Cargando...

Un patinazo de la CIA compromete la posición de Obama

El director de la agencia vaticinaba la dimisión de Mubarak

Publicidad

La CIA fue la que primero anunció en Washington que Hosni Mubarak podría dimitir. Su director, Leon Panetta, lo advirtió en una comparecencia ante la comisión de inteligencia de la Cámara de Representantes. Era la primera vez, a lo largo de toda esta crisis, que Estados Unidos parecía anticiparse a los acontecimientos en vez de seguirlos con distancia prudencial y tímido respaldo.

Publicidad

Pero el error de Panetta podría haber complicado seriamente los esfuerzos de Washington por mantener una calculada neutralidad. "Hay una gran probabilidad" de que el presidente egipcio abandone el poder, dijo el jefe de la CIA a los congresistas, horas antes del discurso del líder egipcio.

Click to enlarge
A fallback.

El presidente se reúne con su equipo de asesores ante la emergencia

Poco después se veía obligado a matizar sus propósitos al asegurar que había "recibido informes" pero no tenía constancia o "afirmaciones concretas" de que Mubarak fuera realmente a dejar el puesto. "Imagino que podría entregar más poderes a Suleimán para que pueda dirigir el país", matizó el responsable.

Publicidad

Mientras, la Casa Blanca seguía con su prudencia habitual. Barack Obama, de visita en Michigan, reiteró su llamamiento a un cambio ordenado y sin violencia, la línea oficial que Washington ha mantenido estas últimas semanas.

El presidente de EEUU aseguró que Egipto vivía "un momento de transformación" y reiteró su llamamiento a una transición "genuina y ordenada". Pero no quiso ir más allá. "Hay que esperar y ver", añadió. Unas declaraciones algo más prudentes de las de hace diez días cuando emplazó al Gobierno de El Cairo a iniciar el cambio "ahora".

Publicidad

Washington pide a Egipto que respete la paz con Israel firmada en 1979

Desde el inicio de la crisis EEUU ha seguido los acontecimientos desde la barrera tratando de mantener una línea demócrata sin dar la impresión de intervenir ni socavar los cimientos de su principal aliado en la zona, y sin perder de vista sus intereses.

Publicidad

El discurso del líder egipcio pilló a Obama en Marquette, a las gélidas orillas del Lago Superior. La primera reacción de su equipo fue prudente. "Estamos viendo lo que vosotros estáis viendo", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs a los periodistas que cubrían el viaje. "Es una situación muy fluida. Queremos lo que ya dijo el presidente hace unos días, una transición ordenada y elecciones libres e imparciales". El pueblo egipcio, añadió Gibbs, "quiere ver un cambio irreversible", retomando lo que había dicho Obama el fin de semana. "Lo que sabemos es que Egipto no volverá a ser lo que era".

Pese a su desplazamiento oficial, Obama siguió los acontecimientos "muy de cerca", como él mismo reconoció. El presidente, indicó Gibbs, recibió un informe sobre la situación de su consejero de Seguridad Nacional, Tom Donilon, inmediatamente antes de emprender viaje, y tenía previsto reunirse con su equipo para analizar la situación.

Publicidad