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Reino Unido someterá a referéndum la reforma electoral

El Parlamento saca adelante la propuesta de Nick Clegg, dándole un respiro de cara a los suyos. La votación será el año próximo

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El verano estaba siendo movido para Nick Clegg. Pero tras este paso es posible que las aguas bajen más tranquilas entre los liberal demócratas. El Parlamento británico ha aprobado llevar a cabo un referéndum popular sobre la reforma electoral.

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Ésta era una de las promesas primordiales de Clegg cuya relación con David Cameron y los conservadores, ha levantado muchas ampollas en las bases de su partido.

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El movimiento es favorable al viceprimer ministro por dos motivos. Primero, porque con el visto bueno del Parlamento, podrá presumir ante los suyos de haber influido en una de las políticas del Gobierno de coalición con los tories.

Segundo, porque las críticas de los diputados tories más conservadores al pacto puede apagar las voces que dicen que Clegg se ha olvidado de a qué partido representa.

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De hecho, algunos conservadores utilizaron como argumento en contra que la reforma propuesta costará más de 100 millones de libras (unos 120 millones de euros). Clegg, sin embargo, dijo que ayuda a "restaurar la fe de los ciudadanos en la manera en la que eligen a sus diputados".

La proposición de Ley ha contado con 347 votos a favor y 254 en contra. Aunque el apoyo es engañoso. El cambio de sistema electoral era una de las promesas de Clegg, pero también una de las líneas maestras que unieron en coalición a los liberal demócratas y conservadores.

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Por eso, es normal que diputadas como Eleanor Laing dijera al término de la reunión que no estaba de acuerdo, pero que votó a favor como una "cuestión de honor".

No hay que olvidar que las elecciones del pasado mayo no dieron la mayoría a nadie y que fue por promesas como estas que David Cameron consiguió convertirse en primer ministro con el apoyo de Clegg.

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Pese a que antes de ser convocado el referéndum, el proyecto de ley tendrá que pasar por la Cámara de los Lores, hay pocas dudas de que seguirá adelante. Eso sí, es muy posible que el texto final sufra alteraciones para contentar a todos los bandos conservadores.

La proposición de Clegg se basa en buscar un sistema más justo en las votaciones. El sistema electoral británico funciona de la siguiente manera: los ciudadanos votan en cada una de las 650 circunscripciones, de donde saldrá el diputado que las represente.

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El problema es que si en las votaciones había un representante con, por ejemplo, el 39% de los votos y otro con el 38%, iba al Parlamento el primero. 

De esta manera, los liberal demócratas creen que hay mucha gente que se queda sin representación en Westminster ya que no prima la mayoría, sino el que más votos obtiene independientemente de la diferencia con su perseguidor.

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Lo que propone la Ley es el sistema de voto alternativo. Esto quiere decir que cada ciudadano puede elegir a tres candidatos, de manera que, si el primero no obtiene el mayor número de votos, siempre tendrán dos oportunidades más de que uno de los otros políticos a los que han seleccionado vaya al Parlamento.

Además, implica también la reducción del número de diputados que, de aprobarse en referéndum, pasaría de 650 a 600. Para ello, las circunscripciones se modificarían consiguiendo que cada una tenga cerca de 76.000 personas "para que los votos de la gente tengan el mismo peso", dijo Clegg.

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El laborista Jack Straw critica este término puesto que, según él, mientras que el número de diputados se ha aumentado un 4% en los últimos 60 años, la población lo ha hecho un 25%.

Para el anciano político, "la carga de trabajo de los diputados se ha disparado".

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La ley favorecerá notablemente a los propios liberal demócratas y acabaría con las denominadas circunscripciones marginales. En esas es donde los de Clegg acababan por perder representantes en el Parlamento.

Estas zonas del Reino Unido son conflictivas en épocas de elecciones porque el margen es tan pequeño entre los grandes partidos que el representante en el Parlamento se puede decidir por un solo voto. 

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La fecha elegida para el referéndum sería el 5 de mayo del próximo año que coincide con la celebración de elecciones en Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Y éste es otro de los puntos de desacuerdo, ya que el resto de partidos cree que consultar a los ciudadanos ese día puede influir en el resultado. 

Angus MacNeil del Scottish National Party pidió a Clegg "un poco de respeto" por esos comicios, a lo que el vice primer ministro contestó que celebrar ambas consultas a la vez ahorraría 30 millones de libras y que lo "irrespetuoso" era pensar que los ciudadanos no pueden contestar en las urnas a varias preguntas el mismo día.

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