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Fenómeno The Rapants: seseo, feria y Rock & Roll

La historia de la banda de Xanma, Samuel, Matías y Xaquín comenzó en Muros (A Coruña), y hoy por hoy son el grupo de moda en Galicia que hace gala de alegría en multitud de festivales.

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The Rapants. — Andrea Sánchez

a coruña,

"Pero, tíos, ¿qué hacéis repartiendo barriles cuando podéis bebéroslos?", les espetó a sus compañeros de banda Xanma, voz principal y guitarra de The Rapants, allá por el año 2019. Venían de abrir el concierto de Belako y The Sounds en el festival Noroeste, una de las grandes citas musicales del verano coruñés, al resultar ganadores del XXI Concurso de Bandas y Solistas de Cuac FM. Después llegó el Caudal Fest, en Lugo, y casi en seguida, la pandemia, que podía haber truncado la progresión del que hoy ya es uno de los grupos referenciales de la escena musical de Galicia. No fue así. Nada más lejos de lo que finalmente ocurrió.

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A comienzos de este 2024, las entradas del concierto de presentación del que por el momento es su último disco, La máquina del buen rollo, volaron en pocos minutos, así que optaron por doblar fecha. Lo hicieron con fundados recelos al tratarse de un aforo como el de la sala Capitol, en Santiago de Compostela, uno de los auditorios tótem para los músicos gallegos. La prudencia inicial quedó enseguida desdibujada con un nuevo sold out instantáneo. Hoy no hay plaza que no sean capaces de llenar. ¿Y cómo gestionan todo esto? "Pues en el Google Calendar", resume Samuel, voz y guitarra, sin darle excesiva importancia.

La historia de The Rapants comienza en la localidad de Muros, de la que sus componentes hacen emblema, y aún se desconoce dónde va a terminar. Para entender lo que ya ha derivado en fenómeno de masas hay que hablar primero de las historias individuales de Matías, Xanma, Xaquín y Samuel, cuatro amigos de la infancia formados en las escuelas de música de la villa o de manera autodidacta, que siguieron trayectorias dispares en lo profesional y en lo académico pero que acabaron confluyendo en su ecosistema natural: el escenario.

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La banda que  nació en un botellón

La idea, sin embargo, nació en un botellón, en el que comenzaron a maquinar la posibilidad de formar una banda sin mucha más pretensión que pasar el rato. "Nuestros primeros cinco conciertos fueron en Muros, Louro, Negreira, Madrid y Santiago. ¡Ya hubiera querido esa gira Arde Bogotá!", aseveran.

En 2018 llegó su primer EP, The Rapants, que ya apuntaba maneras. Después de la publicación de varios trabajos intermedios, elevados en la actualidad a temas míticos, la banda explotaba en 2023 con la publicación de El corasón como un after, grabado en los estudios Drum&Roll de A Coruña. El resto ya es historia. "Hace poco nos invitaron al palco de honor del Deportivo y estaba Djalminha. Pensé: '¿Pero quiénes somos nosotros?'", reflexiona Xanma.

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The Rapants. — Andrea Sánchez

El germen del grupo lo pusieron, precisamente, Xanma y Samuel. Este último, además, prestó el apodo para el nombre del grupo. "A Samuel le llaman Rapante. Un día, cuando llegamos a tocar a una sala, dijeron: 'Ahí vienen los rapantes'. Necesitábamos nombre porque nos tenían que poner en la lista para los ensayos, y el tipo lo puso en inglés para vacilar. Y se quedó", cuenta Xanma. Antes de ser oficialmente un rapant, estudió Historia del arte. Compartió pupitre con Aida Tarrío, una de las Tanxugueiras, y con Clara, componente de Grande Amore. "Acabaron como yo, en el rock and roll, porque de la historia del arte no se puede vivir", cuenta el vocalista con ironía.

Antes de la guitarra

También él hizo colchón antes de convertir la guitarra en herramienta de trabajo. En la alforja carga dos másteres y una variopinta vida laboral. "Trabajé en un museo de Muros, en un camping de Louro, con mi padre en la construcción… Intenté siempre compaginarlo con lo de tocar y con lo de seguir formándome en la música", recoge. La experiencia previa que entronca, sin embargo, con su presente rapant es la única que no consta en su currículo. "Yo fui el mejor rapero de la historia de Louro, Lil Chachi. Ahí quedó, algún día volveré", promete.

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Samuel fue el otro socio fundador de aquel conjunto inicial que subió al escenario de las fiestas del Furón (en Muros, cómo no) en el que fue su primerísimo debut, antes de aquel Noroeste en el que decidieron que podían intentar dedicarse a aquello. La del Furón fue una experiencia que definen cómo "desastrosa", pero que hoy recuerdan con cariño y que no los desanimó, ni mucho menos, a continuar el camino.

“Nos invitan a estrenos de pelis o a galas, como si fuésemos 'influencers'. A mí no me mola un carallo”

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"Fue fatal. No teníamos nada mirado, era todo ilusión. Se nos rompían las cuerdas nuevas… Pero que fiestón", dice Samuel, el rapante original, que glosa su trayectoria A.R. (antes de los Rapants) sin omitir notas de color. "Fui repartidor de bebidas, audiólogo protésico, vendedor de luz y gas... Es decir, estafador", precisa respecto de esto último. "También toqué en el primer grupo mayoritariamente femenino de la historia de Muros, Aquilea", repasa.

Como integrante de Aquilea, y también como repartidor de bebidas, su etapa previa a la eclosión emparenta con la de Matías, que llegó a bajista de la banda después de jurar y perjurar que nunca tocaría el bajo. Matías tuvo que contentarse con las cuatro cuerdas, pero eso no le hizo perder ni un ápice de carisma sobre el escenario. Ni cuando toca ni cuando habla es posible quitarle los ojos de encima.

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Baketazo

"De pequeño era un niño con inquietudes. Me apuntaron a muchas actividades extraescolares. Fui karateka, patinador, jugador de baloncesto, fui a informática… Todo eso me valió para acabar estudiando producción audiovisual y para enterarme de que soy el peor productor audiovisual que existe en el mundo. Antes hacía yo los sándwiches y ahora me los hacen a mí", resume el bajista, que no deja sin añadir como parte fundamental de sus pasos previos su andadura en Baketazo, "el grupo más punki que ha pasado por Galicia", que dejó cómo única huella digital un vídeo en Youtube de las fiestas de San Roque de 2010.

El que siempre tuvo claro que su futuro pasaba sí o sí por la música es Xaquín, batería del grupo. Por lo menos desde que una lesión en la rodilla tronzó definitivamente sus perspectivas como futbolista, deporte que entonces practicaba en las filas de los Miúdos de Muros. La música, sin embargo, siempre estuvo en el primer plano en sus prioridades.

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"Toqué en grupos locales en Muros, me formé en muchos instrumentos y después me metí en una orquesta, en la verbena. Un año me fui a Madrid a estudiar Sonido y Producción Musical. Lo tenía bastante claro", cuenta Xaquín, que aún compagina las baquetas en los Rapants con su trabajo como técnico de emisiones en Radio Nacional de España. Desde los mandos del control ya le ha tocado alguna vez poner sus propios temas. Cada día tiene una sorpresa esperando.

The Rapants. — Andrea Sánchez

"A veces nos invitan a movidas como estrenos de pelis o galas de aniversario, como si fuéramos influencers o gente de la crónica social", ríe el batería. Samuel retrueca: "A mí no me mola un carallo. Me mola la feria, ir con los chavales en la furgo, la aventura, la faena". Todos asienten.

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The Rapants volvieron al festival Noroeste en 2023, ya como cabeza de cartel y no abriendo conciertos de otros. A comienzos de 2024, el periódico La Opinión de A Coruña hizo una encuesta entre su audiencia para conocer sus preferencias musicales de cara a la edición del verano pasado verano. La respuesta fue categórica. The Rapants compartió podio con Arde Bogotá y Love of Lesbian. De Baketazo a la Capitol. De repartir barriles a, efectivamente, bebérselos, como barruntaba la profecía. Los cuatro muradanos son el fenómeno indie del momento en Galicia, pero también el mismo grupo de amigos de la infancia que ya había unido instrumentos en la iglesia y en la verbena.

Los kilómetros en la autovía les dan perspectiva, bagaje y, también, nuevas lecciones para el día a día. Aquellas más importantes las siguen reafirmando en cada viaje. Matías pone el ramo para concluir: "Aprendemos muchas cosas. La más importante es que fuera de Galicia se come mal".

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