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Actualizado:Una de cada tres mujeres en la UE, unas 62 millones, ha sufrido en algún momento de su vida violencia física o sexual. Más de la mitad ha sido víctima de un delito de acoso sexual. Y más de 50 mujeres son asesinadas cada semana en sus hogares. Casi una década después de la entrada en vigor del Convenio de Estambul, la Unión Europea ha ratificado el mayor tratado jurídico internacional para prevenir y luchar contra discriminación y la violencia hacia las mujeres.
El Parlamento Europeo ha allamado este camino con su votación de este miércoles, que ha salido adelante con una importante mayoría. En el debate previo, acontecido este martes, solo la extrema derecha de los Conservadores y Reformistas (ECR) e Identidad y Democracia (ID) se han mostrado negacionistas y en contra.
El pleno de esta institución se pronunció en dos votaciones: la relativa al papel de las instituciones y administración pública de la UE ha sido aprobada con 472 votos a favor, 62 en contra y 73 abstenciones; mientras que aquella acerca de materias relacionadas con la cooperación judicial en materia penal, asilo y no devolución ha salido adelante con 464 votos a favor, 81 en contra y 45 abstenciones.
"Es el momento de que Europa dé este paso histórico porque las mujeres europeas están siendo asesinadas cada día por sus parejas. Cada semana, más de 50 mujeres son asesinadas en sus propias casas. El 85% de los crímenes o violencia sexual nunca se reporta a la policía. Es 2023", ha alertado la ponente del informe Arba Kokalari, del Partido Popular Europeo.
"La violencia de género es el mayor problema sin resolver en Europa", ha coincidido el también ponente Lukasz Kohut, eurodiputado polaco de los Socialdemócratas. Populares, Socialdemócratas, Verdes y Liberales han votado a favor.
Por su parte, la extrema derecha se opone al alegar "ideología de género" y recorte de la soberanía nacional de los Estados miembros. "Transforma el concepto de familia y aumenta la desigualdad de hombres y mujeres", ha espetado la eurodiputada Margarita de la Pisa Carrión, de Vox. La vicepresidenta de la Eurocámara, de hecho, se ha comprometido a revisar a algunas de las intervenciones de los ultras por posible delito de odio al vincular la criminalidad contra las mujeres al islam.
Este instrumento jurídico, que define la violencia contra las mujeres como una violación de los derechos humanos, entró en vigor en 2014 y desde entonces lo han firmado 46 países. El último en ratificarlo fue Ucrania. Turquía, que fue el país anfitrión, lo abandonó hace dos años. Por su parte, la UE selló su firma en 2017, pero había quedado secuestrado por la negativa de implantación nacional en los países más conservadores.
Su ratificación final suponela armonización a lo largo y ancho del territorio comunitario para la protección de mujeres y niñas contra la violencia machista. Y es también un mensaje político de peso a gobiernos ultranacionalistas, como el polaco, que están dando pasos atrás en los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres.
"Esta semana damos un paso histórico para las mujeres, un paso muy esperado por las feministas", ha señalado la eurodiputada y vicepresidenta de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género del Parlamento Europeo (FEMM), María Eugenia Rodríguez Palop.
¿Cuál es el procedimiento a partir de ahora?
El Convenio había quedado en impasse tras la negativa de varios Estados miembros de adoptarlo. Aunque ha sido firmado por todos los Estados miembros, continúa sin ratificación en seis Estados miembros: Bulgaria, Chequia, Eslovaquia, Letonia, Lituania y Hungría, que alegan inseguridad jurídica, incompatibilidad con su Constitución y resistencia al concepto de "género".
Por ello, fue clave la confirmación de la Justicia europea en 2021, que confirmó que la UE puede ratificarlo sin necesidad de unanimidad en el Consejo. Tras la opinión de Luxemburgo, el Consejo pidió a la Eurocámara un escrutinio. Este miércoles, los eurodiputados han dado su beneplácito a este paso importante para impulsar el fin a la violencia machista.
El último escalón será la aprobación en el Consejo, pero la sensación es que hay una abultada mayoría de países que lo apoyarán. La mayoría de los grupos del arco parlamentario han defendido que lo que está en juego no es cuestión de ideologías, sino de salvar vidas. Mientras que el argumentario extremista se atrinchera en el negacionismo de esta lacra histórica. "La ratificación por parte de la UE salvará vidas de mujeres en Europa, pero es solo el primer paso", ha advertido la eurodiputada popular Frances Fitzgerald.
"Llegamos tarde"
El Convenio de Estambul conllevará para la UE una mejor recogida de datos y la obligación de informar periódicamente al Grupo de expertos sobre la acción contra la violencia ejercida contra las mujeres y la violencia doméstica. Sin embargo, la victoria hacia esta forma de justicia social y defensa de los derechos humanos es agridulce.
El efecto de la ratificación del Convenio de Estambul en la UE será limitado, ya que solo afectará a aquellas áreas de competencia europea, como la cooperación judicial en materia penal o de asilo. Pero los seis países que se niegan a firmarlo –Polonia amenaza también con salirse- están exentos de la obligación de cumplir objetivos como la eliminación de la violencia contra la mujer y la violencia doméstica; la promoción de la igualdad real entre hombres y mujeres; o la adopción de medidas de proyección y asistencia a todas las víctimas.
"Lamentablemente, esa tenaz resistencia no permitirá su aplicación integral y homogénea en toda la Unión, así que habrá víctimas de primera y de segunda... pero no vamos a desfallecer", ha lamentado Palop.
Las leyes por la igualdad y contra la violencia machista son muy dispares en la UE. Mientras países como España se encuentran a la vanguardia del bloque comunitario con medidas pioneras, en muchos países vecinos el tema de la violencia de género continúa siendo un que se camufla con la violencia doméstica. Para unificar estándares en aquellos aspectos en los que el bloque tiene competencias, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, aseguró en septiembre de 2021 que trabajaría en una propuesta para crear una Directiva europea contra la violencia machista.
Poco después, el Parlamento Europeo tipificó la violencia machista como un eurodelito, una resolución que apoyaron todos los eurodiputados españoles a excepción del PP, que se abstuvo, y de Vox, que votó en contra. Ambas iniciativas están lejos de materializarse y trasponerse en los Estados miembros, por las resistencias de las capitales más ultranacionalistas, que ganaron un nuevo apoyo tras el aterrizaje de la ultra Giorgia Meloni en Italia.
"Llegamos tarde a la vida de muchas mujeres: a la de las asesinadas, violadas, golpeadas, maltratadas, abandonadas... a las que dejamos solas dentro y fuera de nuestras fronteras. Ojalá pudiera recitar todos sus nombres. Hoy quisiera honrarlas en esta institución. Porque hemos llegado hasta aquí también por ellas. Por ellas y por todas las mujeres: Nunca más", ha concluido la eurodiputada Palop.
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