Mitt Romney allanó este fin de semana el camino hacia la nominación republicana, al ganar por un amplio margen (47,6%) en Nevada, el primer estado del Oeste que votaba en las primarias. El exgobernador de Massachusetts se afianzó gracias al voto conservador que parece haber abandonado, al menos de momento, a su principal rival, Newt Gingrich.
Este quedó en un lejano segundo puesto (22,6%) mientras el congresista de Tejas, Ron Paul (18,6%), y el exsenador por Pensilvania, Rick Santorum (11,1%), se repartieron los restos. Romney llevaba tiempo trabajándose Nevada: ganó por amplio margen en 2008, cuando ya aspiraba a la nominación, y desde entonces había mantenido una infraestructura en el estado, de cara al futuro.
La participación fue baja, apenas 25.000 personas (comparadas con las 44.000 de 2008). Y el voto mormón fue clave. Los mormones representan el 7% de la población de Nevada pero el 25% del voto republicano. Los 28 delegados se repartirán proporcionalmente entre los candidatos, y queda todavía un trecho hasta acumular los 1.144 necesarios para ganar la nominación.
Nevada es uno de los epicentros de la crisis en Estados Unidos. Bate récords de desempleo (12,6% comparado con el 8,3% de media nacional), de ejecuciones hipotecarias (70% de las casas de las Vegas están endeudadas) y de bancarrotas. La victoria de Romney en este estado, y la semana pasada en Florida, otra víctima del estallido de la burbuja inmobiliaria, parecen confirmar que su programa económico está calando entre los electores.
El exgobernador de Massachusetts se gana las simpatías del Tea Party
La otra buena noticia para el exgobernador es que los simpatizantes del ultraderechista Tea Party, pese a sus reticencias, parecen haberle aceptado: el 40% de los participantes de los caucus (asambleas populares) de Nevada se definían como 'muy conservadores'.
Mañana votarán Colorado, Minnesota y Misuri, el día 11 le tocará a Maine y el 28, a Michigan, donde el padre de Romney fue gobernador, y Arizona, el estado de John McCain, que le ha dado su respaldo. Una buena rampa de lanzamiento hacia el Super Tuesday, el 6 de marzo, donde votarán diez estados, entre ellos el muy codiciado Ohio.
En su discurso de victoria del sábado por la noche, Romney no mencionó a sus rivales. Dirigió todos sus ataques a la Casa Blanca. 'He visto la devastación de los barrios de Nevada, y sus casas abandonadas, donde la gente se pregunta por qué Obama les ha fallado. Señor presidente: Nevada está cansada de su ayuda', declaró en el casino Red Rock, propiedad de los hermanos Fertitta, multimillonarios que poseen el muy lucrativo negocio del UFC (Ultimate Fighting Championship) el deporte de combate más popular en EEUU.
Gingrich, que encajó la derrota en el hotel Venitian, del magnate Sheldon Adelson, que, con sus millones, le permite seguir en pie, mantuvo su línea de ataque. 'La mayoría de los republicanos va a querer una alternativa a un moderado de Massachusetts a favor del aborto y del control de la venta de armas', dijo Gingrich, al repetir que permanecerá en la contienda hasta la convención de Tampa. Y eso, pese a su inferioridad logística, como ha quedado patente en Nevada, donde su campaña no lució por su organización.
Gingrich pasó buena parte de su tiempo en Las Vegas recaudando dinero. En las primarias, las lealtades no duran mucho. The New York Times aseguraba este domingo incluso que Adelson tenía 'un plan B' y habría prometido dar su respaldo a Romney si este conseguía la nominación.
El candidato Gingrich justificó su tono negativo ante sus seguidores: 'En Iowa fui consistentemente positivo y perdí por 22 puntos'. Es una táctica arriesgada que muchos simpatizantes no aprueban.
Mañana se votará en los estados de Misuri, Colorado y Minnesota
'No me gusta este tono, especialmente cuando atacó a Romney por su dinero', decía Dan Weber, en un reciente mitin de Gingrich en Stoney's Rockin, un bar de estilo tejano de Las Vegas, al referirse a la campaña que el expresidente de la Cámara de Representantes lanzó contra su rival en Carolina del Sur. Weber, fan de Gingrich desde hace años, aprobaba la 'pasión' de su candidato pero aseguraba que 'el principal objetivo de la campaña' debía ser 'derrocar a Obama', no atacarse entre ellos. Weber estaba dispuesto a votar a Romney porque tiene 'más posibilidades de ganarse a los independientes' en las presidenciales.
En cuanto a los otros dos candidatos, Nevada fue una pequeña decepción para Ron Paul, que, gracias a la dedicación de sus simpatizantes, pensaba robar el segundo puesto a Gingrich. Santorum decidió saltarse esta etapa y dedicarse a los conservadores de Misuri, donde tiene más expectativas de victoria.
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