicanos sería sencillo enviar grandes partidas de esta letal droga a Europa a través de contenedores marítimos y, a simple vista, parece que así sería. Sin embargo, no hay traficante en el mundo que mande un alijo de droga a un lugar donde no tenga potenciales clientes. El narcotráfico funciona por la demanda, y en Europa hay mucha, pero no de opioides.
Los consumidores de nuestra entorno, comenzando por el más próximo, en Galicia, y abriendo el foco hasta España y el resto del continente, tienen bien cubiertas sus necesidades con el hachís que llega desde Marruecos, la marihuana que se produce principalmente en la Península Ibérica y la cocaína que se recibe por toneladas desde América Latina. Los efectos estimulantes que persiguen los que emplean las estupefacientes están bien cubiertos.
Drogas de síntesis
Cuentan los traficantes europeos, además, con laboratorios clandestinos para producir drogas de síntesis, y siguen recibiendo la heroína por las rutas tradicionales que unen Turquía con Países Bajos y, desde allí, con el resto de los países del espacio Schengen. Todo esto hace que el fentanilo no sea una necesidad para una sociedad que sigue siendo el principal destino del tráfico de drogas a nivel global.
Tampoco se produjo en Europa un empleo masivo de la sustancia con uso farmacéutico. De hecho, las autoridades sanitarias mantienen un gran control sobre a misma en los medicamentos.
En todo caso, la cuestión debe ser objeto de una estrecha vigilancia. Algunos países bálticos, como Estonia y también Reino Unido, ya recopilaron pequeñas evidencias de la presencia de esta droga en sobredosis, y en España ha aparecido como parte de los elementos que componen la heroína que se analiza después de los ingresos hospitalarios de las personas con drogodependencia.
A nivel estatal, el jefe de la UDYCO, la Brigada Central de Estupefacientes, responsable máximo de la lucha contra el tráfico de drogas de la Policía Nacional, viajó recientemente a Colombia para participar en un encuentro internacional de altos cargos policiales sobre la materia.
La ciudad de Medellín acogió el Congreso internacional contra el tráfico de fentanilo y otras sustancia psicoactivas y en defensa de la vida en el mes de septiembre de 2023. Estaban sobre lo tapete las últimas noticias sobre la droga más letal que existe en la actualidad.
Las autoridades de los distintos países compartieron experiencias en un momento en el que se están conociendo las primeras noticias sobre la expansión de esta droga en otros lugares, por ejemplo, en Colombia, país organizador del evento.
"No se puede abordar el fentanilo exclusivamente desde una perspectiva policial. Forma parte de ella, pero tiene que tener un concepto mucho más completo para alcanzar la eficacia porque el tema de las drogas cada vez toca más la antropología y la economía". Así lo indicó en su intervención Gustavo Petro, presidente de Colombia, en palabras recogidas por el digital Narcodiario, el único medio de comunicación español especializado en tráfico de drogas, con sede en Pontevedra.
Evitar la propagación del fentanilo
Petro también puso el foco sobre Europa y en la demanda en referencia al tráfico internacional de cocaína que parte de su país. El presidente colombiano anunció la creación de puestos de control en las zonas de ocio para evitar la propagación del fentanilo, ya que los grupos criminales que comercializan esta sustancia ya fueron desarticulados en ese país.
Volviendo a nuestra realidad, los expertos consultados para elaborar este reportaje subrayan que la presencia de fentanilo no es una realidad que preocupe en estos momentos, pero sí que les hace mantener los ojos bien abiertos. De hecho, los servicios centrales del Cuerpo Nacional de Policía piensan en dotar a las distintas unidades que luchan en el terreno contra la droga con ese antídoto, el Narcan.
Por ahora no se ha detectado ningún alijo ni se aprecian intenciones por parte de los cárteles mexicanos de ampliar sus negocios hacia Europa, donde colombianos, balcánicos y marroquíes-holandeses dominan el narcotráfico. La combinación de unos estrictos controles de medicamentos, un idóneo escudo social que mantiene a las clases medias como el perfil de población dominante y un escenario en el que la demanda de drogas parece abastecida por las sustancia ya existentes permite a los habitantes del Este del Atlántico respirar relativamente tranquilos. Por el momento.