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El Papa visita por sorpresa un hogar de niños de la calle en Filipinas

Sobre la matanza en 'Charlie Hebdo', Bergoglio afirmó este jueves que la libertad de expresión "tiene sus límites" y que no se puede ofender. "Si un gran amigo dice una mala palabra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. ¡Es normal!", ejemplificó.

Fotografía facilitada por el gobierno filipino que muestra al papa Francisco y al presidente filipino, Benigno Aquino, saludando a varios niños en el palacio presidencial de Malacanang en Manila (Filipinas).

EFE

Manila.- El Papa Francisco ha visitado este viernes por sorpresa un hogar de niños de la calle en Filipinas, una cita que no estaba prevista en el programa del viaje. Así lo ha hecho después de acudir al palacio presidencial de Malacang para una recepción oficial de bienvenida que ha sido oficiada por el presidente Benigno Aquino, tras un periplo por las calles atestadas de personas. Tras su encuentro con Aquino, el Pontífice se salió del horario para hacer una visita a una parroquia-hogar para niños de la calle, muchos de los cuales han sufrido la prostitución o han sido miembros de bandas callejeras.

Por otra parte, el Papa afirmó este jueves que la libertad de expresión tiene sus límites y que no se puede provocar ni ofender a la religión, al referirse, aunque sin citarlo, al atentado contra el semanario satírico Charlie Hebdo en París. El pontífice dijo que tanto la libertad de expresión como la libertad religiosa "son derechos humanos fundamentales" y precisó: "Tenemos la obligación de hablar abiertamente, de tener esta libertad, pero sin ofender".

El Papa respondió así a una pregunta de los periodistas que viajaban con él, en el avión que le trasladaba de Sri Lanka a Filipinas.

Sobre la libertad religiosa, destacó que "cada uno tiene el derecho de practicar su religión, pero sin ofender" y consideró una "aberración" matar en nombre de Dios. "No se puede ofender, o hacer la guerra, o asesinar en nombre de la propia religión o en nombre de Dios", afirmó.

El Papa argentino consideró que aunque ahora pueda sorprender lo que está pasando en ese ámbito, en el pasado hubo guerras en las que la religión desempeñó un papel determinante. "También nosotros hemos sido pecadores, pero no se puede asesinar en nombre de Dios", insistió.

"Tenemos la obligación de hablar abiertamente, de tener esta libertad, pero sin ofender", dijo Bergoglio. "Es verdad que no se puede reaccionar violentamente, pero si Gasbarri (el Papa aludió a uno de sus colaboradores junto a él en el avión), gran amigo, dice una mala palabra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. ¡Es normal!", aseguró.

"No se pude provocar —añadió— no se puede insultar la fe de los demás. No puede burlarse de la fe. No se puede", reiteró el papa. Francisco lamentó que haya "mucha gente que habla mal de otras religiones o de las religiones (...), que convierte en un juguete las religiones de los demás".

Para el pontífice argentino, estas personas "provocan" y fue cuando estimó que "hay un límite a la libertad de expresión".

"Cada religión tiene dignidad, cualquier religión que respeta la vida y la persona, y yo no puedo burlarme. Y este es un límite, explicó el Papa.

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