Strauss-Kahn se declara inocente de todos los cargos
La víctima testificará sobre la presunta agresión sexual
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"Not guilty", no culpable. Con estas palabras pronunciadas en la Sala 51 del imponente edificio del Tribunal Penal de Nueva York, Dominique Strauss-Kahn se declaró inocente de los siete cargos, entre ellos violación y agresión sexual, presuntamente ocurridos el 14 de mayo contra una empleada de la limpieza guineana en una de las suites del hotel Sofitel en Manhattan, cargos por los que podría ser condenado a 74 años de cárcel.
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La próxima vista preliminar de lo que será un largo proceso tendrá lugar el 18 de julio, plazo que la defensa espera utilizar para empezar a desmontar el caso de la Fiscalía. Del juicio en sí no se sabrá nada hasta que se resuelvan los tecnicismos legales sobre las pruebas y los testimonios y podrían pasar meses, incluso más de un año, hasta que el presunto agresor y su víctima se vean las caras.
Strauss-Kahn, que acudió al tribunal vestido de traje oscuro y acompañado de su mujer, la periodista y millonaria AnneSinclair, recibió una lluvia de abucheos por parte de las decenas de empleadas del hotel apiñadas contra las barreras de seguridad, que se concentraron para pedir mayor protección contra este tipo de agresiones. "¡Sinvergüenza, abusador!", gritaron las manifestantes, vestidas con sus informes. Strauss-Kahn y Sinclair que se bajaron de un todoterreno negro de lunas tintadas acompañados de dos guardaespaldas y avanzaron en el corredor preparado por la Policía de Nueva York para evitar desbordamientos no se inmutaron. Sinclair incluso esbozó una sonrisa.
"No hay elementos de que hubiera un encuentro forzado", asegura la defensa
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Dentro, todo fue muy rápido. Un empleado del tribunal leyó los siete cargos por crímenes sexuales. El juez Michael Obus se volvió hacia Strauss-Kahn y le preguntó cuál era su posición. "No culpable", declaró el exjefe del FMI. Las dos partes acordaron volver a encontrarse dentro de 41 días.
A la salida de la vista, que duró algo más de diez minutos, los abogados de ambas partes empezaron a sentar las bases de sus argumentos. Para William Taylor y Benjamin Brafman, los letrados que defienden a Strauss-Kahn, hubo relación sexual pero fue consentida.
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"No hay elementos que demuestren que hubiera un encuentro forzado", declaró Braf-man ante los cientos de periodistas agolpados ante las puertas del tribunal.
"Ni todo su dinero ni poder cambiarán lo que hizo", afirma el abogado de la mujer
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Ken Thompson, uno de los tres abogados que representan a la víctima, habló por el contrario de una "agresión sexual terrible" y afirmó que "ni todo el dinero ni todo el poder" de Strauss-Kahn "podrán cambiar lo que hizo a la víctima", pese "a la campaña de denigración" que se ha montado contra ella: "Es una madre sola que trabaja para mantener a su hija adolescente". La empleada "está traumatizada" por lo que le pasó, declaró el letrado. Afirmar que fue sexo consentido es "ridículo", dijo Thompson al anunciar que su cliente comparecerá en el juicio para "defender su dignidad" y "decir lo que le hizo Strauss-Kahn".
Desde el 25 de mayo, el exdirector del FMI vive en libertad condicional en una lujosa residencia de TriBeCa, que, entre alquiler y medidas de seguridad (está continuamente vigilado por un circuito de televisión), cuesta a su mujer unos 200.00 dólares al mes. Después de la vista, Strauss-Kahn se reunió durante varias horas con su abogado antes de volver a su domicilio, que sólo puede abandonar para ir al tribunal o a la sinagoga.
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Lourdes Colom, que limpia habitaciones en el hotel Hilton, una de las empleadas que acudió a manifestarse, afirmó que el juicio servirá para "salir del silencio. Esto es bueno, la gente tendrá menos miedo para hablar de estas cosas".