Protestas en Belfast contra la cumbre del G-8
Dirigentes sindicales, activistas medioambientales o anticapitalistas, músicos, malabaristas y ciudadanos de todas las edades dieron color a la manifestación, que recorrió Belfast en un ambiente festivo y carnavalesco, a pesar del
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El frío y la lluvia pusieron a prueba el espíritu contestatario de alrededor de 2.000 personas que se manifestaron este sábado en Belfast entre extraordinarias medidas de seguridad contra el Grupo de los Ocho (G-8), que se reúne a partir del lunes en un aislado hotel de Irlanda del Norte. El dispositivo de seguridad desplegado en la capital norirlandesa, el mayor visto hasta la fecha, empequeñeció a la marcha organizada por sindicatos y organizaciones cívicas con motivo de la presencia en la provincia de los líderes de los siete países más ricos y Rusia.
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Dirigentes sindicales, activistas medioambientales o anticapitalistas, músicos, malabaristas y ciudadanos de todas las edades dieron color a la manifestación, que recorrió Belfast en un ambiente festivo y carnavalesco, vigilada en todo momento por efectivos policiales a pie y por un helicóptero desde el aire. El Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI, siglas en inglés) había estimado una participación de 10.000 personas, pero las malas condiciones meteorológicas rebajaron significativamente esa cifra hasta unas 2.000, según fuentes policiales.
El PSNI ya había informado de que solo un "número limitado" de individuos considerados "conflictivos" tenía previsto viajar a la provincia británica, que acogerá durante el lunes y el martes la reunión anual del G-8 en el aislado complejo hotelero de Lough Erne, próximo a la localidad de Enniskillen, al suroeste de la región. Por todo ello, el ambiente fue de absoluta normalidad, en una ciudad acostumbrada a los disturbios callejeros por los enfrentamientos que de vez en cuando mantienen jóvenes protestantes y católicos con las fuerzas de seguridad.
Tampoco los comercios del centro echaron el cierre durante la jornada ni se vieron obligados a apuntalar con tablones sus cristaleras por temor a actos vandálicos, como sí sucedió cuando el ayuntamiento decidió en diciembre ondear la bandera británica en el consistorio solo en días señalados y la violencia azotó la capital. Aquellos enfrentamientos entre unionistas (también llamados lealistas por defender la permanencia de Irlanda del Norte en el Reino Unido) y las fuerzas del orden causaron cuantiosos destrozos y provocaron heridas a más de cien agentes.
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La marcha, que comenzó hacia el mediodía y cubrió el breve trayecto que separa la Plaza de la Oficina de Aduanas y el consistorio municipal, se disolvió sin incidentes después de que líderes sindicalistas y activistas se dirigieran a los presentes. Ante el ayuntamiento, la presidenta del Congreso de Sindicatos Irlandeses (ICTU), Pamela Dooley, aseguró hoy que la "obligación" del movimiento de los trabajadores y de la sociedad civil es "unirse y exigir" una nueva manera de dirigir el mundo. "Sabemos que estamos pagando las consecuencias de un sistema capitalista corrupto y carente de estándares morales. Es un sistema que antepone los beneficios al pueblo y siempre lo hará. Es un sistema solo para unos pocos, no para la mayoría", declaró Dooley.
También el director de Amnistía Internacional (AI) en Irlanda del Norte, Patrick Corrigan, recordó que los "niños en Siria" no quieren "más pistolas y misiles" suministrados por el G-8, sino que ansían lo mismo que "cualquier niño de Irlanda del Norte, paz". El activista también pidió al presidente ruso, Vladimir Putin, que respete el derecho a la libertad de expresión y saque de la cárcel a las Pussy Riots, mientras que al presidente estadounidense, Barack Obama, le instó a cerrar Guantánamo.
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Esos dos dirigentes acapararon la mayoría de los mensajes de los manifestantes, que tampoco olvidaron a su colega británico, David Cameron, a quien algunas pancartas le convirtieron en el "hijo de (Margaret) Thatcher", en referencia a sus políticas ultraconservadoras.
Durante los próximos días, más de 8.000 agentes del PSNI y de otros servicios de policía del Reino Unido velarán por la seguridad del G-8, al tiempo que también se ha intensificado el dispositivo en Belfast con motivo de la breve visita que efectuará el lunes Obama.