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Violencia desmedida en el manual del perfecto yihadista del Estado Islámico

Los occidentales la observan con estupor en sus televisores, pero los líderes islamistas la consideran necesaria para disuadir al enemigo en una guerra en la que el islam más radical debe prevalecer.

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Instantánea de uno de los ataques del Estado Islámico al campo de refugiados de Kobani. /REUTERS

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JERUSALÉN - ¿Es lícito quemar vivo al enemigo? Esta pregunta se la han formulado numerosos líderes religiosos musulmanes en las últimas semanas, después de la muerte del piloto jordano Muad al Kasasbeh, que fue salvajemente quemado por el Estado Islámico en Siria en enero y cuya muerte fue grabada en video y difundida a través de internet.

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La inmensa mayoría de las respuestas sostienen que se trata de una “salvajada” que el islam no justifica de ninguna manera.

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Uno de los textos fundacionales del nuevo yihadismo que comenzó con Al Qaeda fue escrito por Abu Bakr Nayi, un seudónimo que algunos atribuyen a Muhammad Jalil al Hakaymah, un egipcio nacido en 1961 y muerto en un bombardeo aéreo de Estados Unidos en una remota zona de Paquistán en 2008.

El Estado Islámico en una de sus ejecuciones

“Quien ha estado practicando previamente la yihad sabe que solo se trata de violencia, crudeza, terrorismo, asustar a los otros y masacrar”, escribe Nayi en su manual del perfecto yihadista. Esto es la yihad, continúa, “y no debe confundirse con el islam”.
La difusión de las ejecuciones forma parte de esa estrategia de disuasión. El primer caso de difusión moderna de una ejecución se remonta a 2004, más o menos cuando Nayi escribió su libro, y fue grabado por Abu Musab al Zarqawi, un jordano nacido en 1966 y muerto en 2006 que divulgó por video un número considerable de las atrocidades que él mismo cometió en Irak luchando contra la ocupación estadounidense. La víctima fue en aquel caso el rehén americano Nick Berg.

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Los yihadistas del Estado Islámico no dudan, por ejemplo, en arrojar al vacío a los homosexuales desde lo alto de un edificio, aunque esta es una innovación que no tiene precedentes en la cultura musulmana de los primeros años. Es más, históricamente el islam ha sido bastante más tolerante con los homosexuales que el cristianismo.

Así, a una acción contra los musulmanes en Siria, se responderá con una acción en Libia o en Indonesia. Lo importante es “retribuir” los ataques de los infieles y a ser posible de una manera desmedida para disuadirlos y crear su confusión.

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