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La ONU abre el puente aéreo para llevar alimento a Somalia

La Comisión Europea eleva sus ayudas a 158 millones y alerta de que la situación "supera lo imaginable"

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El esperado puente aéreo para lograr llevar alimentos al interior de Somalia, que vive una atroz hambruna provocada por la peor sequía de los últimos 60 años y los elevados precios de los alimentos, ya es una realidad.

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El avión, un Boeing 737 procedente de Francia fletado por la ONU con más de diez toneladas de alimentos precocinados, pudo despegar ayer de Nairobi con destino a Mogadiscio, la capital del fallido estado del Cuerno de África dominado en su mayor parte por la guerrilla islamista Al Shabab, vinculada a Al Qaeda. Allí, casi la mitad de la población, unos 3,7 millones de personas, padecen una grave crisis humanitaria.

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El primer vuelo lleva diez toneladas de alimentos para niños desnutridos

Naciones Unidas declaró el estado de hambruna el pasado día 20 en dos regiones del sur del país, Bakool y Baja Shabelle, de donde ha partido un multitudinario éxodo hacia los campamentos de refugiados de las vecinas Kenia y Etiopía y también a la capital del país, Mogadiscio, controlada por la guerrilla, adonde han llegado en los últimos días unas 100.000 personas en busca de comida.

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Este primer envío de ayuda al interior de Somalía, fletado por el Programa Mundial de Alimentos (PAM) de la ONU, tiene como objetivo los niños, las víctimas más vulnerables de la hambruna. Así, el avión, que salió un día más tarde de lo previsto por problemas burocráticos, llevaba comida precocinada "especialmente diseñada para tratar la malnutrición en los niños", según explicó ayer a Efe el portavoz del PMA en la capital keniana, Challiss McDonough.

La ONU espera poder llevar 80 toneladas de ayuda en diez días

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El objetivo de la ONU es que este primer vuelo sea el primero de un puente aéreo que permita un suministro regular de alimentos para paliar la crisis. "Vamos a llevar a cabo una serie de vuelos para poder hacer llegar suficiente comida para asistir a unos 30.000 niños en Mogadiscio", añadió la portavoz del PAM. De hecho, según otro portavoz del organismo, David Orr, "en los siguientes diez días se espera llevar hasta Mogadiscio por vía aérea unas 80 toneladas en total" de alimentos para niños malnutridos, así como tiendas y otros materiales.

La situación en Mogadiscio, donde se dan saqueos y enfrentamientos entre la población, es crítica, como pone de relieve Dahir Diriye Osman, de 43 años y padre de ocho niños, que perdió a su esposa y a tres de los pequeños en su camino hasta la ciudad. "Nos estamos muriendo dijo a Efe. Algunos de nosotros murieron por el camino y otros están muy débiles; la comida se nos debería suministrar directamente porque no podemos esperar".

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Mientras tanto, la situación en Kenia y Etiopía, que tienen a parte de su población también afectada por la sequía y en cuyos campamentos de refugiados se hacinan más de 500.000 personas procedentes de Somalia, empeora día a día, ya que el flujo de desplazados no cesa.

"Nos estamos muriendo; no podemos esperar", clama un somalí

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En este sentido, Cruz Roja alertó ayer de que las necesidades actuales y previstas en toda la zona del Cuerno de África "superan con creces" la ayuda humanitaria, mientras que la Comisión Europea, por boca de su responsable de Ayuda Internacional, Kristalina Georgieva, calificó de "desgarradora" la situación en los campamentos, que a su juicio "supera lo imaginable".

Georgieva criticó la dejadez internacional en el Cuerno de África y advirtió de que la hambruna pudo haberse evitado actuando antes. Tras un viaje a Kenia y Somalia, la comisaria anunció el envío inmediato a la región de 27 millones de euros con la ayuda más urgente y agregó que la UE ampliará sus partidas de apoyo desde los 70 ya comprometidos este año hasta los 158 millones.

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"Debemos hacer todo lo posible para proporcionar la ayuda dentro de Somalia, para que la gente no muera al hacer ese recorrido", advirtió, llamando a concentrar los esfuerzos en el interior del país. A pesar de tratarse de un Estado fallido, "hay organizaciones que consiguen trabajar en el interior", por lo que lo que se necesita son "a los más experimentados, en vez de a gente que con muy buen corazón quiera apresurarse a ayudar", advirtió.

Georgieva aseguró que los riesgos de hambruna eran patentes desde varios años y criticó a los estados y a las organizaciones internacionales por no invertir lo suficiente en la prevención de desastres. "Claramente no estamos haciendo lo suficiente", se lamentó.

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