Portugal castiga en las urnas al PSD de Passos Coelho tras dos años y medio de recortes
Los resultados de las elecciones municipales suponen un varapalo para la derecha, que pierde en buena parte de sus bastiones electorale, y da oxígeno a los socialistas
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La dura crisis que atraviesa Portugal ha pasado la primera factura electoral a la derecha que gobierna el país: el gobernante Partido Social Demócrata (PSD) ha recibido un severo castigo en las elecciones municipales que se han celebrado este domingo y han dado oxígeno a los socialistas, principal partido opositor, que ganó en votos y alcaldías.
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Con una alta abstención del 40%, en línea con la del 2009, los electores penalizaron al PSD con la pérdida de algunas ciudades emblemáticas como Oporto, la segunda ciudad más importante del país ganada por el independiente Rui Moreira, o con un duro revés en la capital, Lisboa, vencida por goleada por el socialista António Costa.
Los dos grandes partidos lusos, que midieron fuerzas por primera vez desde las legislativas anticipadas de junio del 2011, un mes después de que Portugal firmase un rescate internacional, obtuvieron resultados dispares. Con cerca de un 50% de los votos escrutados, el Partido Socialista (PS) pasó del 37% de las municipales del 2009 a casi el 40% de estas últimas, mientras que el PSD, que se presentó a varias alcaldías en coalición con los democristianos, bajó del 34% al 30% de respaldo electoral.
A pesar de que los socialdemócratas han evitado hacer lecturas a nivel nacional y a la espera de que complete el recuento electoral, el resultado de las elecciones deja un poso de castigo a la política de austeridad del Gobierno liderado por Pedro Passos Coelho aplicada a cambio de recibir el préstamo internacional de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Respetadas figuras del socialismo portugués, como el ex candidato presidencial Manuel Alegre y el antiguo primer ministro José Sócrates (2005-2011), así como otros comentaristas del país así lo han corroborado. En los cuarenta años de democracia en Portugal, solo los comicios locales de diciembre de 2001, saldados con un batacazo del entonces gobernante PS, precipitó la caída de un Gobierno, el liderado por el socialista António Guterres.
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"Es una derrota que asumo personalmente. No es del partido, no es de nadie que me haya aconsejado mal. Es mía, personal", aclaró un abatido Luís Filipe Menezes, perdedor contra todo pronóstico del bastión del PSD, Oporto, dominado desde el 2002 por Rui Rio. Menezes, que había arrasado los últimos 16 años como regidor de la aledaña Vila Nova de Gaia, la tercera ciudad más poblada de Portugal, fue superado por Rui Moreira, la mayor sorpresa de la noche electoral, y también por el candidato socialista Manuel Pizarro.
Comentarista deportivo y antiguo regatista, Moreira, de 57 años, se convierte en el primer candidato independiente y sin pasado político conocido en vencer una gran urbe en Portugal, aupado por su popularidad basada en su intensa vida social y en su afición al club de fútbol de Oporto. Moreira es el perfecto ejemplo de algo que ha llamado la atención de los analistas y que nunca había ocurrido en el país: hasta 80 alcaldías de las 308 han sido ganadas por independientes.
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El castigo al PSD se extendió a la propia Vila Nova de Gaia, donde han vencido los socialistas, y a Sintra, la segunda ciudad más poblada del país, en la que el PS y un independiente estaban en empate técnico.
"Solo en Oporto era posible suceder lo que sucedió. Siempre dijimos que no nos oponemos a los partidos, pero los partidos no han estado bien", comentó un eufórico Moreira. En Lisboa, la robusta victoria del ex ministro António Costa, la tercera consecutiva, fue acogida con naturalidad, mientras que su oponente, Fernando Seara (PSD), reconoció su derrota pero prometió vigilar el mandato de Costa.
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El proceso electoral transcurrió con normalidad y solo se registraron esporádicos actos de boicot en algunos colegios electorales por la reorganización administrativa que dicta la supresión de cerca de 1.000 juntas de distrito. Son más de 9,5 millones de portugueses los que estaban llamados a votar y elegir a los responsables de 308 alcaldías y 3.091 "freguesias" o parroquias, órganos locales de barrio integrados en los ayuntamientos.