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¿Cuántos violadores llevan el uniforme de la Policía Metropolitana de Londres?

La detención del policía y violador David Carrick tras una serie de escándalos de racismo y misoginia resta credibilidad a las reformas del cuerpo, con más de mil agentes por agresión sexual o abuso doméstico.

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Sede de Scotland Yard, la Policía Metropolitana de Londres. — EFE

londres, Actualizado:

El audaz Sherlock Holmes pintaba a los agentes de Scotland Yard (Policía Metropolitana de Londres o Met) como torpes caballeros que llegaban tarde al escenario del crimen. No retrató a ninguno como violador en serie, asesino de mujeres o depredador sexual. ¿Qué diría el detective de lo que está ocurriendo en la Met?

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La detención del agente David Carrick por admitir 80 agresiones sexuales, incluidas 24 violaciones, a una docena de mujeres durante dos décadas, ha encendido todas las alarmas. La Met estaba en proceso de reforma a raíz del rapto, violación y asesinato de Sarah Everard, de 33 años, por el policía Wayne Couzens, de 48 años, en marzo de 2021.

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Carrick y Couzens no son los únicos agresores con uniforme policial. En la comisaría de Charring Cross, centro de Londres, descubrieron en abril un grupo de Whatsapp por el que circulaban mensajes de acoso y chantajes racistas, sexistas, homófobos y vejatorios. La Met cerró la comisaría. En junio de 2020, dos agentes se fotografiaron con los cuerpos de dos hermanas, Nicole Smallman y Biba Henry, asesinadas en Wembley, norte de Londres. Colgaron las fotos en las redes como quien exhibe un trofeo. 

1.071 agentes de los 34.244 que tiene la policía de Londres han sido denunciados por agresión sexual o abuso

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La atleta Bianca Williams denunció a la Met por racismo porque su pareja conducía "de forma sospechosa" en julio de 2020 cuando fueron detenidos junto a su bebé. La denuncia de Williams ha generado malestar estos días por la dimisión de Trisha Napier, que ha abandonado la investigación policial "por interferencias políticas".

Y estos días también, el policía Richard Watkinson, de 49 años, ha sido hallado muerto el día que debía presentarse ante una comisión que le investigaba por posesión de material de Categoría A y B (abusos sexuales a menores, penetración, actividad sexual con animal o sadismo). No en vano, la reputación de Scotland Yard anda por los suelos.

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Con cada escándalo, los jefes de la Met se han disculpado por activa y por pasiva, y han anunciado reformas para evitar la repetición de los hechos. La metáfora utilizada con más frecuencia es la existencia de "unas manzanas podridas". El nuevo jefe de la Met, Mark Rowley, ha iniciado su andadura llamando a todos los mandos a capítulo y advirtiendo de que "centenares de agentes deberán abandonar la Policía Metropolitana".

Escepticismo entre las organizaciones

Andrea Simon, directora de Fin de la Violencia contra las Mujeres.

Según su información, 1.071 agentes, de los 34.244 de los que dispone, han sido denunciados por agresión sexual o abuso doméstico. Una cifra que ha dejado perplejos a propios y extraños. Por las declaraciones que ha hecho a medios ingleses, Rowley eliminará las "manzanas podridas" con un nuevo código de conducta y escrutinio para acceder a la Met y mantenerse en ella.

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Las organizaciones de mujeres acogen con cierto escepticismo las intenciones de Rowley. Andrea Simon, directora de End Violence Agains Women (Fin de la Violencia contra las mujeres) manifiesta a Público que "la crisis de la Met es obvia, puesto que conocían la forma de proceder de Carrick, y han sido incapaces de actuar, lo cual demuestra que el sistema que, supuestamente, debería mantener la seguridad pública no funciona".

Con nueve denuncias contra él, Carrick continuaba ejerciendo. Al parecer de Andrea, "la Met no ha sabido atajar a predadores y violadores, su fracaso dice más que cualquier promesa de erradicar la violencia contra las mujeres".

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Anna Birley, cofundadora del colectivo Reclaim the streets (Recuperar las calles).

Desde varias entidades apuntan a la falta de independencia de los mecanismos de control e inspección de la propia Policía. Anna Birley, cofundadora de Reclaim the streets (Recuperar las calles), una asociación resurgida a raíz del asesinato de Sarah Everard en el sur de Londres, coincide con otras en que los órganos de control e investigación están formados por personas vinculadas a la Met (generalmente exagentes o excargos, como la citada dimitida anteriormente) que carecen de independencia policial.

Según explica Birley a Público, "lo que está podrido no son las manzanas, sino el cesto; ellos se lo hacen todo: acceso, promoción, formación, y si alguien se queja, hacen de acusado, abogado defensor, Fiscalía, juez y jurado, y las sentencias, si las hay, son benévolas para que se incorporen de nuevo a las filas al cabo de un tiempo de reprimenda".

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"La Policía atrae mentalidades racistas, misóginas y violentas", denuncian

Birley recuerda los anuncios de nuevas medidas para eliminar corrupción o malas prácticas en la Policía que han quedado en nada. Un informe sobre racismo encargado por la Met a raíz del asesinato del joven negro Stephen Lawrence en 1993 concluyó que el racismo está "institucionalizado" en la Policía. De eso, hace casi 30 años. Otros informes encomendados por la misma Met a exjueces o entidades independientes, perjudiciales para Scotland Yard, han desaparecido en los cajones y sus recomendaciones han sido ignoradas.

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"En 2019 dijeron, por segunda vez, que iban a mirar con lupa el bagaje de los agentes o cualquier queja o denuncia por su conducta. En cambio, todo ha continuado igual porque el problema es de mentalidad, y no solo en Londres; el racismo, la misoginia y la violencia calan en la mentalidad y se atraen, la Policía atrae a mentalidades de este tipo", explica Birley

La Policía inglesa se organiza por áreas geográficas. El año pasado, el cuerpo de Hampshire (sur de Inglaterra) recibió unas 2.000 quejas o denuncias contra la Policía, de las cuales el 96% quedaron sin penalización para los denunciados. Un 4% fue disciplinado o castigado.

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La Metropolitan Police aduce que ahora va en serio y que el nuevo código de conducta estará redactado a finales de febrero. La Oficina Independiente para la Conducta Policial (OIPCP), la que investiga quejas y denuncias, a tenor de las organizaciones de mujeres, no es independiente porque la forman personas vinculadas a la Met.

Para Anna Birley, "la OIPCP funciona de forma autónoma, pero dispone de la información de la Policía, tiene limitados sus poderes, va lenta y la mayoría de sus miembros han salido de Scotland Yard". Algo tendrán que hacer para recuperar la confianza del público. Una encuesta de YouGov a 1.699 personas indica que un 47% de mujeres y un 40% de hombres perdieron, en noviembre de 2012, la confianza en la Policía de Londres tras el juicio al asesino de Sarah Everard. Desde entonces, el prestigio policial no ha aumentado.

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A tenor de Anna Birley, "el nuevo jefe de la Met es producto de ella misma, es difícil decir si ahora los cambios serán reales o las mujeres tendremos lo de siempre; necesitamos un cambio desde la raíz, desde los criterios para la incorporación de agentes, su formación y conducta". Reclamar las calles surgió cuando la Met, tras el asesinato de Sarah Everard, aconsejó a las mujeres y jóvenes no salir por la noche o hacerlo acompañada de un hombre.

"Reclamamos las calles para las mujeres de todas las razas, edad, clase social, religión o profesionalidad, no vamos a cambiar nuestro estilo de vida, aunque nos lo aconseje la Met", comenta Anna.

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En la organización Women's Aid (Ayuda a las Mujeres), su directora Farah Nazeer dice sobre los cambios en la Met lo siguiente: "Las reformas son urgentes y deben centrarse en cómo erradicar la actitud sexista y, profundamente, desigual que todavía existe en la Met y en otras fuerzas. Las disculpas ya no son aceptables para las mujeres destrozadas por David Carrick ni para los miles de mujeres y menores que han perdido la confianza en la Met. ¿Cuántas más mujeres tienen que padecer violencia a manos de un agente de Scotland Yard?".

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