Procesan al exagente Patricio Miguel Finnen por crímenes de lesa humanidad en la dictadura argentina
El juez Daniel Rafecas ha hecho lo propio con otros cuatro exmiembros del organismo de inteligencia: Hugo Carlet, Luis Nelson González, César Albarracín y Rubén Escobar.
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buenos aires, Actualizado:
El exagente de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) de Argentina, Patricio Miguel Finnen, ha sido procesado por el juez Daniel Rafecas con prisión preventiva por crímenes de lesa humanidad –112 secuestros, 23 homicidios y cinco robos de niños– cometidos durante la última dictadura militar. Además de a Finnen, el juez ha hecho lo propio con otros cuatro exagentes del organismo de inteligencia –Hugo Carlet, Luis Nelson González, César Albarracín y Rubén Escobar– por actuar en los centros de detención de Automotores Orletti y la calle Bacacay, en Buenos Aires.
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Finnen, que entró en la SIDE en 1974 y fue expulsado en 2002, tiene el aspecto de un caballero antiguo. Licenciado en Ciencias Políticas, era el único agente que el servicio de inteligencia tenía desplegado en Israel. Después volvió a Argentina para quedarse al frente de la investigación del ataque terrorista con coche bomba que sufrió la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires en 1994. Lo hizo desde la llamada Sala Patria, que había sido creada para salir a la cacería de Enrique Gorriarán Merlo, buscado desde el asalto al Regimiento de La Tablada en 1989.
El exagente estaba convencido de que la única prueba que lo involucraba con los centros clandestinos de detención de la SIDE eran unos emails que había intercambiado el periodista Fabián Kovacic con el represor Miguel Ángel Furci, condenado a prisión perpetua por su actuación en Orletti y por el secuestro de la niña argentina Mariana Zaffaroni en 1976.
Detención en clave de 'emails'
Con Furci entre ceja y ceja, Finnen lo descalificó diciendo que, en realidad, tenía cierto rencor contra él porque había querido ser confidente de la Sala Patria y él no dio el visto bueno. Lo más curioso fue que Finnen apareció con una carta –fechada en octubre de 1999– en la que Furci se disculpaba supuestamente por haberlo incriminado.
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El exagente explicó a finales de la década de 1990 que sufrió una campaña de desprestigio en medios de comunicación y abrió una investigación personal para saber quién estaba detrás de esa ofensiva. Cuando detectó que era Furci, un agente de su confianza escribió una nota sin ahondar en detalles precisos.
Rafecas desestimó su exculpación al decir que la nota que estaba aportando estaba fechada siete años antes de que Furci le enviara los emails al periodista Kovacic, quien estaba dedicado a reconstruir cómo había funcionado Automotores Orletti. Pero el juez aportó más elementos que vinculan a Finnen con los crímenes cometidos en Bacacay y en Orletti.
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Elementos que vinculan a Finnen con los crímenes
En su expediente figura que estaba destinado al Departamento de Operaciones Tácticas I (OTI). Debajo de esa estructura funcionaba la OT 18 –que se corresponde con Bacacay y Orletti–. En 1976, Finnen fue calificado por Marcos Calmon, el jefe de la OT 18.
El sobreviviente Sergio López Burgos, que estuvo secuestrado en Orletti entre el 13 y el 26 de junio de 1976, le mencionó por su apodo. "Yo sé que estuvo un represor apodado El Pady y que era un argentino que actuaba dentro de Orletti. Él era un custodio de todos nosotros a las órdenes de (Aníbal) Gordon", relató.
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Por estos hechos, Rafecas dictó el procesamiento de Finnen, que se encuentra detenido en este momento. También adoptó un temperamento similar con otros exagentes como Luis Nelson González –conocido como Pinocho– y Hugo Carlet. A los tres les responsabiliza por su actuación en Bacacay y Automotores Orletti.
Rafecas también ha procesado a los exSIDE César Albarracín y Rubén Escobar. En su caso, les imputó por 120 secuestros y 23 homicidios. A ellos les achacó no solo haber actuado en esos dos centros clandestinos, sino también en la base Pomar –que fue identificada recientemente–. En este último lugar, estuvieron secuestrados el economista Pedro León Zavalía y siete militantes del Partido Comunista (PC).
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Los chupaderos de la SIDE
La SIDE tuvo a su cargo tres centros clandestinos durante los primeros meses de la dictadura. La banda de Gordon se instaló En marzo de 1976 en una casona de la calle Bacacay. Allí se estima que hubo una treintena de personas privadas de su libertad. Como ya había anticipado el diario Página12.
Rafecas acreditó que este fue el lugar de cautiverio del expresidente de la Cámara de Representantes de Uruguay, Héctor Gutiérrez Ruiz, del senador Zelmar Michelini, de la militante Rosario Barredo y de su compañero, William Whitelaw. Los cuatro fueron asesinados y sus cuerpos acribillados fueron encontrados en mayo de 1976. Todos los 20 de mayo, Uruguay marcha para recordar sus crímenes y exigir justicia por todas las víctimas de la dictadura.
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La hipótesis de Rafecas es que la base Bacacay se desmanteló tras esos cuatro asesinatos. Ese mismo año, el grupo Gordon se mudó, pero no se fue muy lejos. Gordon y el resto de los represores alquilaron un taller conocido como Automotores Orletti, que funcionó como una sede del Plan Cóndor y estuvo operativo hasta noviembre de 1976.
Durante muchos años se creyó que Departamento de Operaciones Tácticas 18 empezó a operar en mayo de 1976, pero un sumario hallado el año pasado por la intervención de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) permitió situar su origen dos meses antes –justo cuando estaba en funcionamiento la base Bacacay–.
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Gordon ya manejaba una nueva cueva en febrero de 1977 ubicada en el barrio de Nueva Pompeya, en Buenos Aires. Para que los investigadores del juzgado –dirigidos por la secretaria Albertina Caron– pudieran identificar el lugar fue clave el número de teléfono que dio el exSIDE César Albarracín en una declaración de ese mismo año.
En esta causa, Rafecas reclama la extradición del represor Daniel Oscar Cherutti, conocido como El Loco, que habría actuado en los centros clandestinos Orletti y Bacacay. Hace un tiempo que Cherutti vive en Italia, donde tiene un restaurante. Desde allí, intenta ahuyentar los fantasmas de sus crímenes que desde hace décadas lo acosan. Esta fue, según contó Furci, la razón de su retiro temprano de la SIDE.