La UE se distancia de la propuesta de paz en Ucrania impulsada por Lula
Los ministros de Exteriores se dan cita este lunes en Luxemburgo para reajustar su política exterior ante un mundo crecientemente volátil. Hay división sobre cómo poner en marcha la compra conjunta de munición para Ucrania.
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bruselas,
El presidente Lula da Silva, en China. El colombiano, Gustavo Petro, en Estados Unidos. Un carrusel europeo en Pekín. Josep Borrell, en América Latina. La guerra en Ucrania ha supuesto una sacudida geopolítica. Los equilibrios y las alianzas globales están en plena ebullición y en constante cambio. En esta nueva coyuntura, la UE se ha visto obligada a actualizar, adaptar y ponderar sus relaciones bilaterales con otros países y otras regiones.
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Intentar fijar las bases de una política exterior europea en un mundo cambiante, volátil e impredecible será uno de los objetivos de los 27 ministros de Asuntos Exteriores, reunidos el lunes en Luxemburgo. Aunque Occidente ha actuado de forma implacable y unido en el apoyo a Ucrania en todos los términos: financiero, militar o humanitario, a día de hoy el 65% de la población global vive en países neutrales en la guerra o incluso favorables a Moscú.
La brecha entre Occidente y el resto del mundo en torno a la guerra en Ucrania está creciendo. China elogió recientemente a Vladimir Putin por "promover la paz mundial" y presentó una propuesta de paz. El fin de semana, el embajador chino en Francia afirmó que los países post-soviéticos carecen de "estatus efectivo" ante el Derecho Internacional, unas palabras que han despertado estupor y profundas críticas de la UE.
Los planes de paz
Por su parte, el presidente brasileño Lula da Silva ha puesto sobre la mesa una iniciativa para establecer un "G20 por la paz" y ha criticado abiertamente la postura beligerante de Estados Unidos y la UE. Pero Bruselas, que se distancia de las iniciativas china y brasileña, tiene una consigna tatuada: la única propuesta de paz que considera aceptable es el plan de paz presentado por el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, que todavía carece de base multilateral.
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La UE consideran que las iniciativas de China y Brasil son ambivalentes con Rusia
Los europeos consideran que las iniciativas cocinadas en Pekín o Brasilia son ambivalentes con Rusia. Y no aceptan equidistancia.
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En Bruselas y Washington repiten desde hace meses que solo serán los ucranianos quienes decidan sobre qué parámetros y cuándo sentarse en la mesa de negociación, aunque a nadie se le escapa que las directrices de EEUU y en menor medida de Europa son parte esencial de esa ecuación.
De momento, la prioridad es poner toda la carne en el asador para la anunciada contraofensiva ucraniana, que no termina de llegar. Con esta atmósfera de fondo, los últimos pasos de Lula en el agitado tablero global no han sentado bien en los pasillos de Bruselas.
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"Rusia amasó tropas durante meses en las fronteras con Ucrania. Sus tanques estuvieron a 20 kilómetros de Kiev. Luego cambiaron la táctica y avanzaron hacia el Donbás atacando a civiles. ¿Ha habido llamadas de paz en esos momentos?", afea una alta fuente europea, que prosigue: "Ahora su ofensiva está colapsando y los ucranianos preparan un contraataque defensivo. En una guerra, el momento de poner iniciativas de paz importa mucho. Putin es el invasor, es tan claro como eso. Y solo veo motivación política [en los pasos de Lula]".
América Latina es de hecho una de las regiones que han regresado a la brújula estratégica de los europeos ante la reconfiguración del orden global que hay en marcha. Es una zona rica en materias primas y ambos bloques dicen compartir historia, valores e intereses. El trasfondo de este apetito renovado de la UE por estrechar vínculos con la región es también una creciente presencia de Rusia y China.
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Relaciones UE-Latinoamérica
Profundizar las relaciones UE-América Latina será una de las prioridades de la Presidencia española de la UE. Potencias como Colombia y Brasil, con gobiernos de izquierdas, están construyendo buenos canales de comunicación con los europeos. El martes, Josep Borrell participará en una conferencia para promover el diálogo en Venezuela impulsada por el presidente Gustavo Petro.
En Bruselas no han sentado bien las últimas palabras de Lula da Silva
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Pero estos países tampoco quieren cerrar ninguna puerta y hacen equilibrismo estratégico. La de Ucrania no es su guerra y entienden que se puede perfectamente hablar con Europa y Estados Unidos hoy y con China mañana.
En la capital comunitaria no han sentado bien las últimas palabras de Lula, pero también hay cierta compresión en que ese juego del gato y el ratón es normal en la política internacional. En Bruselas ponen en valor que la mayoría de países latinoamericanos han mostrado su rechazo a la invasión rusa en las resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas. "Lula es un político inteligente que intenta llevarse bien con todo el mundo", apunta otra fuente.
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Semana de tirantez
El encuentro de ministros de Exteriores arranca días después de que Ucrania y la UE hayan vivido uno de los momentos más tensos en su relación bilateral desde el inicio de la guerra. Al menos públicamente. Polonia, el gran aliado de Ucrania en el seno europeo, ha puesto su primer límite al apoyo ucraniano. El país del Este ha sido el primero en vetar la entrada de grano ucraniano tras semanas de protestas en sus calles por parte de unos agricultores que habían visto sus mercados inundados de cereales ucranianos —exentos de aranceles—.
Algo que ha desatado las críticas de Kiev. Hungría y Eslovaquia han seguido estos pasos obligando a Bruselas a adoptar medidas de emergencia para permitir el tránsito de grano hacia otros países comunitarios y el resto del mundo.
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El jueves, Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, apareció por sorpresa en Ucrania en la que fue su primera visita al país desde el inicio de la guerra, hace ahora 14 meses. El ex primer ministro noruego aseguró que "el lugar de Ucrania está en la Alianza Atlántica".
Ucrania, lejos de entrar en la OTAN
"¿Qué?", contestó por Twitter Víktor Orbán, primer ministro húngaro y uno de los líderes más halcones con Kiev en el bando transatlántico. La adhesión de cualquier país al foro militar solo puede llevarse a cabo por unanimidad todos los miembros. Y en la cuestión ucraniana no la había antes de la guerra, no la hay con el conflicto en marcha y será difícil con la deposición de las armas.
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Por último, el gran elefante en la habitación de Consejo de Exteriores será la compra conjunta de munición. Hace un mes, la UE acordó destinar mil millones de euros para enviar un millón de balas a Ucrania en el próximo año, pero el acuerdo continúa empantanado por diferencias entre los países europeos. El bando liderado por Francia quiere que los contratos solo se limiten a empresas y países europeos, mientras que el de Polonia y Países Bajos quiere un wording más flexible para poder abrirlo a países terceros en caso de que la industria europea sea incapaz de satisfacer las demandas de producción.
No se espera que la reunión de este lunes pueda deshacer el nudo, aunque los europeos se muestran confiados en que habrá acuerdo en cuestión de días. Pero los ucranianos se están impacientando. "La falta de capacidad de la UE de implementar sus propias decisiones sobre la compra conjunta de munición para Ucrania es frustrante. Esto es un examen sobre la autonomía estratégica de la UE y sus cruciales decisiones sobre seguridad", escribía en Twitter Dymitro Kuleba, ministro de Asuntos Exteriores ucraniano.
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La munición es crucial para la contraofensiva que los de Zelenski están preparando. Y la presión a los europeos ya no solo es interna, sino pública, algo que no está cayendo demasiado bien. "Estamos en una guerra. Es algo dramático y entendemos a nuestros amigos y lo que hay detrás de todo ello: vidas humanas. Pero, al mismo tiempo, necesitamos acuerdos de 27. Solo hablamos de un par de días", reaccionan otras fuentes.