'Rusia sin Putin', 'Repetición de las elecciones', 'Putin ladrón' y 'Fuera el partido de ladrones y bandidos' fueron algunas de las consignas que sonaron este sábado en el centro de Moscú, a menos de tres meses para las elecciones presidenciales en las que el actual primer ministro, Vladímir Putin, aspira a volver al Kremlin.
Los manifestantes clamaban por la anulación de los resultados electorales del domingo, la dimisión del jefe de la Comisión Electoral Central, Vladímir Chúrov, la celebración de elecciones limpias, así como por la posibilidad de que se legalicen todos los partidos y la liberación de los presos políticos. Si en dos semanas el poder no cumple con las exigencias de la protesta del sábado, los organizadores continuarán con las protestas a partir del 24 de diciembre.
Unas 50.000 personas, según la organización, se reunieron en Moscú
La única reacción oficial que hubo fue la de Dmitri Peskov, jefe de prensa de Putin, que dijo que 'el Gobierno todavía no se había formado ninguna opinión' sobre las protestas.
No pocos rusos calificaron la jornada de histórica porque se trata de la primera gran manifestación desde que Putin llegara al poder a finales del 1999. La indignación reunió a miles de ciudadanos en todo el país para protestar contra el fraude electoral en los comicios legislativos que ganó el partido oficialista Rusia Unida.
La concentración más grande fue la de la plaza Bolotnaya de Moscú, a la que asistieron unas 50.000 personas, según la organización, y entre 20.000 y 25.000 según la Policía, una manifestación que sorprendentemente acabó sin ningún detenido, a pesar de las advertencias de las autoridades que cualquier intento de protesta no autorizada sería reprimido.
Los manifestantes prometen seguir con las protestas a partir del día 24
Tampoco hubo ningún detenido en la Plaza de la Revolución, donde se manifestó de forma no autorizada una fracción de la oposición más radical liderada por Eduard Limónov, jefe del ilegalizado Partido Nacional Bolchevique, ni durante el recorrido de una plaza a otra que unas mil personas hicieron a pie.
Al terminar la manifestación, sus organizadores opositores, defensores de los derechos humanos y representantes de la sociedad civil incluso agradecieron a la Policía que se hubiera comportado 'como en un Estado democrático'.
En otras ciudades rusas tampoco hubo incidentes comparables a las fuertes cargas policiales del lunes y el martes que se saldaron con más de mil detenidos. Sólo se ha informado de algunas detenciones aisladas: veinte de ellas en San Petersburgo cuando los manifestantes intentaron efectuar una protesta no autorizada. En la ciudad de Jabárovsk, en el Extremo Oriente ruso, otros 25 manifestantes fueron detenidos.
'¡Volveremos!', gritaban los opositores antes de dispersarse
También se revelaron finalmente infundados los temores de que las juventudes pro Putin trataran de reventar las marchas, algo que no sucedió.
En Moscú, rodeado de pancartas que rezaban 'Rusia será libre', Iliá Ponomariov, diputado de la Cámara Baja (Duma) por el partido Rusia Justa, fue el encargado de abrir un mitin que duró más de dos horas y en el que participó una variada mezcolanza de personajes conocidos. Ponomariov recordó a los asistentes: 'No hemos venido a buscar sangre, ni violencia o simplemente a estar en contra; estamos a favor de unas elecciones libres y a favor de la libertad' y seguidamente prometió encontrarse con el presidente, Dmitri Medvédev, para exigirle el recuento de los votos.
El escritor Borís Akunin instó a los asistentes a continuar con la lucha por la libertad 'porque nuestra reunión de hoy no tendrá ningún sentido si ahora estamos y luego nos disolvemos'. Akunin aludió al interrogante que planea sobre si esta movilización ciudadana tendrá continuidad o no.
También intervino el periodista Oleg Kashin, que el año pasado fue víctima de una brutal paliza que se supone que recibió por sus artículos de denuncia. Kashin fue el encargado de leer un discurso del bloguero Alexei Navalny, que fue detenido el lunes y que cumple una pena de 15 días de arresto. El bloguero aseguró: 'Luchar por los propios derechos es fácil y agradable. El arma que necesitamos está dentro de todos nosotros: el sentido de la propia dignidad'.
Algunos opositores aprovecharon la protesta para hacer un amago de campaña. El líder del Partido Democrático Ruso Yábloko, Grigori Yablinski que está convencido de que sin el fraude electoral hubiera entrado en la Dumaanunció que su formación empezaba la campaña para apartar del poder a Putin, mientras que Borís Nemtsov, líder del no registrado Partido de la Libertad Popular sentenció que empezaba el final 'del poder de los ladrones'.
El escritor y periodista Dmitri Bykov recordó que se había obligado a los adolescentes de secundaria a hacer un examen de ruso pero que 'el principal examen lo aprobarán aquí, en la plaza'.
La aparición en la escena del bloguero ultranacionalista Konstantin Krylov fue recibida con silbidos de unos y aplausos de otros. 'Rusia Unida ha conseguido un milagro, nos ha unido a todos contra ella, el partido y también el mago Chúrov', ironizó en alusión al apodo que dan los opositores al Jefe de la Comisión Electoral por los resultados 'mágicos' que consigue en favor del partido Rusia Unida.
Entre los asistentes a la manifestación había gente de las más diversas tendencias políticas, desde comunistas a ultranacionalistas, pasando por liberales, demócratas y apolíticos. Muchos asistían por primera vez a un manifestación; otros eran asiduos a este tipo de protestas y otros no habían ido a una manifestación desde el final de la Unión Soviética.
Personas como Tatiana, una joven de 25 años votante de los ultranacionalistas del Partido Liberal Demócrata de Rusia, que, convencida de que su voto ha sido robado, lamentó que 'el poder y el pueblo se hayan separado de una forma tan abismal'. Tatiana, que llevaba un globo blanco con la frase 'no somos un rebaño', se manifestó el sábado 'para que el poder nos escuche y las elecciones sean limpias'.
Olga y sus tres amigas, todas jubiladas (que como mucha gente portaban flores blancas simbolizando la transparencia), votaron a Yábloko, y se manifestaban 'para que el poder tenga en cuenta nuestra voz y voto'. Voces que, al concluir la protesta de la capital rusa, se fueron coreando de forma unánime un grito: '¡Volveremos!'.
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