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La nueva extrema derecha europea: populismo antiinmigrante que cala entre la población obrera y la mujer

¿Crisis = Extrema derecha?

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Marine Le Pen y el Frente Nacional es el principal exponente de la nueva extrema derecha nacional populista

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MADRID.- En las calles de Kemi, ciudad del norte de Finlandia, es frecuente encontrar patrullas de jóvenes vestidos con bombers negras y una bandera finlandesa en el rostro. Se hacen llamar llamar los 'Soldados de Odín' y dicen que tratan de proteger a los finlandeses de los "invasores musulmanes". El Partido de los Auténticos Finlandeses, que sostiene al Gobierno y ocupa la cartera de Exteriores, ha mostrado su apoyo a la iniciativa. En Alemania crece con fuerza, hasta el punto de ser el tercero en las encuestas, el partido Alternativ fuer Deutschland (AfD), cuya líder Frauke Petry, ha instado a la Policía alemana a disparar contra los inmigrantes que intentan entrar de forma ilegal en el país. 

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"El fascismo intenta llevar a cabo un proyecto totalizante de la sociedad para oponerse a otro proyecto totalizante, que es el comunismo. Esta nueva derecha es diferente"

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La lista sigue y se extiende por todo el norte y el este de Europa. En Austria, paso obligado de los refugiados de Oriente Medio para alcanzar Alemania, los ultraderechistas del FPÖ ganaron terreno a los socialdemócratas. En Holanda, el líder del Partido de la Libertad, distribuyó hace unas semanas falsos botes de gases lacrimógenos entre mujeres, asegurando que debían utilizarlas para defenderse de "las bombas de testosterona islámicas". 

El eurodiputado de Podemos, Miguel Urbán, que acaba de publicar la obra El viejo fascismo y la nueva derecha radical, explica que no, que el auge de estos nuevos partidos de extrema derecha no significa el "auge del fascismo" y marca distancia entre ambos. "El fascismo intenta llevar a cabo un proyecto totalizante de la sociedad para oponerse a otro proyecto totalizante, que es el comunismo. El fascismo crea sindicatos, organizaciones de mujeres, grupos paramilitares para aplastar al movimiento obrero. Esta nueva extrema derecha no necesita todo eso. El Frente Nacional no plantea esto", explica a Público Miguel Urbán. 

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"Han sabido readaptarse y reconventirse en partido protesta, 'antiestablishment' y han sabido dar la vuelta a espacios tradicionales de la izquierda como la lucha por los derechos"

Urbán, de hecho, señala que en la extrema derecha europea hay tres familias diferentes. La primera, sería la que sí se podría calificar como neofascista, que englobaría a Amanecer Dorado en Grecia o Jobbik en Hungría); por otro lado, la derecha radical-conservadora, que supone una radicalización o vuelta al pasado en concepciones asociadas al conservadurismo moral y religioso y cuyo principal exponente sería el partido Ley y Justicia de Polonia. Por último, nos encontraríamos con los partidos que verdaderamente están creciendo en Europa, como el Frente Nacional de Le Pen o los mencionados al inicio de este texto, que Urbán califica de "nacional-populistas xenófobos". 

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El holandés Wilders, líder del Partido por la Libertad.- EFE

Xavier Casals, doctor en Historia por la Universidad de Barcelona y experto en ultraderecha, extremismo y democracia utiliza para este último grupo la etiqueta de "nacional-populismo". "Invocan al pueblo llano y sano contra las élites, que han secuestrado la democracia, los derechos, etc. Pero entre el populismo de izquierdas y el populismo de extrema derecha hay un matiz importante: la xenofobia. No sólo están contra las élites porque han secuestrado derechos sino por haber alimentado la inmigración y la cesión de soberanía. Por decirlo de algún modo, por ser el partido del extranjero", explica en conversación telefónica con Público Xavier Casals, que matiza que no se trata de un retorno del fascismo y sí ante una derecha "que abandona el discurso racial y pone el énfasis en la diferencia cultural y en el

¿Crisis = Extrema derecha?

Del mismo modo que no se puede caer en el simplismo de calificar como fascista todo movimiento de extrema derecha, tampoco se debe caer en la simplista ecuación de creer que el auge de los extremismos se debe única y exclusivamente a la crisis económica que afecta a Europa o a las políticas de austeridad impulsadas desde la Unión. En este sentido, Xavier Casals recurre a los resultados de las elecciones europeas de 2014 para desmontar la afirmación de que la precariedad lleva a la extrema derecha. 

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En los países del sur de Europa la crisis ha despertado un "populismo de izquierdas", mientras que en los países más ricos han significado un auge de la extrema derecha

"Si siguiéramos la ortodoxia de que a más crisis, más extrema derecha, estos partidos deberían estar más implantados en el Sur de Europa. Sin embargo, en las europeas de 2014 la extrema derecha creció en Francia, Gran Bretaña, Dinamarca, Austria. En estos países llegó al 20% de voto. ¿Dónde no está presente en las instituciones? Portugal, España, Chipre, Irlanda y en Grecia, salvo los votos de Amanecer Dorado", explica el doctor en Historia por la Universidad de Barcelona, que señala que el auge de la extrema derecha, por tanto, está relacionada "con dinámicas internacionales, pero sobre todo, con factores locales". 

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¿Qué factores provocan su auge?

Entre los múltiples y diferentes factores que han permitido la consolidación y el auge de estos partidos, el politólogo Daniel Oesch utiliza tres tipos de factores tras analizar los casos de Austria, Bélgica, Francia, Noruega y Suiza. Por un lado, estarían los factores de naturaleza económica y que tienen que ver con la competencia que ejercen los inmigrantes en el mercado de trabajo y el temor de que ésta cree una presión salarial a la baja y que absorban las prestaciones del Estado del Bienestar.  Por otro, los factores culturales, que están asociados a la percepción de la inmigración como una amenaza a la identidad del país y que conducen a defender a una sociedad cerrada y, por último, un tercer grupo de factores tiene que ver con el debilitamiento de las lealtades políticas tradicionales ante la instatisfacción ciudadana con el funcionamiento de la democracia. 

Miguel Urbán también señala a las políticas migratorios de la UE como "estímulo" y "alimento" de las formaciones de extrema derecha

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En este sentido, Miguel Urbán también señala a las políticas migratorios de la UE como "estímulo" y "alimento" de las formaciones de extrema derecha. "En los últimos 20 años la Unión Europea se ha dedicado a legislar contra la inmigración como un problema, de tal manera que ha estigmatizado a la población migrante y provocando el siguiente hilo discursivo: si tengo que legislar para protegerme del inmigrante, es que muy bueno para mi sociedad no es. De esta manera, cada vez más vamos a un vínculo entre inseguridad ciudadana, recortes en derechos e inmigración. 

¿Qué discursos emplean?

El discurso que ofrecen para el electorado se centra, tal y como apunta Aitor Hernández-Carr, profesor asociado del departamento de Derecho Constitucional y Ciencia Política de la Universitad de Barcelona, en el populista anti-establishment y a un discurso de rechazo frontal a la población extranjera. De hecho, el profesor identifica este último como el elemento que "identifica con mayor claridad a las formaciones de derecha radical populista". 

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Este tipo de partidos proponen que el acceso a los recursos públicos y a los puestos de trabajo debe ser primero para los nacionales.

Es aquí dónde entra la típica frase de que los nacionales no disfrutan de, por ejemplo, becas-comedor porque los inmigrantes los acaparan todas. O el famoso eslogan de "españoles/holandeses/griegos primero". "Es la reducción al absurdo del problema. Es decir, no hay becas-comedor para la población no por los inmigrantes sino porque los poderes públicos no apuestan por este tipo de políticas", señala Miguel Urbán. 

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El diputado de Amanecer Dorado Ilias Panagiotaros en un acto de campaña en Atenas. EFE

Un buen ejemplo de exaltación de la soberanía popular es el Partido por la Libertad de Holanda. Este partido, además, de llevar sprays antivioladores para que las mujeres se puedan defender de "las bombas de hormonas" de los inmigrantes también propugna una democracia plebiscitaria en el que las decisiones sean tomadas mediante referéndums. 

¿Votan los obreros a la extrema derecha?

¿Pero quién alimenta en votos a estas formaciones? ¿Quiénes son sus votantes? En este sentido, el doctor en Historia Xavier Casals advierte, de que la extrema derecha populista ha sabido reinventarse y "liberalizarse" a partir de los atentados de las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001 abriendo su discurso a través de la islamofobia a colectivos que pueden sentirse amenazados como la mujer o los colectivos homosexuales. De esta manera, asegura, la extrema derecha ha establecido una "coalición en las urnas entre votantes de extrema derecha y otros que no se reconocen de extrema derecha", pero que utilizan el voto "como protesta" o como expresión "de su temor" hacia el avance del Islam. 

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La extrema derecha ha establecido una "coalición en las urnas entre votantes de extrema derecha y otros que no se reconocen de extrema derecha", pero que utilizan el voto "como protesta"

Casals, no obstante, señala que no se puede hablar "de cambios súbitos" y sí de "realineamientos" en un eje diferente. Frente al eje de la clase social priman otros como el de "identidad y seguridad" o el "perdedores y ganadores de la globalización". En este sentido, cabe destacar que el Frente Nacional es un actor político relevante en Francia desde 1984 cuando consiguió el 11% de los votos, por lo que "no hay una mutación radical del electoral y sí una rearticualción del electorado". 

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Si durante los 80 podría hablarse de un "predominio de individuos de clase media", a lo largo de los 90 y 2000 se hizo patente la progresiva "obrerización" del electorado.

Aitor Hernández-Carr señala que numerosos estudios coinciden en señalar que desde los años 80 se ha producido una evolución común en el perfil socioecómico del electorado de las distintas formaciones de derecha radical populista. Si durante los 80 podría hablarse de un "predominio de individuos de clase media", a lo largo de los 90 y 2000 se hizo patente la progresiva "obrerización" del electorado. 

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