La UE busca ablandar a una Holanda aislada para aprobar el plan de choque anticrisis por el coronavirus
El Eurogrupo busca acordar una respuesta conjunta a la crisis del coronavirus en una reunión que comienza a las 6 de la tarde y que se prevé maratoniana. Los Países Bajos prometen mostrarse muy resistentes al uso sin condiciones del fondo de rescate, a pesar de que es el último país en contra.
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bruselas, Actualizado:
Segundo asalto de una vídeo-reunión de los ministros de Economía de la UE. Sobre la mesa, el plan de choque económico de Europa para enfrentarse a la crisis del coronavirus, una pandemia que ha dejado ya decenas de miles de muertos en el continente y que ha congelado la actividad de casi todos los sectores productivos.
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Tras el fracaso del pasado martes, cuando 16 horas de negociaciones (noche en vela incluida) no sirvieron para llegar a un acuerdo, los ministros vuelven a intentarlo esta tarde con la presión de que el resultado puede tener efectos irreparables en el futuro del continente a largo plazo.
La segunda parte de este Eurogrupo comenzará a las siete de la tarde, dos horas más tarde de lo que en principio estaba previsto.
En realidad, las negaciones ya han comenzado: los contactos entre técnicos y embajadores de las delegaciones nacionales se han multiplicado durante el día y en las últimas horas, el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, está llamando a los otros ministros para llegar con una propuesta más cerrada al inicio oficial de la reunión. “Estamos muy cerca de un acuerdo”, ha dicho Centeno cerca de las seis de la tarde.
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El principal punto de discordia sigue siendo el mismo: que se abra la posibilidad de que un país pueda echar mano del Mecanismo de Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate europeo, sin necesidad de aceptar un programa de reformas estructurales. Los Países Bajos son el último país que se opone a esto. A pesar de que otros, Alemania incluida, han acabado cediendo a la reclamación de España e Italia, Wopke Hoeskstra sigue sin ceder un centímetro.
“El MEDE es un prestamista de último recurso cuando los países tienen problemas financieros serios. Creemos que el uso de este presupuesto tiene que ir de la mano de condiciones de algún tipo”, escribía el ministro de Finanzas holandés el miércoles por la mañana, minutos después del término de la videoconferencia maratoniana. Lo que Hoekstra defiende es que un hipotético préstamo, destinado a financiar gasto médico, no tenga condiciones en un primer momento, pero que a largo plazo el deudor sí tenga que acometer reformas estructurales.
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El primer ministro holandés, Mark Rutte, ha reiterado pocas horas antes del segundo asalto del jueves que se mantendrán en su posición a pesar de las presiones que está recibiendo desde dentro y fuera de su país. Incluso los ministros de Finanzas alemán y francés llamaban a Rutte, sin nombrarlo, a que aparcara sus reticencias por el bien de la unidad de la UE. “Llamamos a todos los Estados europeos a estar a la la altura de las circunstancias excepcionales para alcanzar un acuerdo ambicioso”, dijo el ministro de Economía francés.
Pocas horas antes, el mismo Bruno Le Maire había espetado durante la reunión de los ministros: ”Mientras contamos las muertes por centenares y millares, los ministros de Finanzas jugamos con las palabras y adjetivos. Es una vergüenza para los ministros de Finanzas, una vergüenza para el Eurogrupo y una vergüenza para Europa", según fuentes de Europa Press.
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Los enanos le crecen a Rutte en su propia casa, donde uno de sus tres socios de gobierno se ha desmarcado de la posición común. “El ministro Hoekstra parece haber perdido todos sus apoyos en el Eurogrupo. Si incluso Berlín mira a Holanda con asombro, sabes que algo está mal”, dijo Rob Jetten, líder de los liberales del D66 en el parlamento. “Nuestras economías están tan conectadas que somos completamente dependientes los unos de los otros. Si una economía cae, otras estarán en peligro”. A pesar de esta presión, Rutte y Hoekstra no parecen dispuestos a ceder antes de la reunión.
El otro gran punto de disputa es el plan de recuperación a largo plazo. Es ahí donde España, Italia y alrededor de una decena de países pedían la emisión de deuda común, los llamados coronabonos. Para España no son una prioridad urgente, pero para Italia siguen siendo una línea roja.
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En los últimos días parece que ha cogido vuelo una propuesta francesa para la creación de un fondo común extraordinario por un valor de hasta el 3% del PIB. Todos están de acuerdo en que hace falta una bolsa común, pero no en cómo financiarla. Aun así, esta noche los ministros no buscarán un acuerdo definitivo sobre este punto, sino una formulación, una frase en las conclusiones comunes, lo suficiente ambigua como para que todos estén contentos. La aspiración de España, y sobre todo de Italia, es que ese texto incluya una referencia explícita a los coronabonos. Algo que a priori parece complicado.
Las otras dos patas del paquete de respuesta a corto plazo, fuera del uso del MEDE, sí quedaron atadas en la reunión del martes. Consisten en una doble red de protección que ofrecerá préstamos de hasta 300.000 millones de euros en total para empresas en apuros y para financiar ERTE. De aprobarse finalmente el uso del fondo de rescate, del que se planean poner a disposición 240.000 millones de euros para líneas de créditos para los gobiernos, la red de seguridad pasaría a ser triple.
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La reunión de esta noche promete ser tan larga y complicada como el primer asalto del martes. No han sido pocos los líderes que han avisado de que puede cambiar la percepción de la Unión Europea para muchos ciudadanos. “Si no aprovechamos esta oportunidad para volver a dar vida al proyecto europeo, el riesgo de fracaso es real”, decía el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, en declaraciones a la BBC este jueves, horas antes del inicio de la reunión de los titulares de Economía. Es “la mayor prueba a la que se enfrenta Europa desde la Segunda Guerra Mundial”.