La zona del Louvre ha sido evacuada después del ataque / REUTERS
PARÍS
Actualizado:El ataque de hoy, de carácter terrorista, según el Gobierno francés, contra un grupo de militares que patrullaban en el acceso al museo del Louvre, ha vuelto a incrementar la sensación de miedo en Francia, blanco de varios graves atentados yihadistas desde enero de 2015. El agresor, Abdullah Reda Refaei Al-Hamamy, es un egipcio de 29 años de edad que entró en Francia con un visado de turista el pasado 26 de enero y compró en París los 2 machetes con los que agredió a los militares, indicó el fiscal de la capital francesa, François Molins. Además, tenía permiso de residencia en Emiratos Árabes Unidos, desde donde viajó por vía aérea a París.
El fiscal indicó ante la prensa que solicitó allí el visado el pasado 30 de octubre y tenía el vuelo de vuelta previsto para el próximo domingo 5 de febrero. El hombre alquiló un apartamento en el exclusivo distrito octavo de la capital, que hoy fue registrado por las fuerzas del orden francesas, y también un coche, que ha sido encontrado. Dos días después de llegar a Francia, compró esos dos machetes militares, de 40 centímetros cada uno, en efectivo y por 680 euros en una tienda próxima a la parisina plaza de la Bastilla.
En el registro la vivienda, según Molins, se encontraron las fundas de los dos machetes, su pasaporte egipcio, que contenía un visado para Arabia Saudí y otros dos para Turquía, fechados en 2015 y 2016, el permiso de residencia en Emiratos, ropa "para una semana", un iPad, una batería autónoma de teléfono móvil (celular) y casi 1.000 euros en metálico.
El ataque se produjo a las 09.50 hora local (08.50 GMT) contra una patrulla de cuatro miembros de la operación antiterrorista Sentinelle del Ejército francés. El hombre gritó "Alá es grande", se precipitó contra los agentes e hirió levemente a uno en la cabeza poco después de la apertura del célebre museo, el más visitado del mundo. El hombre llevaba un arma blanca y dos sprays de pintura, pero ningún explosivo. Los compañeros del agente agredido fueron los que frenaron al agresor con cinco disparos, uno de los cuales le dio en el vientre y le dejó herido de gravedad.
Su acción tuvo lugar en la explanada que hay frente al museo, antes de que pudiera penetrar en la galería comercial subterránea colindante, y obligó a evacuar la pinacoteca y a establecer un cordón de seguridad tras el que quedaron confinadas temporalmente cerca de 1.200 personas.
"Fueron instantes de verdadero miedo, todos teníamos en la memoria momentos terribles", contó a Efe Chantelle, trabajadora francesa de uno de los comercios de las galerías, en referencia a los atentados del 13 de noviembre de 2015 en el que 130 personas perdieron la vida en París. La evacuación se efectuó después de forma progresiva y en pequeños grupos.
La Fiscalía antiterrorista de París abrió hoy una investigación por los cargos de "tentativas agravadas de asesinatos en relación con el terrorismo y asociación terrorista criminal", y encomendó las pesquisas a la Brigada criminal de la Policía Judicial de París (SAT) y la Dirección General de la Seguridad Interior (DGSI).
Los ministros franceses del Interior y de Defensa, Bruno le Roux y Jean-Yves le Drian, respectivamente, admitieron que los uniformados son en estos momentos un objetivo terrorista, e hicieron un llamamiento para extremar las precauciones. Las fuerzas de seguridad "deben mostrarse muy vigilantes porque para un terrorista el uniforme implica una posibilidad de ataque", dijo Le Roux, que manifestó que ha recordado a los prefectos (delegados de gobierno) que se debe "adaptar el dispositivo a la amenaza, para que siga siendo el más eficaz".
El soldado agredido pertenecía al Primer Regimiento de Paracaidistas destacado en París dentro del despliegue de seguridad reforzada decidido tras los atentados en la capital francesa en los últimos años. Ingresado en el hospital militar de Percy, en la localidad de Clamart, se espera que en breve pueda volver de nuevo con su pelotón.
El último atentado en territorio de Francia sucedió el 26 de julio de 2016, cuando unos yihadistas mataron a un párroco en la iglesia de Saint Étienne du Rouvray (Normandía). Desde enero de 2015, la oleada de ataques yihadistas se ha cobrado 238 víctimas mortales.
Pero este último incidente junto al Louvre, según el testimonio de algunos turistas, no ha parecido mermar las ganas de visitar la ciudad. "Ahora nos vamos a comer, y mañana mismo volvemos a ver lo que nos queda de museo", dijo a EFE Aikida, una turista china, mientras sus hijos saludaban haciendo la señal de victoria a las cámaras de televisión.
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