Nilufar Saberi: "En Irán el velo no es sólo un trozo de tela, es la bandera islamista en nuestras cabezas"
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vigo,
Lleva días de ruta por Galicia, mas no está cansada. "¿Cómo voy a estar cansada con todo lo que tengo que contar?", señala con determinación Nilufar Saberi. La activista iraní, radicada en Madrid desde 1980, huyó con 14 años de la teocracia islamista que llegó para nunca más irse. De las promesas de un Jomeini "que hizo todo el contrario del que prometió y convirtió las mujeres en una propiedad de los varones y en máquinas de engendrar", cuenta. En sus conversaciones de la mano de Amnistía Internacional repasa la historia del país al que nunca pudo volver, de la dictadura de los shas al sometimiento de los islamistas y su policía de la moral. Muestra la publicidad que amenaza a las mujeres que no quieren llevar hiyab, los rostros quemados con ácido. Denuncia la pedofilia legal de los matrimonios permitidos con menores de 13 o de nueve años. Y llena el pecho con la revuelta que, desde hace un año, protagonizan sus hermanas.
¿Cómo era el Irán que dejaste atrás?
Era un país al que iba mucha gente a trabajar, muy próspero en desarrollo económico, industrial, social y cultural, puntero a todos los niveles, pero, sobre todo, en el tema de género. El último sha [Mohammad Reza Pahlavi] entendía que no se podía modernizar el país sin que la mitad de la población tuviera los mismos derechos. No era de una familia conservadora islamista, pero, claro, era un dictador, no había libertad de expresión ni pluralidad política y los disidentes eran perseguidos, encarcelados y torturados. El que pasa es que los que vinieron después fueron tan bárbaros que hasta hicieron que el sha pareciera bueno.
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Llegaste a Madrid en 1980 como refugiada. ¿Cómo fue la acogida?
Por parte de la gente fue fantástica, pero a nivel institucional no había infraestructura. Nos ayudaba un poco la Cruz Roja y otro poco ACNUR, pero no nos daba para vivir y fueron los vecinos quienes nos dieron comida y ropa. Rodamos mucho hasta conseguir alquilar la primera vivienda, y primero compartimos un cuarto mi hermana, mis padres y yo en un piso lleno de cucarachas. Cuando conseguimos alquilar en el barrio de la Elipa, las parroquias fueron las que se encargaron de acogernos.
¿Ha cambiado el significado del velo en Irán desde la instauración de la teocracia?
Totalmente. El padre del último sha había prohibido que las mujeres llevaran velo, eso desató la rabia de los islamistas y, de alguna manera, confinó las mujeres de las familias conservadoras a permanecer entre cuatro paredes porque no podían salir sin velo. Pero su hijo dictaminó que cualquiera pudiera lleva lo que quisiera. A las mujeres que querían llevar velo, incluso chador −un manto típico de Irán que solo deja visible a cara− nadie les decía nada. La inmensa mayoría no querían llevarlo y no lo llevaban, y las que se lo ponían eran mayoritariamente de familias muy conservadoras. Desde que los teocráticos hicieron obligatorio por ley el código de atuendo, el incumplimiento significa multas, encarcelamientos y muchas otras sanciones, como anular tu carné de identidad o la cuenta bancaria. Te bloquean como persona. Si reincides no te prestan servicio sanitario, no puedes embarcar en un avión o en un tren. Ya no se sabe quién lleva velo porque le paralizan la vida o por elección propia. Y por eso escogemos la desobediencia civil, jugándonos la vida como hizo Armita [Geravand], la joven de 17 años del metro de Teherán. Estamos convencidas de que mediante la lucha pacífica, la desobediencia civil y manteniéndonos firmes conseguiremos un cambio profundo y duradero. Y en eso estamos. El velo en los países en los que gobiernan los islamistas es un tema político que no tiene nada que ver con la religión. Para nosotros es el símbolo material del extremismo islamista y el símbolo físico del sometimiento de la mujer a esta ideología misógina en la que la discriminación y la violencia contra las mujeres, según ellos, está legislada por Alá.
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¿La represión contra las mujeres es una aplicación de la 'sharia' [ley islámica]?
"Para los islamistas de Irán, una mujer que se quita el velo se está ofreciendo a los hombres"
La sharia puede tener muchas interpretaciones y, desde luego, ellos la interpretan de la manera más severa y anti-mujer que se les pueda ocurrir. Para ellos las mujeres somos artículos de consumo al servicio del varón. Ser feminista es un delito y puede costarte la vida, además de otras represalias. Tanto es así que, hacia 1990, como todo tenía que ser islámico, inventamos esa cosa tan incoherente que se vino llamando feminismo islámico. Como si el feminismo pudiera ser islámico, católico, judío, blanco, negro o rojo. Con todo, nosotros reaccionamos a la represión. Leyendo el Corán con lupa, conseguimos que nos dejaran hacer deporte porque el Corán dice que hay que cuidar el cuerpo y la mente de igual manera, y no especifica si deben hacerlo los varones o las mujeres. Nos agarramos a eso y formamos ligas de mujeres musulmanas, luego ligas asiáticas y mundiales, y hoy tenemos muchas medallas. Hace poco leí que Federación Islamista de Halterofilia denegó la participación del equipo femenino en los mundiales, y eso es porque, cuanto más apretamos en nuestra lucha y más decididas estamos jugándonos la vida para que las que vienen después no pasen por lo mismo, más represalias toman contra nosotros. Desde aquí hago un llamamiento para la Federación Mundial de Halterofilia para que deniegue la participación del equipo masculino si no va de la mano del femenino.
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Aun así, con toda la represión, las mujeres iraníes se están rebelando no poniéndose el velo, incluso quemándolo públicamente. ¿Cuál fue la chispa que prendió esta rebelión?
La chispa fue que las nuevas generaciones comenzaron a grabarse en vídeo antes de ir a las protestas o mientras protagonizaban algún acto de desobediencia civil, como salir a la calle a bailar sin velo. Pueden asesinarlas por eso, pero lo que nos dicen es que no lloremos por ellas si las matan o las llevan presas, sino que sigamos su camino porque tenemos que parar esto. Llevamos más de 44 años en lucha por recuperar nuestros derechos. Jina Mahsa Amini [la joven iraní que fue detenida y torturada y asesinada al año pasado por negarse a llevar velo] se convirtió en el rostro de la revolución Mujer, vida, libertad, la primera revolución feminista mixta de la historia de la humanidad, por ser la gota que colmó el vaso, pero no por ser la primera asesinada. Por desgracia, los islamistas llevan asesinando mujeres en Irán desde antes de llegar al poder.
¿Estás en contacto con mujeres que viven actualmente en Irán?
A diario, gracias a Internet. Ya no hace falta tener alguien de confianza allá, son ellas mismas las que hacen de reporteras, y ellos también. Te mandan vídeos, fotos, audios y textos y sacan noticias para afuera, dentro de sus propias limitaciones con Internet, porque allí no hay medios de comunicación, todo son medios de propaganda islamista.
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¿Alguna vez llevaste velo?
Yo no. Tuve la suerte de salir de Irán antes de que fuera obligatorio, y nunca quise volver. Antes de dedicarme de manera estructurada al activismo tuve la oportunidad de viajar allí. Como no reconocían mi cambio de nacionalidad, porque no reconocen el de nadie, tienes que ir a la embajada iraní y pedir un pasaporte como mujer iraní en un territorio islamista. Eso era muy poco atractivo para mí. Cuando bajas del avión y entras en territorio iraní tienes que colocarte el velo. Nunca consideré que me compensara vender mi dignidad de esa manera para hacer un viaje. Tengo amigas españolas que dicen que tienen muchas ganas de visitar Irán y no lo hacen porque consideran indigno que les digan cómo tienen que vestir. También hay mujeres que van la Irán y vuelven encantadas con la gente y a las que no les importa poner el velo, pero en mi caso tiene que ser cuestión de vida o muerte, de poder salvar alguna vida, para que yo piense en volver la Irán y ponerme un velo en la cabeza.
¿Poner el foco en el velo puede hacer que otras represiones queden en un segundo plano?
Es que yo pienso que es un todo que no se puede separar, y el velo es la discriminación más visible. Si tú no tienes derecho sobre tu propia imagen, sobre tu cuerpo, no tienes nada. Ni siquiera con Franco en España había una norma sobre cómo había que vestir exactamente; marcaban unas pautas, pero no estaba establecido por ley. Cuando se llega la ese extremo, olvídate de poder vivir con libertad. Primero se apoderan de tu envoltorio para luego penetrar en tu cabeza, te dicen cómo tienes que reír, no puedes fumar, a unas jóvenes las detuvieron por jugar a mojarse en un parque en un día de mucho calor… El velo no es solo un trozo de tela, es la bandera islamista clavada en nuestras cabezas y lo utilizan como poste publicitario de una ideología política que no tiene nada que ver con la religión. De hecho, muchas jóvenes que viven en países de mayoría no musulmana, y cuyas madres no llevaron nunca velo, comienzan a llevarlo como una protesta de identidad, para reafirmarse.
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En esas mujeres que se ponen el velo para reivindicar su identidad cuando viven en Europa, Estados Unidos o Canadá, ¿hay algo de respuesta a la islamofobia que reciben?
Seguro que para las mujeres que se ponen el velo fuera de un Estado islámico hay otro significado, mas yo opino que son procesos por los que tenemos que pasar. Más de una vez tuve debates con jóvenes para que me expliquen sus porqués, pero, como no hay argumento, porque lo que dicen es que es su decisión, no merece la pena decir nada. Dicho esto, al igual que tengo mis motivos anti-velo, también soy anti-prohibiciones. Prohibir no hace más que reforzar actitudes negativas. Hay que darle espacio a todo el mundo para que elija cómo quiere aparecer en público. Yo son anti-velo porque, para mí, no pueden hacernos responsables a las mujeres de que el buen musulmán no peque ni de pensamiento ni de obra. La mujer no tiene que invisibilizarse para que el hombre no se sienta fuera de sí y no cometa agresiones sexuales. Para los islamistas de Irán, una mujer que se quita el velo quiere decir que se está ofreciendo a los hombres, y, según ellos, a partir de ahí puede pasarle de todo.
¿Qué piensas de que países como Francia, que prohibió la abaya en las escuelas, supriman o regulen el uso del velo?
Eso es diferente porque estamos hablando de menores. Para mí el velo es una manera de agredir las menores porque las estás obligando a ser diferentes al resto de sus compañeras. Creo que las familias tan conservadoras deberían pensarlo dos veces antes de incorporarse a una sociedad donde no comulgan con su manera de ver la vida. Si esas normas no te gustan, una vez que te incorpores, te integres y colabores es cuando quizás puedes comenzar a cambiarlas desde dentro, pero ir con exigencias cuando vas de invitado a una casa no me parece de recibo. Lo que pienso que no debemos hacer es rechazar a una persona en un puesto de trabajo porque lleve velo. Cuanto más independiente sea una mujer económicamente, más libertad va a tener para pensar se lo lleva porque quiere o por deber.
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La iraní Jina Masha Amini y el movimiento Mujer, vida, libertad acaban de ganar el premio Sájarov del Parlamento Europeo, la activista encarcelada Narges Mohammadi acaba de ser galardonada con el Premio Nobel de la Paz y también el en su día la jueza Shirin Ebadi. ¿Hay más reconocimientos a la lucha de las mujeres en Irán por parte de la comunidad internacional que una ayuda real?
"El feminismo en España se está reinventando tanto que ya no sabemos exactamente lo que defiende"
Sin duda. Todo lo que sea darle voz a nuestra lucha para la igualdad ayuda muchísimo, y por eso las iraníes os agradecemos mucho la labor a los medios de comunicación, porque hay muy poca implicación por parte de la comunidad internacional para la amenaza tan grande que tenemos encima. En el último año está habiendo más interés, y en cada coloquio que imparto veo que las personas asistentes empatizan, se involucran y se suman a nuestra revolución.
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También quiero dejar constancia de la decepción tan grande que tenemos las iraníes y las afganas con el feminismo a nivel internacional, y concretamente hablo del feminismo en España. Se está reinventando tanto que ya no sabemos exactamente lo que defiende. No entiendo que el feminismo no denuncie a nuestros asesinos, a nuestros maltratadores, porque el argumento que dan es que esto va a fomentar la islamofobia en España. Si a mí me mata quien me mata, tienes que decirlo con nombre y apellidos. Si no lo señalas directamente, lo estás protegiendo. Primero paremos los asesinatos, y luego ya explicaremos que una cosa es el extremismo islamista y otra bien distinta la religión musulmana y que la inmensa mayoría de los musulmanes no van poniendo bombas ni asesinando.
Pienso que en Europa hay un complejo de culpa tan grande con la colonización que ya estamos yendo al otro extremo. ¿Y el imperio persa, qué? ¿Y el turco? Eran otros tiempos. No somos responsables de aquí al fin del mundo de todo lo que se hizo en el pasado. No me pises a mí para dar a entender que no eres racista, clasista o privilegiado. Lo más urgente siempre es salvar vidas.
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La actualidad sobre la política nuclear, la guerra en Siria o la herida en Medio Oriente, como lo que está pasando en Gaza, ¿desplaza en importancia a lucha de las mujeres en Irán y en otros países islámicos?
Siempre. La cuestión de las mujeres siempre se va posponiendo por otras cosas que se consideran más importantes porque viene de muchos siglos atrás, y espero que no nos lleve otros tantos superarlo. Es algo continuo, mientras que las noticias sobre los conflictos van apareciendo y pasan por encima. Pero todas las noticias que nombraste tienen su origen en el extremismo islamista, y los teócratas de Irán utilizan todos los inmensos recursos naturales para financiar esos conflictos. Principalmente son nuestro petróleo, nuestro gas y nuestras minas las que los están pagando, a pesar de que el pueblo iraní pasa hambre y vende órganos, hijos e hijas para sobrevivir, se prostituyen madres de familia para poder darles de comer a sus hijos. Más del 60% de la población de Irán vive por debajo del umbral de la pobreza porque todo se invierte en la expansión del extremismo islamista. Compran musulmanes en los lugares donde hay hambre, sobre todo en África y América Latina, para convertirlos y que vivan bajo los preceptos del islam que ellos dictan. Los conservadores tienen una media de diez hijos porque pueden tener cuatro mujeres al tiempo que un número ilimitado de concubinas. El objetivo es que sean soldados para la yihad islamista, que tiene como fin conquistar el mundo para el gobierno de Alá. Y todo a través del cuerpo de las mujeres, que somos máquinas de engendrar desde que tenemos la primera menstruación. En 30 años el islam será la primera religión en número en el mundo, e insisto, los ultraconservadores son los que tienen ahora de diez hijos para arriba.
¿Las revueltas de las mujeres son la esperanza de un futuro distinto para Irán?
Es que no hay otra opción. Nosotros lucharemos hasta derrocar el estado islamista, también con los hombres, que están con nosotros en esta lucha, e instalar una democracia. Lo que no está muy claro es si será una república o una monarquía parlamentaria, pero en lo que coincidimos toda la oposición dentro y fuera de las fronteras de Irán es en que tiene que ser una democracia secular, con separación de religión y gobierno. Y cuanto más apoyo internacional tengamos antes lo conseguiremos. Vengo de dar una charla en O Vello Cárcere [la Vieja Cárcel] de Lugo, que ahora es un centro cultural, y me pareció impresionante. De eso se trata en Irán, de abrir las celdas de los prisioneros políticos.