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Slavonski Brod, el mayor campo de refugiados de los Balcanes, esconde a los que van a ser deportados a Serbia

El día a día del campo

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Varias personas tratan de protegerse de la lluvia en una de las tiendas del campamento de Slavonski Brod. - REUTERS

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SLAVONSKI BROD (CROACIA).- El campo de refugiados de Slavonski Brod, en Croacia, es el más grande y mejor organizado de toda la ruta de los Balcanes. Y, como consecuencia, también el más vigilado. 24 ONG cooperan en coordinación con la Cruz Roja, bajo la mirada de las cámaras que cubren todo el recinto. La Policía tiene delimitada cada área a la que pueden acceder voluntarios y periodistas. Todo para evitar que alguien pueda entrar a la sección 3 ─una de las 6 tiendas que hay en el campo─, donde Croacia retiene a los refugiados a los que Eslovenia no permite continuar el viaje y que esperan a ser deportados a Serbia.

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Los voluntarios no tienen muy claro si en este campo se rechaza a gente o no, aunque la mayoría opina que Zagreb los deja pasar y es Liubliana la que ejerce de perro guardián

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Los voluntarios no tienen muy claro si en este campo se rechaza a gente o no, aunque la mayoría opina que Zagreb los deja pasar y es Liubliana la que ejerce de perro guardián. Nujić, que no confirma la cifra de los 200 retenidos que manejan las ONG, se escuda en que las decisiones sobre el control del flujo migratorio corresponden a las “altas instancias”. A lo único que se atreve es a hacer una petición a los países de los Balcanes: “que se pongan de acuerdo en una única forma de registrar a los refugiados”.

“Además de la atención médica, también necesitan asistencia psicológica”, cuenta Joud Munawar, psicólogo de Magna. Lo más importante, en su opinión, es dar a los refugiados toda la información posible sobre dónde están, por cuánto tiempo y cuál es el próximo destino, para rebajar el estado de nervios. “Pero nadie repara en ello y si no podemos acceder a ellos, el trabajo es imposible”, afirma. Munawar es también un refugiado sirio. Huyó de Siria en 2012 y consiguió que Polonia lo asilara después, donde terminó sus estudios: “Fue mucho más fácil entonces, cuando todavía no había miles de personas escapando de la guerra”.

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Un hombre sostiene en brazos a su hijo mientras espera a poder registrarse. - REUTERS

Con tantas ONG y voluntarios instalados en el campo, el aislamiento de quienes son devueltos roza el ridículo. “Están ahí, necesitan nuestra ayuda y no podemos dársela”, dice una trabajadora de Save the Children que prefiere no revelar su nombre. Cuando alguien de la sección 3 tiene un problema grave, un Policía lo escolta hasta la tienda de asistencia médica. Esta trabajadora atendió a una mujer iraquí con depresión postparto, además de una infección grave derivada de la cesárea con la que dio a luz en Turquía. “No quería ni comer, estaba tan grave que tuvieron que llevarla al hospital, pero no me dejaron acompañarla. No supe nada más de ella, ni siquiera sé si sigue aquí o ya ha sido deportada”. Confiesa que en algunas ocasiones han exagerado el mal estado de salud de algunos bebés para que se los lleven más a menudo al hospital de campaña.

El día a día del campo

Los refugiados que llegan a este campo lo hacen por tren desde los campos de Sid y Adasevci, en Serbia. A pesar de que los países de los Balcanes habían firmado un acuerdo recientemente para dejar pasar a 500 refugiados por día, ni siquiera están cumpliendo con esa cifra. El 2 de marzo llegó a Slavonski Brod un tren con 473 refugiados. Al día siguiente no hubo ningún tren.

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A pesar de que los países de los Balcanes han firmado un acuerdo recientemente para dejar pasar a 500 refugiados por día, ni siquiera están cumpliendo con esa cifra

Con la disminución del flujo migratorio hay tantos productos que las organizaciones han recogido en las últimas semana que a veces es difícil saber incluso qué hay. “Estuve peleándome con la Policía durante días para conseguir que nos trajeran estanterías para colocar la ropa”, cuenta Barbara Arabrab, de la asociación HSUST.

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Una mujer mira por la ventana de un tren mientras espera poder abandonar el campo de Slavonski Brod. - REUTERS

"Antes venían hombres, ahora son madres solteras con hijos"

El aumento de niños en la ruta es notorio en las últimas semanas. “Tiene lógica”, explica Nujić, la portavoz de la Policía: “al principio venían hombres solos, después empezaron a llegar familias enteras de hasta 10 miembros y ahora comienzan a ser madres solteras las que emprenden la ruta con los hijos”.

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